El Gernika firmó el pasado domingo una victoria liberadora en el encuentro que le enfrentó en Urbieta al Calahorra, uno de sus rivales directos por la permanencia en el grupo II de Segunda RFEF, un triunfo que computa prácticamente cuatro puntos, ya que el conjunto vizcaino se asegura el average particular con el cuadro riojano, con el que empató sin goles en el enfrentamiento de la primera vuelta en La Planilla. El gol de la victoria, obra de Jon Larrauri, se recibe, por tanto, como agua de mayo, ya que corta la mini racha de dos derrotas consecutivas sufridas por los de Gorka Iraizoz, que suben a la novena plaza con un colchón de tres puntos sobre la zona de descenso a falta de seis jornadas para la conclusión de la liga.

“Salir vencedor ante un rival directo era crucial. No era una situación límite pero sí tensa”, reconoció el propio Iraizoz, aliviado por un éxito que le permite afrontar el durísimo compromiso de este domingo en Las Gaunas frente a la SD Logroñés de Carlos Pouso, tercer clasificado y aspirante al ascenso, con sensaciones positivas y sin la urgencia del último fin de semana. “Solo quedan seis jornadas y hay que sacar estos partidos individuales en la clasificación. Estamos en el tramo final y cada punto tiene mucha trascendencia”, argumenta el navarro.