Bilbao. Una avalancha de elogios se ha precipitado sobre Lionel Messi, como profusos e incontenibles han sido los méritos contraídos los últimos días por La Pulga para generar la admiración unánime de todo el orbe futbolístico. De todo no. Curiosamente hay un rincón muy significativo, Argentina, su patria, en donde todavía la maravilla y eficacia que despliega con el balón levanta controversia, y en donde tampoco falta animadversión y malhumor.

La razón es visceral. Se sienten como agraviados. El considerado mejor jugador del mundo, el vigente Balón de Oro, hechiza con el Barça, y sin embargo ha resultado intrascendente con la selección argentina, que a duras penas pudo clasificarse para el Mundial de Sudáfrica, y si lo hizo fue gracias a los goles de Higuaín en los partidos decisivos. De Messi, poca noticia.

"Messi es tan bueno que es imposible que no tenga tanta repercusión en el juego. Jugamos para que él entre mucho en acción", dijo Pep Guardiola el pasado domingo, terminado el Zaragoza-Barça y la enésima exhibición de La Pulga.

Cuando en el Barça entraron las dudas y bajó el nivel de su rendimiento, tanto de juego como en los resultados, Guardiola resolvió el problema situando a Messi más centrado y con plena libertad de movimientos. Resultado: de los últimos diez goles marcados por el Barça en la Liga, nueve los ha anotado el delantero argentino. Y porque el décimo, producto de un penalti inevitable del italiano Contini para detener en seco al diablillo argentino, éste optó por dalre el balón a Ibrahimovic para que, al fin, rompiera su mal fario con la portería contraria. Un gol en Almería, tres al Valencia, otros tres al Zaragoza y, entre medio, dos al Stuttgart alemán, amén de diseñar las jugadas de los otros para redondear un rotundo 4-0 y entrar en los cuartos de final de la Champions.

En cambio Maradona, con quien ahora se le compara para concluir que Messi es aún mejor, no le saca rendimiento. Maradona en Argentina aún es Dios, y Messi, pulido en la cantera del Barça, que no ha jugado en ningún equipo de aquel país suramericano, se le ve como a un extraño, por más que se empeñe en ofrecerse a la albiceleste, incluso sacrificando sus vacaciones de verano para acudir a los JJ.OO. de Pekín con Argentina y ganar el oro olímpico.

Claro que esa selección no la dirigía Diego Armando Maradona, para quien Messi es un peón más en su montaje futbolístico, diseñado a partir de un poderoso entramado defensivo, que no da alas al genio de Rosario ni prima el juego de asociación con la pelota, como hace el Barça o en la selección española.

Cierto es que en Argentina también se le compara con el Maradona dorado, cuando estaba en el Nápoles, pero acotan el terreno con un "lleva camino de...".

"¿Por qué no lo hace acá?", se preguntan en Argentina, donde el próximo Mundial obsesiona, y un buen número de analistas apuntan directamente al seleccionador, incapaz de sacarle partido y brillo a un diamante tan magnífico.

En el resto del universo, la rendición es total. Comenzando por el propio Guardiola, que le alineó ante el Zaragoza pese a que se daba prácticamente por seguro que le iba a conceder un descanso por culpa de un flemón. Nada de eso. "Quiere jugar hasta con la Leonesa. Ama su trabajo, su deporte. Para mí es difícil dejarle fuera en ese estado", ensalza el técnico azulgrana.

Johan Cruyff, el gran muñidor azulgrana, oráculo del barcelonismo y muy cicatero a la hora de dispensar elogios, escribió ayer en su columna semanal en el Periódico de Catalunya: "su valor es incalculable, no sólo por su decisión de echarse el equipo a la espalda, sino por dar la cara cuando es más necesario y por ese punto de generosidad que le acompaña", destaca en referencia al penalti cuyo lanzamiento cedió a Ibrahimovic "sabiendo que necesita recobrar confianza".

Extraterrestre, De otro mundo, SuperMessi, Messilandia, Divino, Espacial, son algunos de los calificativos que la prensa internacional dedica al futbolista de Rosario.

Tras los superlativos, la inevitable comparación: ¿Messi es mejor que Di Stéfano, Pelé, Cruyff o Maradona, los jugadores más grandes de la historia balompédica?

A su edad, 22 años, sólo el brasileño Pelé le supera en éxitos, pues ya había logrado ganar dos Mundiales (Suecia"59 y Chile"62). En clase, todo es relativo. Lo que está claro es que Messi ya ha marcado 25 goles en la actual Liga. Y no hay quien le pare.