bilbao - “Puede que mañana juegue mi último partido internacional, pero en cualquier caso no me iré decepcionado. He estado orgulloso de estar en esta selección, de sentir el apoyo de la afición. Me iré orgulloso”. Así se despachó Zlatan Ibrahimovic ante los micrófonos, anunciando que abandona la selección de Suecia al agotar su recorrido en la Eurocopa de Francia. Siendo así, Ibracadabra puede estar hoy (21.00 horas) ante el desenlace de su carrera internacional.

No obstante, Ibra, que acumula 115 internacionalidades y 62 goles a sus 34 años, mantiene vivo un importante reto profesional: clasificar con un gol suyo -lo que le convertiría en el primer jugador en marcar en cuatro ediciones del torneo continental, lo que solo Cristiano Ronaldo está en condición de poder hacer- a Suecia para la ronda de octavos de final. Delante, en el escenario del Stade Pierre-Mauroy, estará Bélgica, ese elenco llamado a hacer algo importante en el mundo del fútbol, esa generación dorada que vino de la mano de la planificación de los entrenamientos a nivel nacional, por inspiración de Michael Sablon y su imposición a los clubes locales de potenciar la técnica individual con entrenamientos en espacios reducidos bajo el esquema del 4-3-3, y la apertura de puertas y nacionalización de extranjeros, como el marroquí Fellaini, el zaireño Lukaku, el martiniqués Witsel o el maliense Dembele.

Pese a ello, Bélgica puede hoy incluso quedar apeada de la competición. Mientras los suecos llegan con un punto, el del empate a un gol contra Irlanda, los belgas cuentan con tres, precisamente merced a su triunfo ante los irlandeses por 2-0. Ambos combinados cayeron derrotados con Italia. A la tropa del seleccionador Marc Wilmots le vale un empate para seguir en el torneo -incluso una derrota en función de los puntos de los terceros clasificados del resto de grupos-, mientras que a Suecia solo le sirve la victoria. “Es cierto que nos sirve con un punto, pero también lo es que todavía no tenemos nada. Vamos a salir a ganar, a hacer nuestro juego, que pasa por tener el balón”, señaló Wilmots, que mantiene las dudas sobre Carrasco y Dembele, tocados ambos.

Apelando a la historia, Suecia no derrota a Bélgica desde 1961 y su último partido oficial fue en la Eurocopa de 2000, edición que los belgas organizaron de forma conjunta con Holanda, en la que los anfitriones se impusieron por 2-1. Pero, sin duda, la carga emocional de la que ha dotado al encuentro el anunció de Ibrahimovic puede ejercer su influencia. Si Suecia pierde, automáticamente Ibrahimovic estará jubilado; si vence, aparte de aguardar al resto de resultados, aún puede que le quede al menos un partido más con la elástica de su país.

El seleccionador Erik Hamren quiso poner paños calientes ante el posible devenir. Si su plantel no supera la fase de grupos “no sería un desastre”. “La idea es ganar, pero si juegas contra uno de los tres primeros equipos del mundo y pierdes no es un desastre. Bélgica es la segunda del mundo -así figura en la clasificación de la FIFA-”, ahondó el técnico, que dijo necesitar toda una rueda de prensa para hablar sobre Ibrahimovic: “Suecia tiene un futuro brillante tras Ibra, pero supone una gran pérdida, como goleador y personalidad. Esperemos que dentro de poco tengamos un buen número de Zlatans”.