El Barakaldo ya va cogiendo la matrícula a la Primera RFEF, categoría en la se estrena tras su brillante ascenso por la vía del play-off, y tras un inicio un poco errante fruto del novato se hace más reconocible con el paso de los partidos. No en vano, el conjunto aurinegro sumó el domingo en Lugo un valioso punto que pudieron ser tres si el meta lucense, Marcos Lavín, no se hubiera lucido en la acción final del duelo a lanzamiento de Unai Naveira, con lo que privó a los vizcainos de una segunda victoria consecutiva. Con todo, el empate sin goles tampoco dejó mal sabor de boca en el colectivo de Imanol de la Sota, que se va blindando en su área, matiz importante para ir sacando resultados. Unai Pérez, que ha desplazado de la titularidad al intocable hasta este curso Jon Tena, volvió en el Anxo Carro a dejar su meta a cero, objetivo que consuma por segundo encuentro seguido tras hacerlo una semana antes frente a la Gimnástica Segoviana y que satisface las peticiones de su entrenador de no conceder facilidades defensivas, como ocurriera en el debut liguero en la comparecencia en Balaídos.

El Barakaldo sufrió en Lugo en el primer acto y fue mejor en el segundo, por lo que Imanol de la Sota se queda con las prestaciones de los suyos a vuelta de vestuarios. “En la primera parte hemos estado por debajo de lo que solemos ser y lo hemos hablado en el descanso. En la segunda ha habido momentos con el perfil de Pedernales en banda derecha y hemos llegado a situaciones buenas, aunque el Lugo también ha tenido una clarísima. Estoy contento con lo que hemos hecho en la segunda parte, creo que el resultado ha sido justo. Si el disparo a última hora de Naveira el portero no hubiera hecho la parada que ha hecho, estaríamos más contentos”, indicó el santurtziarra, que apreció dos equipos “que han trabajado muy bien y el único pero que pongo en esa falta de energía de la primera parte”. Una carencia que espera no se repita con el visita este viernes del Nàstic a Lasesarre.