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Del sueño a la pesadilla

Los seis minutos finales acaban con la ilusión que el 0-2 generó en los de Pouso

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ESPANYOL 3-2 MIRANDÉS

ESPANYOL: Kiko Casilla; Javi López, Jordi Amat, Héctor Moreno, Dídac Vilà (Min. 68, Rui Fonte); Forlín (Min. 76, Baena), Romaric; Weiss, Verdú, Thievy y Álvaro (Min. 39, Albín).

MIRANDÉS: Nauzet; Garmendia, Caneda, Álvaro Corral, Raúl García; Mikel Martins, Mujika (Min. 68, Lanbarri); Iribas, Muneta (Min. 64, Garro), Pablo Infante y Alain Arroyo (Min. 76, Aitor).

Goles: 0-1: Min. 28; Alain Arroyo. 0-2: Min. 78; Pablo Infante. 1-2: Min. 84; Weiss. 2-2: Min. 87; Rui Fonte. 3-2: Min. 90; Verdú.

Árbitro: Mateu Lahoz, valenciano. Amonestó a Mikel Martins y Forlín.

Incidencias: Unos 18.500 espectadores en Cornellá-El Prat en el partido de ida de cuartos de final de la Copa.

barcelona. El Mirandés alimentó durante 84 minutos el sueño de alcanzar las semifinales de Copa. Los goles de Alain Arroyo y Pablo Infante permitieron a los de Carlos Pouso adelantarse con un sorprendente 0-2. Sin embargo, el Espanyol dio la vuelta al marcador con tres goles en los seis minutos finales que fueron una auténtica pesadilla para el equipo de Anduva.

El conjunto burgalés supo aguantar bien el partido y jugó sin complejos a los catalanes. El partido era de los locales hasta que dos errores graves facilitaron sus tantos, primero de Arroyo y después de Pablo Infante. El Mirandés suplió el cansancio de la segunda parte con disciplina, rigor y épica.

Un tiro de Romaric desde veinte metros fue el primer aviso del Espanyol ante el Mirandés a los seis minutos. Cualquier despiste defensivo del bloque burgalés suponía una ocasión para los locales. Incluso Forlín, que llegó desde el doble pivote, probó fortuna en el minuto 11. Del ataque visitante, en esos compases iniciales, no había noticias.

Álvaro tuvo una ocasión clarísima en la siguiente jugada. El delantero centro, muy cerca del área pequeña, remató con el exterior un pase desde la izquierda de Thievy. El balón fue a las manos del portero. El acoso local era constante. La afición burgalesa cantaba "¡Sí se puede!", pero el Mirandés no llegaba arriba con claridad.

Pese a todo, la presencia del Mirandés en el campo del Espanyol era cada vez mayor. La zaga catalana solucionaba los avisos con solvencia, pero a Alain Arroyo le bastó un error de concentración para enfriar Cornellá. El delantero le ganó la espalda a la defensa, tras un saque potente del cancerbero Nauzet, y superó con un tiro cruzado el mano a mano con Casilla.

Los de Pouso, a lo suyo En el descanso, el discurso de Mauricio Pochettino surtió efecto y tras la reanudación Romaric mandó un balón al palo. El Mirandés, por su parte, no especulaba con el resultado. La apuesta ofensiva era la misma que antes y su insistencia acabó con Pablo Infante en el suelo dentro del área, pero el colegiado Mateu Lahoz no señaló un claro penalti por agarrón al delantero del conjunto castellano.

El físico de los burgaleses empezó a pasar factura a partir del minuto 60. El Espanyol acorraló al bloque visitante en su área, pero le faltó definición. Thievy falló una buena ocasión tras una excelente contra iniciada por Verdú. El extremo francés se fue de la defensa por potencia en el 62 aunque su disparo no encontró los tres palos.

La defensa del Mirandés estaba muy bien planteada y su disciplina compensaba el desgaste. Pochettino quería romper esa muralla como fuera y sacó al portugués Rui Fonte, el único revulsivo ofensivo que le quedaba en el banquillo. Dídac se fue al banquillo y los catalanes buscaron el empate con una zaga de tres defensas.

Pero como ocurrió en el primer gol, un error de la defensa local volvió a dar alas a los pupilos de Carlos Pouso. Esta vez fue Amat, en el 78, el que regaló el balón a Pablo Infante dentro del área y el delantero, banquero cuando no se viste de corto, picó con elegancia y precisión la pelota ante la salida de Kiko Casilla y aumentó la sorpresa en Cornellá-El Prat. El 0-2 parecía la sentencia.

Pero lo mejor del Espanyol vino al final. Weiss maquilló el marcador seis minutos después. El eslovaco, uno de los más activos durante todo el duelo, regateó hasta al meta, tras una jugada de arranque en posible fuera de juego. Justo después, Rui Fonte empató tras un pase en el área pequeña de Romaric, y Verdú puso el 3-2 con un tiro desde la frontal en el último minuto del choque.

En la rueda de prensa posterior, Carlos Pouso aseguró que "tras haber tocado el cielo, ahora estamos en el purgatorio y ahí pasaremos la semana para intentar volver al cielo tras el partido de vuelta que disputaremos en Anduva".