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Sembrando el talento

La Liga asiste al desembarco de nuevas y púberes estrellas que deslumbran en precocidad

Sembrando el talento

Bilbao

Pelé ganó un Mundial con 17 años. El brasileño lloraba en el hombro del portero Gilmar ganando el primero de sus tres títulos mundialistas. En Suecia. Bajo el frío glacial de 1958, en el Råsunda fotbollsstadion de Estocolmo nacía una estrella. O Rey anotó tres goles y daba una lección de precocidad. El público ya quedó deslumbrado por su actuación ante Francia en semifinales, en la que anotó un hat trick ante la atenta mirada de Just Fontaine, Raymond Kopa y Roger Piantoni. En el Santos nadie imaginaba que aquel flacucho llegara a explotar todas las condiciones en apenas tres temporadas. La sombra de Pelé, desde entonces, quedó marcada a fuego en la historia del fútbol y con ella la búsqueda de una nueva luminaria.

En la actualidad, el fútbol estatal está buscando el perfil de la estrella. Son jóvenes y con destino de iluminados. Jugadores, que, aun lindando la pubertad, tienen un futuro cincelado en lo imperceptible del punto de más que ofrecen. Radiografiados con la certeza que da el talento, la explosividad y la madurez. "Se ve algo diferente en ellos", explica Javier Irureta, director deportivo de Lezama. En la distancia con el resto está la excelencia del futbolista. Sergio Canales, Iker Muniain, Jordi Amat... son el ejemplo de la precocidad con la que dan un salto kilométrico, similar a la distancia en veteranía que hay entre los propios componentes del vestuario. Pero estos ejemplos vienen precedidos de valores que en su época hicieron de su juventud su bandera. Raúl González, del Real Madrid, debutó antes en el Bernabéu que en el equipo filial. "Hay chicos que con diecisiete años tienen un nivel suficiente para estar jugando en Primera, mientras que otros más mayores no tienen aún la calidad necesaria. Aun empezando con la misma intensidad, no han tenido una progresión suficiente para llegar a un 2ª B. Se trata de la propia selección y ocurre en todos los apartados de la vida", menciona Antonio Morales García, responsable de fútbol base del Espanyol y uno de los artífices de la nueva reestructuración de la cantera perica que tan grandes resultados está dando. El ejemplo es Amat y su tempranero debut frente al Mallorca en el que cautivó por su saber estar y su sobriedad.

"Estamos hablando de excepciones. La verdad que son pocos los deportistas que despuntan así", analiza Javier Irureta. No en vano, para que existan este tipo de futbolistas se necesitan unas condiciones especiales, es necesario que un montón de cualidades converjan en una sola persona. Cabe destacar que hay miles de futbolistas menores de dieciséis años federados, pero son sólo unos pocos los que consiguen profesionalizar su situación. Muchos menos son los que logran llegar algún día a la elite y, aunque ya es difícil despuntar con la edad de maduración del atleta entre los 24 y 29 años, dar un paso adelante en un mundo tan complicado sin haber alcanzado la mayoría de edad se antoja un milagro. "La evolución del fútbol está llevando a que el perfil del deportista tienda a ser de menor edad. Desde muy jóvenes, los jugadores se alimentan mucho de las etapas de iniciación, en las que se intensifica mucho el trabajo. Se busca desde los primeros momentos al jugador que dé el rendimiento cuanto antes mejor", sostiene Irureta. "La alimentación actual, las instalaciones deportivas, la mejora de las infraestructuras y el trabajo técnico, junto a la preparación física, son las que están influenciando en la aparición de gente joven tan preparada", remacha el irundarra.

La consistencia física del deportista aún no está depurada del todo, como es el caso de Muniain, que no destaca por su altura o potencia, pero la velocidad y el capacidad de inventiva le convierten en alguien diferente en el pasto. "Es muy difícil que un fuera de serie de estas características tenga un cuerpo madurado por completo y para desarrollar el juego sin el físico deben echar mano de la técnica y el ingenio", remite al ejemplo de habilidad del león de La Txantrea. "Las cualidades del joven para poder introducirse en un mundo dominado por gente que les saca 10 ó 15 años más, como vemos con los equipos de Lezama, tienen que ser mediante la habilidad del futbolista, ya que no tiene corpulencia ni la madurez física necesaria". Es decir, la competitividad de las categorías superiores abona las habilidades de los deportistas.

Como el paso del cometa Halley, una vez cada 75 años, la búsqueda del futbolista perfecto es un anhelo de todos los clubes. Los llamados grandes esperan al Mesías con la necesidad de encontrar un símbolo de cantera de por vida, como fue el caso de Julen Guerrero en el Athletic o el actual de Messi; sin embargo, los conjuntos con menos presupuesto ven en los fuera de serie la posibilidad de engordar su talonario, es el caso de Canales en el Racing y su venta al Real Madrid. "La promoción de esos jugadores es beneficiosa para los clubes, ya que sanea muchas veces sus cuentas. El ejemplo es Robinho, que, cuando llegó del Santos al Real Madrid, estabilizó la economía del conjunto brasileño. Si el ingenio de los clubes de segunda fila y el de su directiva no se dirige hacia este tipo de jugadores, pierden mercado. Existir siempre han existido los deportistas precoces, pero ahora se buscan más que antes", asegura Antonio Morales.

