bilbao
iparralde se ha hecho notar en la selección de Euskadi con cuentagotas. Los encargados de hacer la lista de convocados siempre han tenido la sensibilidad de mirar más allá de esa muga imaginaria e invisible que divide el país. Cuando muchos se entretienen comprobando qué equipo puede presumir de aportar más futbolistas a la tricolor, los seleccionadores buscan hombres que destaquen en el fútbol francés y que puedan sentir algo especial por contribuir a la fiesta del fútbol vasco. Este año no ha sido una excepción y José Ángel Iribar y Mikel Etxarri han convocado por primera vez a dos jugadores nacidos en el norte de Euskadi. La negativa del Mónaco a ceder su guardameta Stephane Ruffier para el amistoso ha hecho esfumarse la posibilidad de marcar un hito en la historia de la selección. Pantxi Sirieix, jugador del Toulouse, sí que ha podido asistir a la cita y se convertirá en el primer jugador de Iparralde en disputar dos partidos con Euskadi, ya que debutó en 2006 ante Serbia.
Bixente Lizarazu tuvo el honor de ser el primero en cruzar la muga y atender la petición de los seleccionadores de Euskadi. Fue el 22 de diciembre de 1993, en el partido disputado contra la Bolivia de Xavier Azkargorta. Era entonces el lateral de Hendaia un desconocido para los aficionados de Hegoalde, pero lo cierto es que Lizarazu ya era una pieza de alto valor en su club, el Girondins de Burdeos. Menudo, con sonrisa pícara, parecía el eslabón débil en la defensa, pero su rapidez y su tozudez le convertirían en uno de los mejores laterales zurdos de su generación. Tan solo Roberto Carlos era capaz de discutirle ese honor.
Bixente jugó de titular en aquel partido ante Bolivia que Euskadi ganó por 3-1. En el descanso lo sustituyó Mikel Lasa. No volvería a vestir la tricolor a pesar de ser un jugador de referencia a nivel mundial. Después vendría su subcampeonato de UEFA, lo que despertó el interés del Athletic, quien acabaría contratándolo. El de Hendaia no tuvo mucha fortuna en Bilbao y solo un año después la afición no entendería su marcha al Bayern de Munich, donde marcaría una época. Lizarazu es, junto a Aitor Karanka, el único futbolista que se ha marchado del Athletic haciendo efectiva su cláusula de rescisión.
Hubo que esperar un lustro para que otro jugador de Iparralde vistiese la camiseta de la selección vasca. Le llegó el turno a Francois Grenet, quien había sido, curiosamente, compañero de Lizarazu en el Girondins. Nacido en Burdeos, era hijo y nieto de Jean y Henri, alcaldes de Baiona. Entró en las categorías inferiores del Girondins con 15 años y consiguió debutar en el primer equipo en la temporada 1991/92, estando en Segunda División. Su debut en Primera fue en el último partido de la temporada siguiente, ante el Olympique de Lyon, sustituyendo al mismísimo Zinedine Zidane. La salida de Lizarazu le dio más protagonismo en el once titular y llegó a acumular 200 partidos en diferentes competiciones. Es en ese momento cuando Euskadi le recluta para jugar ante Uruguay en 1998. Grenet salta al terreno de juego en el descanso sustituyendo a Olaizola. El marcador iba 0-1 en ese momento pero Euskadi terminaría venciendo 5-1.
Grenet abandonó el Girondins para alistarse en el Derby County inglés en al temporada 2001/02, pero no cuajó en el equipo y regresó a la Liga francesa. Jugó dos años en el Rennes y otros dos en el Niza, pero las lesiones no le permitieron repetir su buen juego de la etapa en Burdeos.
debut ante serbia Al igual que Grenet, Pantxi Sirieix también nace en Burdeos por motivos laborales de sus padres, pero se declara natural de Hazparne. Comenzó su carrera como centrocampista defensivo, pero ha ido retrasando su posición hasta poder acomodarse a cualquier puesto de la línea defensiva. Se formó en el Auxerre, pero en 2004 fichó por el Toulouse, club en el que milita en la actualidad y en el que, a sus 30 años, se ha ganado los galones.
En 2006 llega la oportunidad de Pantxi Sirieix. Es convocado para jugar contra Serbia y se da a conocer ante la parroquia de Hegoalde. Tras el descanso sustituyó a Andoni Iraola e hizo un buen papel en el lateral derecho.
Cuatro años después vuelve a entrenar junto a la tricolor. Sirieix remoloneaba ayer por Lezama en solitario, silencioso. Casi no entraba en contacto con el resto de compañeros, a quienes tal vez les faltó tacto para darse cuenta de que él podía sentirse más aislado que los demás en ese grupo tan atípico. El asunto es que él pasará a la historia. Sin hacer mucho ruido, en silencio.