Tremenda exhibición de Max Verstappen en el Gran Premio de los Estados Unidos para alcanzar el triunfo e igualar el récord de trece victorias en una sola temporada de Michael Schumacher y Sebastian Vettel. La autoridad de Mad Max fue insultante en Austin, donde se rehizo de una pésima parada en boxes de 11 segundos para privar a Lewis Hamilton de su primer triunfo del curso.

“Hay muchas ráfagas de viento”. “Sufro mucho con el viento”. “El coche es impredecible con el viento”. Eran reportes de Verstappen a lo largo de la carrera, donde además aparecieron dos coches de seguridad. Nada parecía poder privar al neerlandés de dar a Red Bull la octava victoria consecutiva de la escudería, que a la postre se adjudicaría el Mundial de Constructores. Rodaba sólido en el liderato, adquirido en los primeros metros tras superar al poleman Carlos Sainz, que se vio accidentado al superar el primer ángulo y tuvo que abandonar la carrera. George Russell fue el causante de la colisión. Un torpedo contra el madrileño.

Si bien, Hamilton rodaba al acecho de Verstappen, intimidante, a apenas 1,5 segundos cuando se alcanzó la vuelta 35 de las 56 pactadas. El británico lanzó un undercut visitando el garaje. Verstappen respondió de inmediato, un giro más tarde, para protegerse del ingenio de Mercedes. Pero Red Bull falló en uno de sus puntos fuertes, los pit-stops. Los mecánicos tardaron 11,1 segundos en cambiar los neumáticos. Hamilton se aupaba de este modo al liderato. “¡Precioso!”, protestó el campeón. “Quedan muchas vueltas por delante. Empuja. Estamos juntos en esto”, respondieron por radio tratando de espolear a Verstappen, sobrado de ánimo.

Entonces llegó una secuencia memorable, épica. Apareció el genio. Entre la vuelta 36 y la 49 Verstappen recuperó los más de 8 segundos perdidos por el error. En esa vuelta 49 se instaló a rebufo de Hamilton, alojado ya a distancia de DRS. Solo un giro después, en el primer intento, rebasó al piloto de Mercedes, que nada pudo hacer ante semejante tifón. “Te has lanzado desde muy lejos”, dijo sorprendido Hamilton, incapaz de reaccionar. “Después de la parada no pintaba bien y he tenido que darlo todo”, expresaría el neerlandés, que ya rodaba campante hacia una victoria dedicada al difunto Dietrich Mateschitz, propietario de Red Bull.

Charles Leclerc, tercero, completó una brillante actuación partiendo desde la duodécima plaza. Fernando Alonso fue otro de los pilotos destacados. Salió decimocuarto, llegó a luchar por la séptima posición cuando al tratar de adelantar a Lance Stroll, el canadiense cambió de dirección y provocó un peligroso accidente que hizo que el coche del asturiano volara, quedando con dos ruedas contactando con el asfalto y avanzando metros. Alonso cayó a la última posición, pero se recompuso para acabar séptimo. "Es la mejor carrera de la temporada", aseguró.