VALLADOLID: Masip; Luis Pérez, Boyomo, David Torres, Escudero; Raúl Moro (Min. 93, Tunde), Monchu (Min. 93, De la Hoz), Juric, Anuar (Min. 68, Rosa); Kenedy (Min. 73, Montiel) y Cedric (Min. 46, Salazar).

AMOREBIETA: Magunagoitia; Álvaro Núñez (Min. 46, Mier), Hernando, Gayá, Garreta, Lasure; Sibo, Carbonell (Min. 62, Morán); Dorrio (Min. 62, Edwards), Avilés (Min. 46, Jauregi) y Morcillo (Min. 82, Quintero).

Goles: 0-1: Min. 37; Hernando. 1-1: Min. 54; Juric. 2-1: Min. 86; Salazar.

Árbitro: Sánchez López (Comité Murciano). Amonestó al técnico Paulo Pezzolano y a Escudero, por el Valladolid; y a Álvaro Núñez, Gayá y Mier, por el Amorebieta.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo novena jornada de LaLiga Hypermotion disputado en el José Zorrilla ante 15.647 espectadores.

El enésimo varapalo. El Amorebieta sufrió en el José Zorrilla una nueva derrota en un encuentro en el que proyectó dos caras bien opuestas y en estos casos semejante volatilidad suele penalizar. Para más inri, el conjunto azul, que sigue sin ganar en los diez desplazamientos consumidos, se adelantó en el marcador en el primer tiempo por medio de Manu Hernando, pero en el segundo se diluyó, al igual que le ocurriera en Albacete y en Cornellà, como un azucarillo de azúcar, una bajada de tensión que aprovechó el Valladolid para dar la voltereta al resultado con los goles de Juric y Salazar en sendas acciones a balón parado que propiciaron los mismos desajustes defensivos del colectivo de Haritz Mujika, quien tampoco acertó en la gestión de los cambios desde el mismo descanso. Un duro revés que complica un poco más la situación clasificatoria de un Amorebieta que encadena tres derrotas consecutivas y que no da síntoma de mejora en liga.

Mujika lo dejó caer en la previa. Confía a ciegas en cualquiera de los 23 hombres de su plantilla, por lo que la titularidad bajo palos de Jonmi Magunagoitia, uno de los héroes del ascenso, en detrimento del habitual Pablo Campos no sorprendió tanto en clave interna. Se sabe de la calidad del zornotzarra, que el miércoles se lució en el partido de Copa en el Ciutat y dos jornadas atrás lo hiciera también en la victoria liguera en Lezama sobre el Tenerife. Jonmi, por tanto, afrontaba un nueva reválida en un partido sumamente exigente para los azules, que se presentaban en el José Zorrilla como el peor equipo de LaLiga Hypermotion como visitante. Jonmi cumplió, sobre todo en dos acciones ante Raúl Moro, aunque pudo hacer algo más en el primer tanto pucelano. Como también sacó nota Álex Carbonell, la otra novedad en el once del conjunto vizcaino y muy inteligente en la lectura táctica, ya que Mujika renegó de su plan del miércoles ante el Levante para volver a su versión liguera, sin un delantero específico y con Josué Dorrio, Javier Avilés y Jon Morcillo de nuevo como tridente ofensivo en el reto de hincar el diente a un poderoso Valladolid, que contaba con las bajas de Iván Sánchez, por sanción, y Mamodou Sylla, por lesión.

La apuesta le salió bien al técnico azul en el primer acto, en el que el Amorebieta fue muy superior a un Valladolid sin argumentos. Mujika barrió a Paulo Pezzolano en la pizarra. Kwasi Sibo y Carbonell se adueñaron de la parcela ancha, Ávaro Núñez, pese a sufrir ante Moro, y Dani Lasure se gustaron por sus respectivos costados hasta asociarse con los atacantes, especialmente con Josué Dorrio, que una vez más mostró un alto nivel. El Amore tenía el partido donde quería, solo le faltaba pegar, de lo que precisamente no abunda. Dorrio avisó el primero, pero su centro no lo culminó Jon Morcillo, más determinante en el balón parado; Álvaro Núñez volvió a romper por su banda y su centro lo aprovechó Lasure aunque Masip evitó el 0-1, como lo impidió de nuevo minutos después ante Avilés en otra asistencia de Núñez. El gol se resistía, hasta que llegó un buen córner botado por Morcillo, que sentenció de cabeza Manu Hernando. Un premio merecido y que mantuvo Magunagotia en un mano a mano con Raúl Moro.

En la reanudación, Mujika se la jugó, o sea, le dio uno de esos ataques de entrenador. Porque suele ser extraño que se cambie lo que tan bien funciona. O parecía. A Mujika no le debió gustar algo, al señalar a Avilés, al que le había abroncado en un par de ocasiones, y no arriesgó con Núñez, que tenía una amarilla desde los cuatro minutos de juego y pese a que había aportado un montón en ataque. Se inclinó por Eneko Jauregi y Jorge Mier, dos futbolistas de diferente perfil a los sustituidos, y el partido cambió de cara después de que el Valladolid también diera un paso adelante. Ya no hubo rastro del Amorebieta solvente del primer tiempo y emergió un equipo empequeñecido y al que de repente se la había extinguido la inspiración. Así las cosas, los pucelanos, empujados por Raúl Moro, olieron la sangre para sellar la remontada en dos acciones a balón parado. La del empate fue más propia del fútbol en la calle, en un saque de banda que consumó el espigado Juric ante Hernando y Gayá y el despiste de Jonmi; y el 2-1 nació en un saque de esquina que aprovechó Salazar ante un nuevo desajuste defensivo de un conjunto azul que sigue sin levantar cabeza en liga.