Johannesburgo. Egipto se impuso con claridad (4-0) a una Argelia que acabó con ocho jugadores en la segunda semifinal de la Copa de África tras un partido tan bronco como bonito e intenso y el domingo buscará su tercer título consecutivo en la final frente a Ghana, que anteriormente dejó en la cuneta a Nigeria (1-0). Fue un choque con mucha tensión después de los polémicos incidentes acaecidos tras la clasificatoria del Mundial, el derbi norteafricano por excelencia. Desde el minuto uno ambos equipos respondieron a lo que se espera de un envite así. Egipto quería demostrar que su eliminación a manos de Argelia en la repesca para el Mundial de Sudáfrica fue un accidente, mientras que su rival quería volver a demostrar su supremacía. Cuando se templó el fútbol, tras un arranque frenético, llegó el error de Argelia. Fathallah persiguió a Motaeb, lo derribó en el área y se ganó la segunda amarilla. Penalti y expulsión. El balón lo envió a la red Hosni en el minuto 39.
De pronto, los de Rabah Saadane se vieron con 50 minutos por delante, con un gol en contra y en inferioridad numérica. No movió el banquillo Saadane en el descanso y, tras la reanudación, Egipto se hizo con el esférico y comenzó a crear ocasiones que pudieron haber resuelto la semifinal mucho antes del gol de Zidan, en el minuto 64. El segundo de Egipto fue un mazazo para Argelia, que perdió la cabeza y a Al Muhammadi por una dura entrada sancionada con tarjeta roja. El partido estaba roto y Egipto aprovechó para lucirse.