BILBAO. Anotó dos goles el pasado domingo frente al Granada y no los celebró porque la princesa está triste. "¿Y qué tendrá la princesa para estar triste? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color...".
La Sonatina de Rubén Darío bien podría servir para ilustrar el azoramiento que aflige a Cristiano Ronaldo, cuyo grado de autoestima es tan alto ("me envidian porque soy rico, guapo y un gran jugador") que no entiende cómo es posible que, por ejemplo, no le rindan pleitesía en todos los reinos futbolísticos.
Tras el encuentro ante al equipo andaluz (3-0), el delantero portugués buscó a los periodistas para confesarles su estado anímico en un gesto inequívoco para llamar la atención y desencadenar el consiguiente debate universal. "La gente sabe por qué no celebro los goles. No lo hago cuando estoy triste", aseguró en zona mixta del Santiago Bernabéu con rostro serio. Tras puntualizar que "es un motivo profesional", para dejar al margen presuntos líos de faldas que también revolotean a su alrededor, Cristiano añadió: "La gente de dentro del club sabe porque estoy triste. No digo nada más".
La enigmática respuesta del megacrack luso cayó como una bomba entre los medios especializados, sobre todo de Madrid, que enseguida se pusieron a la faena de desentrañar la misteriosa razón que aflige a Ronaldo, confesa tras anotar dos goles y a cuatro días vista de la meritoria victoria frente al Barça en la Supercopa de España.
Horas después, desde el programa de la Ser El Larguero, su director, José Ramón de la Morena, aseguraba que el futbolista había comunicado a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, que quería marcharse del club porque no se siente querido en la plantilla y ésta le hace sentirse solo. En la Cope también desarrollaron el mismo hilo argumental.
En el citado programa se aseguró que la relación de Cristiano Ronaldo con sus compañeros ha cambiado notablemente, sobre todo con Marcelo, a quien le retiró la palabra desde que el lateral brasileño dijo que Iker Casillas podría ser perfectamente Balón de Oro, rompiendo así el grupo íntimo que ambos conformaban junto al defensa Pepe.
Las especulaciones se han desatado, con el consiguiente malestar en le seno del club blanco, que califica de "caprichosa" la reacción del jugador, y todas conducen al mismo lugar: Cristiano está triste a causa de los celos. Celos hacia Iker Casillas y recelo hacia Marcelo por insinuar que el portero madrileño merece un oropel que le pertenece.
En la pasada Eurocopa de Polonia y Croacia, Ronaldo tuvo que soportar cómo las aficiones de los equipos rivales entonaban la palabra Messi como grito de guerra contra el delantero luso. Lo hizo la hinchada danesa, sobre todo cuando falló un gol cantado. Tras ese encuentro, Cristiano Ronaldo congregó también a los periodistas para sacar su rabia y frustración a través de los micrófonos: "¿Sabéis lo que hacía Messi el año pasado por esta misma época? Caer eliminado en los cuartos de la Copa de América", dijo, aunque semejante suceso había ocurrido un año antes.
Acotado el perfil un tanto pueril de Cristiano Ronaldo, la melancolía súbita del astro brota dos días después de que la UEFA distinguiera al barcelonista Andrés Iniesta como el Mejor jugador Europeo del año. Y así lo cree otro icono del fútbol portugués como es Paolo Futre. "Hay que estar dentro de Cristiano. Es un tema muy personal, pero me decanto por que esté triste por no ganar el premio de la UEFA. Puede ser por ahí", manifestó el excapitán del Atlético de Madrid. Versión a la que también se apunta Roberto Carlos, una de las muchas voces que opinaron al respecto para confluir en el mismo puerto. Los celos. Celos hacia Casillas, hacia Iniesta, hacia Messi.
el dinero Pero hay otra variante, sobre la cual especuló ayer el diario luso A Bola y es la más extendida en Portugal. En la misma se desliza otro selectivo factor: el dinero, posible causa de su aflicción y deseo por cambiar de aires. Se trataría de una fabulosa oferta del París Saint Germain, el nuevo rico del fútbol continental al amparo de los petrodólares cataríes. Aunque según la revista Forbes, Cristiano, que ingresa unos 33,5 millones de euros anuales entre ficha y publicidad, es el segundo jugador mejor pagado del mundo, por detrás de David Beckham (36,3 millones), pero por delante de Lionel Messi (30,9 millones).
La tristeza de Cristiano ha convulsionado al Real Madrid y sirve de pasto a los medios de comunicación, que especulan y hacen chanzas al respecto. Pero la corriente también recorre Portugal, donde el reputado delantero llegó ayer para concentrarse con su selección. Junto al hotel Praia d'El Rey de Óbvidos, a 80 kilómetros al norte de Lisboa, se congregaron numerosos periodistas para saber algo más sobre el estado de ánimo del jugador, que se ha refugiado en el silencio más absoluto. Hasta el punto de faltar al homenaje que el Sporting prestó a Aurelio Pereira, legendario técnico de la cantera del Sporting que labró su talento, rompiendo con la palabra dada.