Pablo Santiago (Eibar, 27 de septiembre de 2000) es una de las grandes referencias del Barakaldo, en el que, tras la marcha de Maroan Sannadi al Athletic, es el máximo goleador con doce tantos, diez en el grupo I de Primera RFEF y dos en Copa. El extremo, que en octubre finalizó un grado de Osteopatía, es el único futbolista de la plantilla que ha competido en las 28 jornadas de liga recorridas y, tras la cuales, el conjunto fabril ocupa zona de play-off a falta de diez partidos para que se cierre la liga regular. “A partir de ahora, cada punto vale mucho más que antes”, dice Santiago, que completa su segunda campaña en el Barakaldo.

El domingo inician el tramo final de liga al encarar la primera de las últimas diez jornadas. Lo hacen en Lasesarre ante el Celta Fortuna, que viene de perder el miércoles contra el Lugo y que está en puestos de descenso. ¿Asumen que el tropiezo está prohibido a estas alturas?

—El Celta viene en una situación difícil y hay que aprovechar las situaciones de riesgo de esos equipos para hacernos fuertes en casa, sacar nuestro juego y sumar así los tres puntos.

Porque a partir de ahora los pinchazos penalizan aún más, ¿no?

—Sí, es verdad que, al final como dice, cada punto ya vale mucho más que antes. Hay que darle mucho valor a cada punto, tanto el sumar tú como que no sumen tus rivales directos y esperemos sumar de tres en tres para seguir ahí en la pelea.

A estas alturas, recorridas 28 jornadas, ya no sorprende que el Barakaldo esté en ‘play-off’. ¿Sinceramente, esperaba este escenario?

—Esperarlo es difícil, creer que lo íbamos a hacerlo tan bien siendo un recién ascendido manteniendo mucha gente que venimos de abajo... Yo sabía el nivel que tiene el equipo y lo ha ido demostrando cada temporada. La gente en cada categoría está superándose a sí misma y este vestuario sigue superándose a sí mismo cada año, lo que favorece mucho para que el Barakaldo esté donde está.

¿En qué deben acertar y no fallar para que se aseguren como mínimo la plaza de ‘play-off’?

—¿En qué acertar? Sobre todo en los partidos de casa, que son claves para seguir arriba, y fuera lo estamos haciendo muy bien, aunque hayamos perdido estos últimos partidos. Vamos a competir a todos los sitios e intentar sumar de tres en tres.

Hace mención a los partidos de casa que serán claves, curiosamente el calendario es caprichoso y afrontarán en tres de estos cinco partidos en Lasesarre sendos derbis vizcainos ante Bilbao Athletic, Sestao River y Amorebieta. ¿Suben las pulsaciones todavía más?

—Son partidos especiales, está claro, y cuando ves cómo estaban las gradas y el ambiente en Lezama, cómo estuvo en las Llanas, entiendes que se respira algo diferente y ves que esos partidos gusta jugarlos y gusta ganarlos.

Defina a este Barakaldo.

—Lo defino por su ilusión, ganas, trabajo y humildad.

¿Les llegó a hacer daño la marcha de Maroan Sannadi al Athletic?

—Está claro que la marcha de un jugador diferencial te hace daño. En cuanto al juego, puede verse que igual se te marcha a un jugador muy importante, pero el colectivo estaba incluso más contento que antes, porque ves que un jugador al que has tenido en el vestuario, al que le tenemos mucho cariño, va a cumplir un sueño.

Llegó Alex Valiño como recambio de Maroan. ¿Les ha hecho cambiar la forma de jugar?

—No, porque la idea es la misma. Tienen diferentes registros, tanto Alex como Maroan y como Revilla, pero los tres nos dan muchas cosas y, en este caso, Alex nos está dando mucho, nos hemos adaptado muy bien a él y él a nosotros.

Sin Maroan asoma como el pichichi del equipo, con 12 goles, 10 en liga y 2 en Copa. ¿Es Pablo el primer sorprendido de estos números? Y también se lo pregunto porque es el único jugador de la plantilla que ha participado en los 28 encuentros de liga.

—Sí, estoy sorprendido. Sé las virtudes que tengo y creo que las estoy explotando al máximo, pero de ahí a decirte si vas a hacer estos números... El año pasado metí 9, en el Vitoria no sé si 8 o así, pero sí, la verdad es que me sorprende, pero sé que tengo esa capacidad de poder hacerlo.

¿Cuál es su mayor virtud?

—El golpeo, diría.

O sea, que tiene enfilada en la cabeza la meta rival.

—Eso es, tanto para poner centros como para tirar. Todas las ventajas que saco son para intentar golpear. Soy un jugador muy vertical, muy de hacer daño cada vez que cojo el balón, de encarar, de buscar, de intentar llegar lo más rápido a la portería rival.

¿En qué matiz ha dado un paso adelante?

—Sobre todo, en lo mental. El Barakaldo me ha cambiado mucho la mentalidad, sales de una cantera y ves cómo son las cosas de verdad en el fútbol. Eso me ha hecho madurar mucho y aprovechar cada momento que estoy en el campo, que antes igual no valoraba tanto y ahora sí que lo valoro mucho más.

Con esa madurez, da la impresión de que no ha notado el salto a Primera RFEF. ¿Es así?

—Se me está dando bien la categoría. El salto lo notamos, pero tanto yo como la mayoría de los jugadores mejoramos con ello.

La masa social del Barakaldo le tiene como una referencia en el campo. ¿Le gusta coger galones?

—Sí, ¿por qué no? A mí no me importa, es algo que toca cuando toca y yo estoy encantado de poder hacerlo. Tampoco siento una presión por ello, simplemente intento hacer siempre lo mismo y lo que se me da bien.

Hace dos años jugaba con el Vitoria en Tercera RFEF, el año pasado en Segunda RFEF con el Barakaldo y en este año en Primera RFEF también como gualdinegro. ¿Le ha ido todo muy rápido?

—Es verdad que ha ido todo rápido pero no piensas en que te ha ido rápido. Es el resultado de un proceso, el año pasado vienes a un equipo top de la categoría, haces un gran año, asciendes y ahora estás pensando en ascender a Segunda División. Cuando te das cuenta dices: Ostias, es verdad, hace dos o tres años estaba en Tercera y ahora estoy aquí. Hay que darle valor.

¿Se ve la próxima temporada en el fútbol profesional?

—Sí, ¿por qué no? Ojalá sea con el Barakaldo. Hay que verse cada vez más arriba y yo soy ambicioso en eso.

¿De verdad no le ha tocado ningún equipo en el mercado de invierno?

—No me centro en eso, la verdad, creo que descentra más que centra, así que estoy tranquilo.

¿Y la opción de volver al Eibar?

—No sé, eso no depende de mí, la verdad es que tengo mucho cariño al club por todo lo que he pasado allí, pero eso son cosas que no dependen de mí. Estoy muy contento en el Barakaldo y creo que he caído en un sitio de puta madre para crecer... Nos quedan 10 jornadas para morir por hacer play-off y, dentro de eso, ojalá podamos conseguir algo bonito.