bilbao. La Liga Adelante comienza hoy y dos de los clubes vascos más representativos serán una vez más de la partida. Ambos lograron escapar del abismo de la Segunda División B, lugar al que, según sus aficiones, no les corresponden de ninguna manera. El Alavés (que estrena hoy la temporada con su visita al Girona), tras cuatro grises temporadas regresa a la categoría de plata con la firme intención de afianzarse y no volver a pasar por el mal trago del descenso. Sin embargo, desvanecida ya la resaca de la celebración post-ascenso, la directiva albiazul no parece tener prisa por apuntalar la plantilla y es que, a día de hoy, son tan solo doce los jugadores con los que cuenta el míster Natxo González sin tener en cuenta a los canteranos. Javier Zubillaga, director deportivo, prefiere pisar sobre seguro y ha dejado claro que el nerviosismo de cierto sector de la grada no le empujará a acometer fichajes que el equipo realmente no necesite. Desde que el equipo acometió el ansiado ascenso, once han sido los jugadores que han dejado la disciplina gasteiztarra, algo que tampoco ha terminado de calar del todo bien entre la afición.
La caída a Segunda B y la Ley Concursal a la que se acogió el club para saldar los 25 millones de euros de deuda que dejó la nefasta gestión de Dimitry Piterman durante tres años llevó al Alavés al borde de la liquidación, pero en Gasteiz el ucraniano y su época es agua pasada. Los fichajes, que más tarde o temprano llegarán seguro, marcarán en gran medida las aspiraciones o limitaciones de este nuevo desafío del Glorioso en Segunda División. Para ello hará frente a la temporada con un presupuesto cercano a los ocho millones de euros, bastante más reducido que el de la mayoría de sus rivales, y mucho menor del que el club tuvo años atrás. Las cesiones de los descartados o jóvenes talentos en busca de minutos de los grandes equipos vascos de la Liga BBVA parecen la salida más segura para el Alavés, aunque no será el único club interesado en hacerse con los servicios de las jóvenes promesas.
Por último, el Eibar es el otro equipo vasco que disputará la próxima Liga Adelante, y al igual que el Alavés, lo hará tras pasar cuatro años en Segunda B. Ganas de agradar e ilusión a granel para suplir las carencias presupuestarias, esa será la fórmula de los armeros para hacer frente a su nueva andadura en la categoría que tantas alegrías les ha reportado. Los chicos de Gaizka Garitano, quien el año pasado cogió el relevo del ya histórico técnico Manix Mandiola, son perfectamente conscientes de que no será nada sencillo competir a un nivel muy superior al exigido el año pasado, pero también advierten que han llegado a Segunda División para quedarse. "Estamos estrenando como siempre. Igual que lo hacíamos el año pasado en Segunda B. Sabemos el curso tan complicado que se nos viene encima, pero la ilusión por poder participar en algo con lo que soñábamos el año pasado servirá de estímulo", decía el técnico vizcaino al principio de la pretemporada. Sobre los rivales que se encontrarán durante la temporada, también tiene claro cuál será la respuesta de su equipo: "No tenemos que fijarnos demasiado en quiénes son, sino en cómo podemos hacerles daño". Y es que el Eibar, al igual que el Alavés, tendrá enfrente equipos muy potentes como Deportivo, Zaragoza, Sporting o Mallorca, claramente destinados a otras cotas más altas que los vascos en estos momentos.
El esperado reencuentro entre ambos conjuntos vascos, esta vez en Segunda División, será primero el 22 de diciembre en Mendizorroza y el 25 de mayo en Ipurua después. Tanto Garitano como González tienen claro que el objetivo para entonces debe ser el de tener asegurado un puesto para la próxima Liga.