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45 puntos para empezar a soñar

Axier Intxaurraga guía al cénit al Amorebieta, que "no se dejará descentrar por la clasificación"

45 puntos para empezar a soñarJuan Lazkano

BILBAO

AMOREBIETA ha dejado de ser simplemente la identidad del central internacional del Athletic. En sus 86 años de historia -diez más si contamos desde el nacimiento de su campo-, la Sociedad Deportiva con sede en Urritxe nunca antes había podido disfrutar de cosa semejante, de un equipo con aspiraciones de opositar a la categoría de plata del fútbol estatal y erigido en referencia del fútbol vizcaino, casa rojiblanca al margen. Camino del primer tercio del campeonato, el equipo dirigido por Axier Intxaurraga (Berriz, 43 años) no es solo la sorpresa en Segunda División B -ninguno de los otros recién ascendidos ha despuntado tan alto-, sino el rival a batir y al que una mayoría de técnicos ven con potencial para seguir en la brecha. Lo corroboraba Carlos Pouso en estas páginas hace unos días, cuando reconoció su predilección por Ubis y Candelas. Su entrenador es sin embargo más prudente: "No nos vamos a permitir que la clasificación nos descentre".

"Las claves están muy claras: el ambiente en el vestuario, la implicación, la ilusión y la confianza de todos los jugadores. No nos planteamos objetivos a medio plazo, más allá de alcanzar lo más pronto posible los 45 puntos porque no sé dónde estaremos dentro de cinco jornadas. Una vez que lleguemos ahí, podremos hablar de otras cosas", argumenta Intxaurraga, que ha comprobado el crecimiento del club en los últimos años. De hecho, destaca por contar con veinte equipos en las categorías inferiores, solo superado en Bizkaia por el Athletic. Cuando Axier llegó en junio se topó con un proyecto tan esperanzador como incierto puesto que había sido remozado desde arriba, con el presidente Joseba Barrenetxea a la cabeza, hasta el banquillo, donde se encontró en la tesitura de relevar a Alfonso Barasoain, el facilitador de todo lo que ha llegado después. Intxaurraga -que hasta que colgó las botas con 38 años se recorrió el mapa desde Getxo hasta Algeciras, pasando por Barakaldo, Eibar, Las Palmas, Málaga, Elche o Albacete, entre otros- había destacado al frente de la Cultural por su teoría de la presión en campo ajeno y encaró el reto a por todas. Cayó de pie en Zornotza. "Cuando llegué traté de hacer un equipo, que al final es lo más importante y difícil, y había materia prima porque el Amorebieta disponía de una base ya hecha de campañas anteriores en las que también estuvo a punto de dar el salto que al final logró. La gente se acopló bien y solamente piensa en trabajar muchísimo en cada partido de cara a obtener el rendimiento y los resultados positivos. No hay deporte en el que lo esencial no sea el grupo", dice.

bajo presupuesto Aunque la entidad azul disponga del presupuesto más corto del grupo en que milita (450.000 euros), pueden más las ganas y la empatía de un colectivo que hace caso omiso a los halagos mientras cada lunes se regocija cuando abre la página de la clasificación en la prensa: segundos, con cinco puntos de ventaja respecto a quienes no ocupan, aún, plaza de play-off (Logroñés, Alavés, Eibar y Gimnástica). "A nosotros no nos va a descentrar lo que digan otros entrenadores o los periodistas, o lo que refleje la tabla. Hablamos claro y las ideas las tenemos igual porque hay consciencia de cuál es el verdadero objetivo. ¡Claro que gusta verse ahí. Mejor estar arriba!. Pero esto es algo momentáneo y no nos desviará de la tarea diaria", insiste Intxaurraga. Que el grupo en que militan los clubes euskaldunes ha ganado en competitividad queda constatado con la presencia de técnicos con experiencia en la élite, caso de Ziganda. "Desde luego, este año la competencia es durísima, hay hasta catorce equipos, de los veinte, que tienen fijada su meta en luchar por el ascenso. La exigencia es máxima y el fútbol será finalmente el que ponga a cada uno en su sitio y donde se merece, Por eso es un reto muy bonito para un club como el Amorebieta, donde me siento muy a gusto", considera el míster azul, el mismo que regresó a Euskadi con sus tres hijos tras arrancar su aventura como técnico en el Castillo canario.

Desde la cúspide del fútbol modesto de su territorio, Intxaurraga no oculta algo a lo que otros quizás no conceden tanta importancia: "Que ahora mismo haya cuatro equipos vizcainos en Segunda B es importante, y ojalá habría más, pero para mí lo sería más que por fin tengamos uno en Segunda A, y ojalá que sea pronto". Quién sabe si dentro de ocho meses ese honor recaerá en Urritxe. Antes, y salvando contratiempos como los últimos percances de Igor Etxebarrieta o Xabi Sánchez, tocará ir sembrando el camino, empezando por el compromiso del próximo domingo (17.00 horas) sobre el césped artificial del campo del Guijuelo, "una peculiaridad que no debe suponer un obstáculo".

Sin necesidad de contar con un goleador de referencia -las dianas se las reparten entre otros Arman, Cuevas o Zarandona-, el Amorebieta pretende seguir abrazado a su sueño bajo su máxima: "No tenemos más presión que la que nos exigimos nosotros. Sabemos dónde estamos y lo que tenemos". Palabra de Axier Intxaurraga, el arquitecto de un edificio con vistas a la Liga Adelante. En una categoría llena de vicisitudes, que le quiten lo bailao.