El caso del futbolista de Santander es el que más en liza está en estos momentos. El jugador, de apenas 19 años, es el signo de precocidad que más está sorprendiendo en la Liga. El joven deslumbra en las oportunidades que tiene y ya está en el imaginario de la afición cántabra. No en vano, en la eliminatoria definitiva de cuartos de final de la Copa fue capaz de tomar las riendas del equipo en la difícil cancha de Osasuna y anotar un golazo de falta. Con la sangre fría que caracteriza a los cracks, también botó un gran córner que Henrique introdujo en la portería defendida por Roberto. Tamaña actuación atrajo las miradas de los clubes grandes y de los medios. Valdano lo ató para su Real Madrid, pero su explosión parece haberse estancado en una situación de mayor calma en su juego. Anteriormente, la perla verdiblanca los ha marcado a pares en Cornellà-El Prat en su debut en la presente temporada y ha dejado sentado a Palop en el Pizjuán, parece Canales abonado a los goles fuera de casa. "Si el Real Madrid firma a un jugador tan joven, es por algo. Eso sí, debe ser muy bueno para triunfar en un equipo tan grande. Si dejasen a Canales disfrutando un par de temporadas en el Racing de Santander, me parecería un acierto, porque con la presión que hay en el equipo blanco hay que ser un muy buen jugador. De todas maneras, cada equipo debe valorar la formación de cada jugador; en este caso, con Cristiano, Kaká o Higuaín no tendría sitio. Aún no ha tenido una trayectoria demasiado grande y tiene que ir digiriendo ese proceso", comenta Irureta con la voz autorizada que le caracteriza.

A este jugador hay que unir a David de Gea, portero del Atlético capaz de desbancar de la meta colchonera a Sergio Asenjo; Marc Muniesa, en su primer partido recibió la roja pero es fijo en las selecciones inferiores; Amat, el último en debutar con el Espanyol; y Juanmi, que con 16 años fue capaz de meter un gol en su debut en Copa ante el Getafe.

Madurez El problema de la explosión de jugadores tan jóvenes está en la maduración y en la precocidad con la que tienen que tomar decisiones acertadas. "Recuerdo el caso de Canito y de cómo acabó por no administrar bien todas las oportunidades de las que dispuso", ilustra Morales. En la situación de bonanza rápida y acelerada que se muestra el mundo del balompié, las ilusiones y las poses de estrella pueden desembocar en una situación de falsa seguridad y de madurez temprana. "Para llegar a ser un fuera de serie también debe haber un entorno positivo, familia, compañeros de vestuario, asesores y representantes deben darle una visión más natural de toda esa irrupción que tiene el futbolista", observa Irureta; sin embargo, Morales discrepa. "Muchas veces, cuando los futbolistas tienen una familia complicada se esfuerzan más por conseguir triunfar. Es el fútbol o la miseria", asegura el blanquiazul con la mente puesta en el continente africano y los nuevos valores ascendentes.

La referencia a José López Cano, Canito, no cae en saco roto, dado que el gran futbolista que un día calificó Kubala como el que "podría haber sido el mejor líbero de la historia del fútbol español", acabó sus días en la miseria. "Es verdad que se puede aupar demasiado al futbolista y convertirlo en un juguete roto. Creo recordar algún futbolista por el que se pagó una millonada y debutó muy joven pero sin continuidad. Esta es una circunstancia que hay que cuidar mucho, tanto la prensa como los técnicos. Aunque sus cualidades sean muy buenas hay que dejar un proceso de maduración en equipo y, además, existen esos vaivenes que tiene la carrera deportiva de cada deportista. Habrá momentos en los que el rendimiento sea excelente y otros en los que no sea tan bueno, mientras que los atletas de más experiencia tienen una carrera más regular. Esos altibajos hay que saber digerirlos y todos los que estén alrededor deben entenderlo. Si no es así, pueden quedar como juguetes rotos", cuenta Irureta.

Sigue siendo el denominador común la toma de las necesarias decisiones. Oportunas a veces, pero de complicada factura, en las que un joven de 17 años no posee las capacidades para determinar lo que puede ser una resolución vital. "La maduración se produce también a mucha velocidad. En el terreno deportivo, por sus propias cualidades; en la parcela personal también hay más celeridad en alcanzar la madurez, ya que empiezan pronto a competir, empiezan a viajar y a encontrarse. Asimismo, tienen que tomar decisiones de forma precoz y de manera adecuada", finaliza el director deportivo de Lezama.

"Psicólogos, directivos y técnicos, así como la prensa, son los que deben ayudar al futbolista y no endiosarle", remacha Morales. Este baby boom está dejando patente la labor de cantera que los clubes llevan a cabo. En el Athletic, Joaquín Caparrós ya ha hecho debutar a 16 canteranos en sus tres años con el afán de buscar el talento.