BARCELONA: Valdés; Dani Alves (Min. 79, Ibrahimovich), Piqué, Puyol, Abidal; Touré, Keita, Busquets, Pedro (Min. 86, Iniesta), Messi y Bojan (Min. 77, Henry)
VALLADOLID: Jacobo; Pedro López, Luis Prieto (Min. 61, Héctor Font), Raúl Navas, Sereno; Barragán, Baraja, Pelé, Sesma (Min. 46, Nauzet); Diego Costa y Manucho (Min. 78, Keko).
Goles: 1-0: Min. 27; Luis Prieto, en propia puerta. 2-0: Min. 31; Pedro. 3-0: Min. 62; Messi. 4-0: Min. 76; Messi.
Árbitro: Pérez Lasa (Colegio Vasco). Mostró cartulina amarilla a Barragán, Manucho, Baraja y Alves.
Incidencias: 98.083 espectadores en el Camp Nou.
BILBAO. 27 minutos: el tiempo que transcurrió hasta que una pifia de Luis Prieto calmó al Camp Nou, que había atisbado una compleja tarde cuando Puyol salvó bajo la raya un remate de Manucho. Eso fue lo que duró la profecía merengue del milagro, sujeto éste a que Clemente se sacara un conejo de su chistera. El resto fue coser y cantar. Quienes querían olvidar que el Barcelona se había impuesto en El Madrigal y en el Pizjuán, y antes en el Bernabéu, se dieron de bruces con la realidad, la que sitúa al equipo de Guardiola en el mayor altar liguero que jamás existió. En las últimas dos décadas el Barça se ha adjudicado la mitad de los títulos, dato indicativo de qué club reina en el Olimpo del fútbol desde que se abandonó la era del blanco y negro. El último bienio ha servido para engordar la idea de que este dominio no tiene visos de ser enterrado. Y mucho menos, el estilo gracias al que la entidad culé ha alcanzado su cénit. Fue, además, la de ayer la mejor de las despedidas para Joan Laporta, el presidente que pobló las vitrinas.
A falta de creación, el Barça tiró de contundencia en ataque, de un fútbol más directo al que el descendido Valladolid sólo ofreció resistencia en el primer cuarto de hora. Cuando se conoció el gol del Málaga en La Rosaleda, los blaugranas se serenaron y, curiosamente, fue cuando empezaron a cercar a Jacobo. Pedro, la revelación de la temporada, sentenció en cuatro minutos y la segunda parte fue un culto a Messi, que igualó los 34 goles de Ronaldo, y un buen escaparate para el renacido Yayá Touré.
Guardiola se encargó de despejar las dudas sobre los suyos cuando la eliminación europea ante el Inter privó al barcelonismo de disputar la final de Champions más ansiada, la del próximo sábado en Chamartín. Y lo hizo transmitiendo el mensaje que ha priorizado desde que se sentó en el banquillo, dando importancia a lo que ofrecen sus futbolistas. Todo indicio de desestabilización procedente de la escasa rentabilidad de Ibrahimovic, la jubilación de Henry o la lesión de Iniesta, que reapareció justo para el festival definitivo, quedó aparcado. Entonces fue cuando irrumpió el denostado Bojan (un chico de Linyola que resulta imprescindible, no ya como secundario, por mucho que le coloquen vía Mestalla), la pericia de Pedrito y, cómo no, la astucia de Messi. Pero sobre todo la dirección de un Xavi al que ayer se le echó en falta... por media hora.
La semana no pintaba bien porque en el entorno se hablaba más de Villa y Cesc que de los esfuerzos en romper la tela de araña del Rubio de Barakaldo, quien acertó. "¿Qué miedo nos va a tener el Barcelona si nos saca 60 puntos?", había dicho. Sonaban más los ecos de los madridistas pidiéndole clemencia que las verdaderas armas con que contaba Clemente para dinamitar la Liga. Un dato. O mejor, tres. El Barcelona no sólo reeditó el trofeo liguero, sino que se alzó con los galardones secundarios de Pichichi (Messi, con 34 goles) y Zamora (Valdés, con 24 tantos encajados). Algo que no sucedía desde 1988 con el Real Madrid de Hugo Sánchez y Buyo.
Al Barça no le importó en todo este trayecto marchar por detrás de los blancos durante un buen puñado de jornadas y supo dar el golpe de mano con una victoria incontestable en el templo del eterno rival. Sólo el pinchazo en el derbi de Montjuïc hizo temblar las previsiones. Pero desde ese instante resurgió el bloque compacto, solidario y mortal en la definición. De ahí hasta los 99 puntos. O como sostiene el propio Guardiola: "¡Una puta barbaridad!". Mientras el huracán electoral vaya pasando y sus futbolistas disfruten de las merecidas vacaciones, a buen seguro que el de Santpedor irá introduciendo nuevos datos en su ordenador. Y nuevos rostros que alimenten su mandamiento de cabecera: "Todo ganado, mucho por ganar". 12 puntos más que el pasado ejercicio, 44 firmados como visitante -todo un récord-, más victorias totales, más partidos ganados en casa, menos derrotas y menos goles encajados... Un Barça fabricado para la eternidad.