bilbao - Cincuenta días después de haberle echado, Fernando Roig ha devuelto a Javier Calleja el mando sobre la plantilla del Villarreal previa destitución de Luis García Plaza y consulta con la RFEF, por si había algún tipo de incompatibilidad, y tirando del refranero. Lo de más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer ilustra la desesperada maniobra del presidente del club castellonense. Cuando despidió a Calleja, tras la decimoquinta jornada, el Villarreal estaba el decimoséptimo en la clasificación, con catorce puntos, tras acumular tres victorias, cinco empates y siete derrotas. Cumplida la jornada 21, el submarino amarillo se ha instalado en la penúltima plaza, con dos derrotas y cuatro empates bajo la dirección de Plaza. Cuatro puntos sumados sobre dieciocho disputados.

Roig reconoció ayer que se equivocó cuando cesó a Calleja el 10 de diciembre tras perder (2-3) en La Cerámica frente al Celta y si ahora recurre a él como tabla de salvación es por razones obvias: “Está implicado, conoce la plantilla, la situación del club y tiene unas ganas locas de entrenar”, dijo.

Pero Fernando Roig tiró de rango, de su condición de propietario del club, para decir que por esa misma razón está en condiciones de hacer lo que le venga en gana, ya que de lo suyo gasta. “Sé que la decisión chirría, pero Roig hace lo contrario a lo que hacen los demás”, afirmó, y añadió en tono desafiante: “Que confíen en el presidente, ya que este dice que es la mejor decisión. Si al final la afición no está contenta, que se haga una asamblea y que me echen”.

El dueño también advirtió a la plantilla, que desde luego está rindiendo muy por debajo del nivel que se supone a un club con un presupuesto que alcanza los 137 millones de euros para la presente temporada. “Hablaré con los jugadores y seré menos político y más empresario. Menos hablar y más trabajar”, amenazó Roig, que reiteró una y otra vez: “Hay que cambiar. Hay que hacer las cosas de otra manera”.

la poca implicación La gota que colmó el vaso fue dura la derrota del pasado sábado en Mestalla (3-0), donde el Valencia pudo cuajar su mejor partido de la temporada al amparo de su indolente rival, hasta el punto de que tras el encuentro Sergio Asenjo, el portero del Villarreal, declaró que “hasta que no haya once guerreros en el campo no saldremos adelante”. Una acusación en toda regla sobre la poca implicación de sus compañeros para salir del atolladero.

Luis García Plaza, que regresaba al fútbol español tras cuatro años ejerciendo la profesión en los Emiratos Árabes y China, admitió resignado su cese, del que se enteró tras entrenar con normalidad por la mañana. Pero no está para nada de acuerdo. “No comparto la decisión, pero la acepto. Me consideraba capacitado, vivo y con ganas. Creo que podía revertir la situación, pero también el que venga lo podrá revertir”, dijo ayer en rueda de prensa, y añadió que “salvo el de Valencia, cualquiera de los otros cinco partidos de liga los podríamos haber ganado”, señaló.

Calleja, que dirigirá hoy su primer entrenamiento con el equipo amarillo, sustituyó el 25 de septiembre de 2017 a Fran Escribá, tras la sexta jornada, y terminó la temporada con el Villarreal en el puesto quinto de la clasificación, consiguiendo pasaporte para la Europa League, competición en la que aún sigue vivo.

Hasta el momento seis equipos han cambiado de entrenador (Huesca, Real Madrid, Celta, Real Sociedad, Athletic y Villarreal por dos veces) y de sólo el Real Madrid (del 9º puesto al 3º) y el Athletic (del 18º al 11º) han reaccionado.