El Mallorca quiere aplacar su "rabia"

BILBAO. Joaquín Caparrós, y con él todo el mallorquinismo por escaso que este parezca, regresará el miércoles (20.00 horas) a San Mamés con la indignación a cuestas. El arbitraje del andaluz Pérez Montero, que perjudicó claramente al cuadro bermellón frente al Real Madrid, ha dejado un poso de "rabia e impotencia", como reconoce el técnico de Utrera, en el plantel, lo que puede suponer una contrariedad para el Athletic, puesto que el Mallorca disputará la ida de los cuartos de la Copa con ánimo de revancha para venirse arriba en el plano anímico.

El revés ante los blancos concluyó además con la expulsión del hasta el pasado curso entrenador de los leones, como consecuencia, según el acta, de "abandonar el área técnica hacia el vestuario protestando, de forma ostensible". El castigo lo cumplirá en Liga. Minutos después del choque del pasado sábado, Caparrós no encontraba explicación a las decisiones del trencilla, sobre todo la acción en que se señala un fuera de juego a Víctor Casadesús a todas luces inexistente, ya que el jugador partió corriendo desde su propia parcela, lo que pudo suponer el 2-0 antes de la remontada madridista (1-2). "La jugada es tremenda. La hemos visto repetida y Pepe rompe el fuera de juego y parte desde nuestro campo. Me parece increíble que no me preguntéis por ella", enfatizó el entrenador una y otra vez. "No me quiero ni imaginar si hubiese sido al revés". Cuando se le cuestionó por la falta de suerte balear, él respondió pausado y tajante. "No, quienes no han tenido fortuna son el árbitro y su linier".

Sí aplaudió la actitud de un equipo que parece haber mejorado en su juego desde la goleada (6-1) a la Real Sociedad. "Mis jugadores están enrabietados, igual que los aficionados pero el profesional, dentro de unas horas, desconecta y tiene que pensar en el partido de Copa", indicó. El planteamiento del utrerano para plantar cara al Madrid coleccionó elogios pero asimismo alguna que otra crítica. De hecho, acertó en el posicionamiento de Joao Víctor, si bien apuró el esfuerzo de sus hombres, sobre todo de un Iván Ramis descolocado. Obligó al rival a darle la batuta a Lass, de ahí que el Mallorca gozara del control en la primera parte. Sin fuerzas, no se percató de la necesidad de sustituir con premura a Víctor, Pereira y Castro.

Tras el empate liguero (1-1) en el Iberostar, el reencuentro de Caparrós ante el Athletic varía de escenario: la Copa -torneo donde en el año 2009 alcanzó la final como míster rojiblanco-, San Mamés y la expectación de cómo será recibido.