El Arenas se ha metido en un lío. El conjunto rojinegro profundiza su crisis de resultados después de que el pasado fin de semana sufriera un nuevo revés en Gobela con la dolorosa derrota que encajó en los minutos finales a costa de un Calahorra que se llevó los tres puntos gracias a un penalti discutido por la parroquia local. Un varapalo que sitúa al colectivo dirigido por Toño Vadillo en puestos de descenso del grupo II de Segunda RFEF cuando su aspiración en el arranque del curso se enfocaba en el play-off de ascenso, un objetivo desactivado por la inercia negativa de un equipo que se traumatiza cuando comparece en su guarida. No en vano, sus números como local son contundentes y retratan su impotencia cuando compite en Gobela, otrora un fortín y poco accesible para sus rivales. A día de hoy, el Arenas es una bicoca para los que equipos que visitan el campo rojinegro, ya que el Histórico es el único de los 90 conjuntos que integran los cinco grupos de Segunda RFEF que no conoce la victoria en los diez encuentros que ha consumido como anfitrión, con un paupérrimo bagaje de cuatro empates y seis empates. Es también el único que no vence como local de las cuatro primeras categorías estatales al igual que el Almería, colista de LaLiga EA Sports, un lastre que explica su delicado momento, pese a que en este mercado invernal se ha reforzado con el atacante Rafa Villanueva, que regresa al club tras su periplo estudiantil en Estados Unidos donde ha militado en el Rhode Island; y con el defensa Jon Sillero, ex del Bilbao Athletic y Numancia.

En el entorno arenero no se explican la manifiesta debilidad que ofrece el conjunto rojinegro en Gobela, que Toño Vadillo, su director deportivo y a la vez primer entrenador, lo argumenta en “un tema mental”. “No hemos hecho nunca más de un gol en casa. Tenemos una pobreza ofensiva gravísima, ante el Calahorra tuvimos hasta cinco ocasiones clarísimas. Si no metes, con cualquier error, descuido… te vas de vacío”, razona el bilbaino, que profundiza en su reflexión. “No nos podemos permitir llevar solo 14 goles en veinte jornadas disputadas. Metiendo un gol cada dos partidos, la situación es insostenible. Tenemos que mejorar la capacidad realizadora y tengo claro que un porcentaje alto se debe a un tema mental, estamos bloqueados viendo que no metemos, que no ganamos, los jugadores de ataque están en una racha de no finalizar bien las jugadas y es una losa”, añade Vadillo, que fue expulsado en el partido ante el Calahorra, aunque el club ha recurrido una roja que cree injusta y que dejaría al entrenador en la grada un mínimo de dos encuentros.

El técnico rojinegro pone el acento en que solo dos delanteros, Álvaro García y Gabriel Lizarraga, han visto puerta, una sequía ofensiva que genera ansiedad. “Tenemos buenos delanteros, sacamos córners, faltas, pero parece que la portería se empequeñece como una de hockey. Ante el Calahorra hubo un par de jugadas que un futbolista nuestro tenía para tirar a gol y se las pasó a un compañero a un metro de la portería”, describe Vadillo, quien insiste en el impacto mental de la presión y que apela a seguir confiando en el trabajo que hace su grupo. “Yo confío plenamente en esta plantilla. Es más, fuimos mejores que el Barakaldo, mejores que el Utebo en muchas fases del partido, mejores que el Alavés… Estamos trabajando y entrenando muy bien, físicamente somos muy fuertes, que era un tema que teníamos que mejorar, y lo mismo que ves que pasan las jornadas y no es fácil gestionarlo, también tengo claro que el día que lo consigamos iremos hacia arriba”, analiza el bilbaino, que el pasado 31 de octubre destituyó como entrenador a Manu Calleja, una decisión que no obedeció “exclusivamente a resultados, sino que había más problemas; se le destituye porque él no confiaba en el equipo, que es verdad que tenía carencias, pero si un entrenador no confía en su plantilla, no hay manera de sacar esto adelante”. Vadillo, en cambio, no se plantea dejar el banquillo y se reafirma en su convicción de que este Arenas saldrá del atolladero en el que se ha metido.