Iñigo Muñoz (Bilbao, 16-XII-1996) es uno de los nombres propios del derbi vizcaino que enfrenta esta noche en Urritxe, desde las 20.30 horas, al Amorebieta y Bilbao Athletic, dentro de la séptima jornada del grupo I de Primera RFEF. El extremo del conjunto azul , nacido en “el mismo centro de Bilbao, en la calle Licenciado Poza”, se reencuentra con el filial rojiblanco, en el que militó durante dos temporadas (2017-19), y a lo largo de la conversación con DEIA habla de su debut como león, de su carrera (ha militado también en el Somorrostro, Gernika, Castellón, Unionistas, Cultural Leonesa, Numancia y Real Unión), de su nueva etapa en el Amorebieta y de fútbol, su gran pasión.
Ha regresado a casa seis años después de su salida de Lezama. ¿Cómo surgió la opción de recalar en el Amorebieta?
—Jabi Luaces (director deportivo del Amorebieta), que ya me tuvo en el Gernika estando él como entrenador, se interesó en mí y hacía tiempo que veía con buenos ojos la vuelta a casa. Este año era el idóneo, además en un club tan cercano a casa, y con Julen Guerreo como técnico, que resulta motivante.
Ha sido titular hasta la fecha en dos partidos y suplente en los cuatro restantes. ¿Qué le falta para asentarse en el once?
—Yo me considero importante pese a que es verdad que he salido cuatro partidos de suplente, pero en dos de ellos he comparecido a mitad de partido. El míster me está dando una confianza que un jugador como yo necesita y sé que tengo que hacer más números, tengo que crear más peligro y eso es lo que hará que me asiente en el once.
¿Que le pide el míster?
—Sobre todo, el estar cerca de área, porque se trata de hacer números, que es lo importante para los que jugamos en posiciones ofensivas, sumar asistencias y goles.
El Amorebieta, recorridas las primeras seis jornadas, también muestra una cierta irregularidad, con mención especial al 5-0 encajado en Zamora.
—Realmente, fue un desenlace muy doloroso que nos ha tocado la moral. El día de luto ya ha pasado y solo nos podemos centrar en la cita del viernes (por hoy).
Julen Guerrero se suele lamentar de que, salvo el choque en Zamora, el Amorebieta ha merecido mejores resultados. ¿Qué necesitan para lograr esos resultados?
—No sé si suerte o no, pero la suerte hay que buscarla. En la primera jornada se dio de la manera que se dio, también el partido ante el Nàstic pasó lo que pasó, fueron dos partidos que perdimos en los últimos minutos y donde merecimos sacar mejor resultado, pero la clasificación no engaña a nadie y si estamos con cinco puntos en la tabla, es porque nos lo merecemos, hacemos cosas mal y otras bien.
Este Amorebieta viene de LaLiga Hypermotion. ¿Se siente esa presión de que es un equipo llamado a pelear por algo mas que la mera permanencia?
—Los últimos años que ha gozado este Amorebieta han sido muy buenos, se ha ascendido dos veces, aunque es verdad que también se ha descendido otras dos, pero los que estamos ahora somos conscientes de la dificultad que tiene la categoría, no es bajar de Segunda y estar ya en puestos de play-off. Han pasado seis jornadas y no tenemos que estar agobiados, sería un error.
Reciben en Urritxe a un Bilbao Athletic en horas bajas, por lo que será un derbi trascendental para los dos equipos.
—Venimos los dos equipos de dinámicas no muy buenas y está claro que vamos a salir a muerte. El Bilbao Athletic es un filial con jugadores dotados muy bien técnicamente y nosotros se lo tenemos que hacer pasar muy mal, nuestra casa, Urritxe, es el sitio donde tenemos que empezar a fortalecernos y a partir de ahí cosechar puntos.
Un partido que para usted ofrece un punto emotivo, por aquello de que ejerció durante dos campañas en el Bilbao Athletic. ¿Qué huella le dejó Lezama?
—Lezama deja mucha huella, te deja sentimientos de haber sido un privilegiado, de haber formado parte de un club como el Athletic y hasta cuando no sales de Lezama, no te das cuentas de que estás en un sitio de máxima exigencia.
Y debutó como león en el partido de Copa (en octubre d 2017) en Formentera de la mano de Kuko Ziganda. ¿Cómo recuerda aquel momento, cómo lo gestionó?
—Lo venía haciendo bien en el Bilbao Athletic y Ziganda, que ya me conocía, me transmitió que iba a jugar y yo más contento que la leche. Para mí, era un premio y ese tiempo que estuve con ellos, con el primer equipo, lo ves hoy en día desde una perspectiva lejana y te das cuenta de lo que pude disfrutar.
Y después Eduardo Berizzo le llevó a hacer la pretemporada con el primer equipo. ¿Vio entonces que confiaban en Iñigo Muñoz, en que podría dar el salto?
—Hice la pretemporada, pero sí que continúe con el tema de las lesiones que venían de atrás y que no me dejaron estar al nivel que estaba antes. Entendí que no era mi momento, esas cosas pasan y aproveché el momento que estuve.
O sea, le lastraron las lesiones.
—Yo lo puedo ver así, pero también estaban (Gaizka) Larrazabal, que tuvo más continuidad en el primer equipo; estaba Iñigo Vicente, que no llegó a encajar en el primer equipo, pero es un jugador que hace trayectoria en Segunda División.
¿Hace autocrítica?
—Hay que hacerla, pero hasta un punto. No soy de fustigarme, ni de lamentarme de lo que no pudo ser y no fue en el Athletic.
¿Tiene una espinita clavada?
—No. Está claro que me hubiera encantado haber hecho carrera en el Athletic, soy de Bilbao, soy del Athletic y voy a San Mamés cuando puedo. Sé lo complicado que es, pero también tengo que valorar lo que he hecho. He estado en clubes muy buenos a nivel de España y me tengo que quedar con ello. Tengo 27 años y todavía no me he puesto techo, estoy en un club en el que puedo dar el salto al fútbol profesional, por supuesto que no me voy a dejar llevar.
¿En qué se ha reinventado desde que saliera de Lezama?
—Al final esa chispa que tengo ha ido disminuyendo, ahora soy más maduro, más polivalente, en el sentido de que estas últimas temporadas he jugado en diferentes posiciones, en las dos bandas, por dentro; y ese punto de madurez me hace estar en un momento muy bueno, tanto de forma como mental.
¿El extremo de la vieja usanza estás desapareciendo?
—Sí, se está perdiendo ese jugador pegado a la banda, poniendo centros, y es el tipo de jugador que me gusta mucho. Me fijaba, por ejemplo, en Jesús Navas, que es jugador de mis características, pero al final el fútbol va cambiando y sí creo que me puedo mover en otras posiciones que años atrás no creía que podría.