Cristiano Ronaldo revienta el Camp Nou
El delantero luso dirige y ejecuta una inapelable victoria que redime al Real Madrid y a Mourinho Messi brilla por su ausencia en un Barça carente de magia, sin capacidad de reacción y escaso físico
BARCELONA 1-3 REAL MADRID
BARCELONA: Pinto, Dani Alves, Piqué, Puyol, Jordi Alba; Busquets, Xavi (Min. 74: Thiago), Fàbregas (Min. 59: Villa); Pedro (Min. 71: Tello), Iniesta y Messi.
REAL MADRID: Diego López, Arbeloa, Varane, Ramos, Coentrão, Khedira, Xabi Alonso (Min. 84: Essien); Özil (Min. 78: Pepe), Di María, Cristiano Ronaldo e Higuaín (Min. 70: Callejón).
Goles: 0-1: Min. 13; Cristiano Ronaldo, de penalti cometido por Piqué sobre él. 0-2: Min. 58; Cristiano Ronaldo tras rematar un rechace de Pinto a tiro de Di María. 0-3: Min. 68; Varane remata de cabeza un saque de esquina superando a Piqué en el salto. 1-3: Min. 89; Jordi Alba a pase de Iniesta.
Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró cartulina amarilla a Piqué (m. 13), Arbeloa (m. 37) y a Puyol (m. 40).
Incidencias: Partido de vuelta de semifinales de la Copa disputado en el Camp Nou ante 95.002 espectadores. A un cuarto de hora para el final, desde la zona en la que se encontraban los seguidores del Real Madrid se lanzó una bengala.
bilbao. Cristiano Ronaldo reventó el Camp Nou y lanza al Real Madrid hacia la final de Copa, la perspectiva de ganar un título menor comparado con la Liga, pero que adquiere rasgos de redención a los ojos de la hinchada merengue al haber dejado el cadáver de su archienemigo por el camino. Y de qué manera. Con un rotundo 1-3 en el mismísimo coliseo azulgrana que no admite objeción alguna, salvo para sobresaltar el lamentable partido que realizó el Barça. Una actuación tan floja como la de Milán, lo cual hace que se enciendan todas las alarmas en el colectivo culé.
Tras el partido Sandro Rosell, presidente del Barça, restó trascendencia a la derrota comparando el mal trance con su grandiosa singladura liguera y que todavía pueden remontar al Milan en la Champions, y ganar el magno torneo, ¿por qué no?, lo cual requerirá una gesta en toda regla sobre la que, al día de hoy, cabe albergar una duda razonable.
Rosell ha rebajado la Copa al Torneo de la Galleta para quitarle hierro a la dura eliminación, pero la exhibición de fútbol realizada por el Real Madrid ha recorrido el mundo y sirve para recoser el ego de Jose Mourinho, que sale triunfante del lance justo cuando los medios de comunicación madrileños le daban por muerto y enterrado, o hacen cábalas y encuestas para perfilar el nuevo entrenador madridista.
El éxito personal de Cristiano Ronaldo, que anotó por sexta vez consecutiva en el Camp Nou, también adquiere una dimensión superior al haber ganado de forma incuestionable su duelo particular con Leo Messi, una sombra de sí mismo, incapaz de romper el lazo que le tendió el Real Madrid, que vigiló con tiento y sabiduría todos sus pasos hasta desconectarle del gol, aunque al minuto por poco no embocó la pelota en la portería de Diego López, tras una espléndida jugada de Pedro por la derecha poniendo en evidencia a Coentrao, o en un lanzamiento de falta por abajo, sorprendiendo a la barrera en pleno salto. Demasiado poco para un virtuoso como él. En ese demérito tuvo mucho que ver el juego colectivo de los blaugrana, carente de fluidez e imaginación, sobre todo en Cesc Fàbregas, pero también en Iniesta o Xavi, quizá porque no es cierto que el Barça pueda jugar solo y esté pagando más de lo imaginado la ausencia de Tito Vilanova, convaleciente en Nueva York, y la escasa pericia de Roura, que no pasa de mero asistente. Sobre todo el Barça, como en Milán, ofreció la sensación de que el físico no le llega.
el factor arbitral Todo lo contrario que Ronaldo, un soberbio atleta, en plena forma, que trajo de cabeza a la zaga barcelonista con sus cabalgadas y requiebros. Cristiano, además, tuvo la sutileza de festejar sus goles con mesura, procurando no emponzoñar las heridas que abrió sobre la carne culé.
A los once minutos, en un contragolpe, cabalgó por la banda dejando atrás a Alves y luego superó a Piqué, que le zancadilleó por detrás. Undiano Mallenco, que no se arrugó ante la polémica generada de vísperas y realizó un buen arbitraje, señaló penalti y Cristiano puso el partido en franquicia para el Real Madrid.
El equipo blanco no aflojó en su intensidad. Sus hombres estaban hambrientos de gloria y la encontraron. El cuestionado Di María también se redimió fabricando el segundo gol de Ronaldo tras dejar sentado a Puyol; y Varane, autor del tercero, confirmó que está maduro para ser titular, quizás desplazando a Pepe, que salió a falta de diez minutos para ejercer otra vez de bobo sin remedio.