Después de tres años en Segunda A, el ascenso de la Real Sociedad a la máxima categoría era algo indispensable. El club, la ciudad y toda el territorio histórico necesitaban volver a Primera como el comer. En las celebraciones había dos futbolistas atípicos. Eñaut Zubikarai y Ion Ansotegi han triunfado con la camiseta de la Real tras formarse en Zubieta... siendo vizcainos. El primero es un guardameta de Ondarroa que se ha metido al graderío realista en el bolsillo; el segundo, un central de talla fina cincelado en Berriatua. Con la temporada recién terminada los dos repasan sus trayectorias.
El primero en explicar cómo llegó a Zubieta es Ion Ansotegi: "Con 12 ó 13 años jugábamos los escolares de Markina en Eibar y me cogieron para jugar allí. Estuve hasta los 19 años que fiché por la Real". Eñaut estaba algo más crecidito cuando se puso por primera vez el escudo del club donostiarra en el pecho: "Yo estaba en el Aurrera de Ondarroa y con 16 años estuve haciendo pruebas con el Athletic, pero la Real me ofreció jugar un torneo amistoso en Semana Santa y acepté. Tuve la opción de participar con aquel combinado y me escogieron. Y desde entonces estoy aquí".
Esa prueba en Lezama fue el único momento en el que Zubikarai estuvo cerca de ser jugador del Athletic, una posibilidad que no se ha dado nunca en la trayectoria de Ansotegi. El propio defensa lo explica al afirmar que "en ningún momento de mi carrera o de mi formación me han llamado de Lezama. Nunca hubo ningún contacto con el Athletic". Sus carreras como futbolistas son un ejemplo de que el fútbol en Bizkaia no empieza y termina en el Athletic. En sus casos, además, no sólo encontraron en la Real una oportunidad para ser profesionales, sino que aceptaron esa opción por ser realistas de corazón. "Para mí no fue difícil decidirme porque desde pequeño era de la Real. Cuando estaba en el Eibar y me llamaron ni me lo pensé. Igual la gente cree que por ser vizcaino hay que ser del Athletic, pero en todos sitios hay gente que no es del equipo de la provincia", explica el defensa. Zubikarai exprime también su sentimiento txuri-urdin y argumenta razones familiares: "A mí tampoco me costó nada. Entre que mi ama es de Amezketa y que mi aitite, aunque era de Ondarroa, era también de la Real, siempre me he relacionado con la Real. Cuando eres joven, por todo lo que te rodea, los amigos y todo, siempre está la cosa del Athletic. Pero siempre he tenido el recuerdo de ser realista".
BIEN ACOGIDOS Siempre ha existido la idea de que en Gipuzkoa es más fuerte el sentimiento antiathletic que viceversa. Los dos aseguran que no han sentido ningún tipo de rechazo en el entorno del club realista por su condición de vizcainos. "Vivir en Ondarroa o Berriatua supone estar en otra provincia, pero sólo son diez minutos más de coche para llegar a casa", explica Ansotegi. Su compañero Eñaut le da la razón: "Yo también creo que llevamos aquí muchos años y no influye en nada. Tenemos un equipo joven y la mayoría hemos coincidido en categorías inferiores".
Para todo futbolista es especial su debut en la élite. Ansotegi tuvo la oportunidad de debutar con la Real en Primera División. Aunque no fue en las mejores circunstancias, nunca olvidará aquel partido contra el Athletic: "La Real estaba en Primera y nosotros, en el Sanse, estábamos haciendo una campaña muy buena. A tres o cuatro jugadores nos llamaron para entrenar con el primer equipo y a mí me tocó debutar. Me sacó José María Amorrortu. Mi primer partido fue en Anoeta contra el Athletic. Ninguno de los dos estábamos muy sobrados". A Zubikarai su primera oportunidad le llegó en un partido de Copa: "Yo tuve un año muy duro en el Sanse por las lesiones, me tuvieron que operar tres veces. Finalmente, apostaron por mí Xabier Mancisidor, el que era el año pasado entrenador de porteros, y Juanma Lillo. Mi debut fue contra el Zaragoza en Copa. La primera impresión fue que había mucha más gente, todo era muy rápido...".
Y por fin ha llegado el ascenso. Gran parte de culpa la ha tenido Martín Lasarte, de quien Ansotegi destaca "su profundo trabajo psicológico sobre el equipo para motivarlo". El resultado salta a la vista en lo colectivo, pero en el caso de los dos vizcainos tampoco ha ido nada mal en el plano individual. "Cuando un equipo hace lo que la Real ha conseguido este año, ninguno puede estar descontento. Yo no he tenido ninguna lesión a lo largo de la temporada y el entrenador me ha puesto en casi todos los partidos. Eso es también una suerte y para mí es muy importante. Cuando el objetivo se cumple y la Real sube, es para estar contentos", confiesa Ansotegi. Por su parte, Zubikarai ha tenido que exprimirse al máximo para ganarse el puesto bajo los palos ante la competencia de Claudio Bravo y Asier Riesgo: "El equipo ha ido bien y en lo personal ha sido duro. Pero con tantas sorpresas que ha ido dando cada semana el equipo ahí arriba... Ha sido un buen año".
el salto a primera Cuando vuelvan a los entrenamientos tendrán que ponerse a punto para una temporada más exigente. Todavía cuesta asimilar que estarán en una Liga con los mejores equipos del mundo. Para Ansotegi y Eñaut Zubikarai el ascenso es un premio para toda la familia de la Real. "Como todos los que estamos dentro, la gente de fuera también ha sufrido mucho y estaba esperando este momento para disfrutar y celebrar algo. Hemos podido ascender y hemos visto que hay ilusión, que este equipo no tiene envidia a ningún otro de Primera División y que la afición y el entorno son todos de Primera", dice Ansotegi. Eñaut destaca la fidelidad demostrada por la afición durante toda la temporada: "Los jugadores y el cuerpo técnico han hecho el trabajo, pero la ayuda de la afición todas las semanas, durante toda la temporada, ha sido muy importante, incluso cuando hemos jugado fuera de casa. No hago el balance sólo pensando en estos días, porque ahora estamos todos contentos. Pero esta temporada ha sido muy larga y siempre han estado ahí. Estamos hablando de que durante toda la temporada han venido a Anoeta más de 20.000 aficionados. Ves que tienes una afición de Primera y que no tienes nada que envidiar a los demás". En esos festejos junto a la afición se ha podido ver al portero con una txapela que guarda una historia muy particular e íntima: "Este año se me ha muerto mi aitite y he querido hacerle una dedicatoria. Aún siendo él de Ondarroa, era de la Real y he querido hacerle un homenaje especial".
A partir de septiembre volverán a verse sobre el césped de Anoeta a las estrellas del Real Madrid, del Barcelona, del Sevilla... A pesar de ser un clásico del fútbol estatal, la Real llega a esta nueva etapa con la humildad como mejor arma. "Todos los equipos que suben de categoría tienen como objetivo principal la permanencia. La próxima temporada para nosotros va a ser así. En Primera hay seis o siete equipos que son superiores a la media, pero luego hay otros diez o doce que van a estar ahí peleando abajo como nosotros. Nadie se puede confundir y pensar que vamos a estar ahí para ganar Ligas. Lo primero es lo primero, mantenerse en Primera División", sentencia el defensa. Al oír el discurso, el guardameta añade con voz seria: "Estoy totalmente de acuerdo con sus palabras. Me adhiero a ellas". La intentona por parecer un tipo serio le dura dos segundos. Nada más terminar su frase, estalla en carcajadas.