La cáscara de "El Pipa"
Higuaín replica con tres goles que le convierten en el artillero más efectivo de la Liga
Bilbao
Andaba el Manchester City a la pesca en río revuelto entre semana. Como si el resbalón del Real Madrid frente Olympique de Lyon hubiera conducido a la devaluación de los jugadores galácticos. Buscaba sondear en el desconcierto de la casa blanca. Tal vez el presidente del City y Jefe del Departamento de Asuntos Ejecutivos de los Emiratos Árabes Unidos, Khaldoon Al Mubarak, se puso en las carnes de Florentino Pérez y pensó que un buen pellizco económico podría poner a salvo parte del balance de la temporada del conjunto blanco, cada vez más cerca de ser ciega de títulos, y, por consecuencia, de resaca monetaria. Vamos, que le plantó el caramelo en los labios al gran jefe ahora que la nave hace aguas: Fernando Gago y Gonzalo Higuaín, en el mismo paquete, por 50 millones de euros, presentados cual salvavidas acuñado, como el principio para la reconstrucción de la Galaxia 3.0 con los Villa, Ribery, Rooney o Fábregas. Pero parece que no ha colado y ni la derrota ni las críticas han supuesto depreciación alguna, al menos en el caso del Pipita, que, por si acaso, se encargó de su revalorización ante el Valladolid de Onésimo, donde firmó su primer hat-trick.
Y es que el delantero fue la diana para los detractores tras la eliminación por sexta vez seguida en octavos de la Champions; en cuanto a Gago, directamente, no tiene opción de que se las atribuyan, no juega ante el renacimiento de Guti, lo menos el cuarto o quinto de su carrera deportiva, como los gatos.
Higuaín, de 22 años, nunca ha vivido en gracia en Madrid. Para empezar, ha necesitado tres campañas de maduración en la recámara del vestuario, en el segundo plano de las almas madridistas, para ser el jugador que hoy es: determinante para dar la última Liga al imperio madridista; incisivo hasta convencer al imperturbable Diego Armando Maradona de ser imprescindible para la albiceleste; a priori recambio, que ha dejado en el banquillo a Benzema; acompañante de área que va camino de hacer de Cristiano Ronaldo un escudero; sigiloso como pocos en un vestuario donde retumban las voces; moderado como cuando llegó.
Dicen ahora de él que no pasa a CR9 por eso de la carrera por ser Pichichi o Bota de Oro. Se ha especulado con que fuera oveja negra en el vestuario. Pero, ajeno a su entorno, dice que "Higuaín estará un tiempo sin hablar con la prensa", vive encarrilado a una senda que le permite ser, hoy por hoy, el artillero más efectivo de la Liga. 19 goles, uno por cada 74 minutos, le avalan; Cristiano, con 15, anota cada 97 -Messi, con 22, lo hace cada 88-.
¡Curioso lo del luso, casi como los millones que costó! Y que también le cuelgan el exigente nueve a su espalda. El pobre Higuaín carga con el veinte de la discreción, el que pudiera portar cualquiera de los 25 miembros de una plantilla, el que le puso en su dorso los modestos 13 millones que costó. Pero, para bien o para mal, los focos también apuntan a él. Y es que, aunque no lo lleve, ejerce de nueve y cuando hay sequía de goles... Pero eso es un reduccionismo peligroso, porque ¿dónde estaban los otros diez para asistirle una vez más después de todos sus fallos? Por de pronto, Higuaín se ha secado salpicones, seguro que el único que lo ha hecho del vestuario, aunque sea por unos días, por unas horas. El ariete del que nadie habló al inicio del curso y que, por fortuna o desgracia, se convirtió en esperanza blanca, se refuerza con goles, bonita cáscara para aislarse de la lluvia.