Síguenos en redes sociales:

Capel y Navas, para quitarse el sombrero

El Sevilla consigue su quinto torneo de Copa con sendos goles de sus extremos al principio y al final

Capel y Navas, para quitarse el sombrero

ATLÉTICO MADRID: De Gea; Ujfalusi, Perea, Domínguez, Antonio López; Reyes, Assunçao (Min. 61, Raúl García), Tiago Mendes, Simao Sabrosa (Min. 61, Jurado); Agüero y Forlán.

SEVILLA: Palop; Konko, Squilaci, Escudé, Luna; Navas, Renato (Min. 93, Lolo), Zokora, Capel (Min. 88, Peroti); Negredo (Min. 68, Romaric) y Kanouté.

Goles: 0-1: Min. 5; Capel aprovecha un rechace de Domínguez para conectar un zurdazo desde la media luna del área. 0-2: Min. 92; Navas roba un balón en el centro del campo, se planta ante De Gea, al que regatea y marca a puerta vacía

Árbitro: Mejuto González. El asturiano, tras despedirse de la Liga en San Mamés, colgó el silbato en la final. Realizó una buena labor aunque quizás contemporizó con algunas acciones sevillistas. Amonestó a Renato, Luna, Squillaci, Ujfalusi, Kaonuté y Palop.

Incidencias: Unos 93 espectadores llenaron completamente el Camp Nou, con 50.000 seguidores "colchoneros" y 35.000 sevillistas en las gradas.

bilbao. De extremo a extremo. De principio a fin. De Capel a Navas. En la final de los sombreros, el Sevilla se puso el mundo por montera, confió su ataque a la inspiración de sus hombres de banda y se llevó su quinto título de Copa ante un Atlético de Madrid que no encontró la manera de llegar a los dominios de Palop, salvo en lanzamientos lejanos, y que no pudo conseguir el doblete tras haber ganado la Liga Europa la pasada semana.

El partido se le puso de cara al conjunto sevillista a los cinco minutos de juego cuando Capel enganchó un zurdazo espléndido desde la media luna del área y sorprendió a un De Gea que no alcanzó el balón en una inútil estirada. El equipo de Antonio Álvarez llevó el partido a su terreno. Con Navas y Capel abriendo las bandas, los andaluces cedieron el control del balón y fiaron sus ataques a rápidas contras. Con Kanouté incrustado entre los centrocampistas, Negredo era una isla en las inmediaciones del área colchonera, pero se bastaba para convertir en un manojo de nervios a un Perea capaz de complicarse la vida en las situaciones más simples del juego.

Los blancos se pertrecharon en torno a Palop y se dedicaron a cerrar los caminos de sus rivales, para dejar aislados al Kun Agüero y a Diego Forlán. Los dos estiletes del Atlético fueron ayer más romos que un bola de helado. Con las dos estrellas rojiblancas bajo mínimos, las labores defensivas del Sevilla fueron coser y cantar. Escudé se encargó de anular al argentino y por ahí se acabaron muchas de las opciones de los hombres de Quique Sánchez Flores. Sólo una internada por la banda derecha a cargo de Thiago llevó cierto peligro a la portería de un Palop que extrañó las condiciones del balón con que se jugará el próximo Mundial de Sudáfrica y se limitó a despejar cada uno de los envíos o disparos que llegaron a sus dominios durante los primeros 45 minutos.

Fue Negredo el que tuvo la primera oportunidad de aumentar la cuenta andaluza, tras otro error infantil de Perea, pero el aspirante a mundialista no tuvo su noche y pegó mal al balón que acabó mansamente en las manos de De Gea.

El partido se jugaba sobre el césped, pero tenía su protagonismo y su espectáculo en las gradas, donde los sombreros que popularizó el presidente sevillista José María del Nido podían con los colores rojiblancos. La última ocasión antes del descanso la tuvo Agüero en su cabeza, tras una nueva cantada de Palop, pero el remate del argentino, por inesperado, se perdió por un lateral.

más de lo mismo El descanso no cambió el panorama. El Sevilla mantuvo sus líneas agazapadas y confiaba dar la puntilla con alguna de las rápidas contras que llegaban un Capel motivado por el gol que había marcado y un Navas que se encontraba como pez en el agua por la banda derecha.

En uno de esos contragolpes fue Negredo el que gozó de nuevo de la ocasión de sentenciar, pero el madrileño tuvo ayer la noche del no y volvió a enredarse para dispara al muñeco y facilitar el lucimiento del guardameta De Gea.

Quique Sánchez jugó sus últimas bazas. Buscó potencia con la salida de Jurado y Raúl García en lugar de Assunçao y Simao. El técnico rojiblanco consiguió que sus jugadores embotijaran a su rival en su campo, pero esa solución no fue suficiente. Agüero y Forlán seguían desasistidos y por ahí se escapaban muchas de las opciones del Atlético para intentar la igualada.

El Sevilla se sentía cada vez más cómodo. Sobrevivió a la tangana, desquició a los colchoneros y aprovechó la última ocasión de que dispuso, en un contraataque de libro monopolizado por Navas, para dejar sentenciada la contienda. Los dos extremos se quitaron el sombrero y brindaron a la grada la quinta Copa en la historia sevillista.