VILLARREAL: Diego López, Venta, Godín, Marcano, Capdevila, Escudero (Min. 72, Rossi), Eguren, Senna (Min. 86, Bruno), Cani, Nilmar (Min. 68, David Fuster) y Llorente.
MÁLAGA: Munúa, Gámez, Stepanov, Weligton, Manu, Juanito (Min. 48, Xavi Torres), Apoño, Luque (Min. 64, Forestieri), Baha, Fernando (Min. 46, Valdo) y Obinna.
Goles: 1-0: Min. 26; Nilmar. 1-1: Min. 45; Luque. 2-1: Min. 49; Capdevila.
Árbitro: Velasco Carballo, madrileño. Amonenstó a Capdevila, Eguren, Llorente, Apoño, Stepanov y Juanito.
Incidencias: Unos 16.000 espectadores en El Madrigal.
VILA-REAL. Un tanto de Capdevila en el inicio del segundo tiempo dio aire a Ernesto Valverde y permitió al Villarreal conseguir con mucho sufrimiento su primera victoria en la presente Liga ante un Málaga al que traspasó la condición de farolillo rojo de la competición.
Los castellonense empezaron con fuerza pero acabaron pidiendo al hora y sufriendo mucho en los segundos 45 minutos de un partido en el que Villarreal y Málaga disputaban un partido clave, ya que ambos lo afrontaban en una situación más que complicada.
Los locales, colistas y sin conocer la victoria, y los visitantes, con una sola victoria y una serie de seis partidos sin ganar, afrontaron el partido como una final.
El equipo de Valverde se adelantó en el marcador el minuto 26 cuando el brasileño Nilmar lograba su primer gol en la presente Liga tras un buen centro de Escudero.
El tanto puso en duda a los de Ernesto Valverde, ya que no sabían si seguir insistiendo en busca del segundo tanto o guardar el resultado, lo que dio alas a un Málaga al que se le anuló un gol a la media hora en su primer disparo a portería pero que marcó el empate en el segundo disparo tras un buen centro desde la derecha de Fernando que fue cabeceado de manera magistral por Luque.
La segunda mitad empezó con un Málaga envalentonado y con ganas de ir a por un nervioso Villarreal, aunque esta vez la fortuna se alió de los locales y a balón parado Joan Capdevila superó a Múnua. Este gol no supuso ni mucho menos la tranquilidad, ya que el equipo de Valverde siguió nervioso, acelerado y sin leer el partidos con tranquilidad lo que le llevó a convivir con la angustia hasta el pitido final.