La final de la Carabao Cup que disputaron el Liverpool y el Chelsea se decidió en la tanda de penaltis después de un empate a cero pese a que hubo cuatro goles anulados. Después de lanzar los diez jugadores de campo y marcar desde los once metros, los porteros se vieron obligados a ejecutar lanzamientos. Caoimhin Kelleher anotó para los reds y Kepa Arrizabalaga, que había saltado al campo en el minuto 120 para disputar la tanda de penaltis, falló su disparo enviando el balón muy por encima de la portería defendida por Kelleher, de modo que el Liverpool se proclamó campeón del torneo.