La ruleta de la fortuna
El Barça no ha perdido en los últimos 54 partidos en los que ha jugado PuyolSu casta con 33 años y su gol al Valencia, tercero del curso, avalan su renovación
BILBAO. El vuelo de Puyol siempre lo eclipsa todo. En la selva de Mestalla solo Tarzán podía mimetizarse con el entorno, ese donde la hierba imposibilitó el toque fluido. Si en el Bernabéu, en cuartos, marcó con el ímpetu de los ganadores, como aquella memorable tarde del 2-6, frente al Valencia empleó de nuevo su rizada cabellera para insuflar de oxígeno a Guardiola, que celebró el gol como pocas veces lo hace, y poner un pie en la final de Copa. El central, que el miércoles se desenvolvió como lateral derecho, feroz al corte, aclaró al de Santpedor que el vestuario culé está entregado a la causa y también a él, ideólogo del proyecto. Pero un dato se eleva por encima de todo: 54 partidos consecutivos lleva el Barcelona sin perder si sobre el césped se encuentra Puyol. La última derrota se remonta a la ida de semifinales de la Champions contra el Inter de Mourinho (3-1) el 20 de abril de 2010. Puyi suma 43 victorias y 11 empates en estos 21 meses en los que el equipo ha perdido siete duelos oficiales, sin él, desde el revés en Milán: tres encuentros de Liga (Hércules, Real y Getafe), dos de Copa (Betis y Real Madrid), uno de Liga de Campeones (Arsenal) y otro de Supercopa de España (Sevilla).
Tras sufrir el pasado curso un calvario con las lesiones, Carles vuelve a ser pieza clave en el engranaje de contención. Escarmentado por los precedentes, el técnico le desplazó para taponar a Mathie y Alba. Cubrió su tarea hasta que un maldito bote del balón repitió por tercera vez una asistencia de gol del galo. Pero crecido en la adversidad tiró de galones y dio otro salto a la eternidad con su tercera diana del ejercicio, igualando su plusmarca personal, de la temporada 2006-2007. Camino de los 34 años tiene gasolina para firmar otra renovación. Y más, con acciones estéticas como la que plasmó en la segunda parte al sortear a dos adversarios con sendas ruletas, una con cada pie, pisando el esférico y hacia atrás. Lo que ni imaginaba en sus 13 campañas y un total de 537 encuentros. Su compañero Thiago se deshizo ayer en elogios hacia Puyol, resumiendo el sentir del colectivo. "Aparte de la raza sacó su calidad en un campo difícil. Siendo central es para quitarse el sombrero. Tiene un carácter que nos motiva, va a balones a los que nadie podría llegar. No es una dependencia, es vital para el equipo como muchos otros". Incluso quizás se quedó corto.
Ello ocurre cuando Messi no parece andar fino, las lesiones continúan castigando al plantel, los resultados no son redondos y los postes -hasta 28 desde el inicio de temporada- ejercen de enemigo. Con todo, estos tres empates consecutivos no son la peor racha desde la llegada de Guardiola. Desde mediados de febrero de 2009 hasta principios de marzo de ese mismo año, el Barça encadenó hasta cinco partidos sin ganar. El bajón no es inhabitual y es tanto físico como mental. Los preparadores físicos lo conocen como el síndrome de las piernas pesadas, que es común en los picos de preparación antes de afrontar con las máximas garantías los meses decisivos de cada temporada: marzo, abril y, sobre todo, mayo. Por eso el entrenador confía en sus muchachos, y la afición tiene fe ciega en que su técnico renueve. De cara al choque de mañana sábado contra la Real (22.00 horas, La Sexta) el míster trabajó ayer con cuatro juveniles: Miguel Ángel, Bagnack, Quintillà y Babunski, una de las perlas en las que hay depositada más confianza en el club. Quizás porque Pep piensa en ellos, y en él, a medio plazo.