Cocina de proximidad: mejorando tu salud
DEIA organizó ayer un enriquecedor encuentro que sirvió a modo de espacio de reflexión para conocer cómo la vuelta a la cocina de siempre y la apuesta por los productos de proximidad marcarán los fogones del mañana
La cocina, la salud, la alimentación y los productos locales y de proximidad forman parte esencial de la vida de las comunidades y se integran en la construcción de un estilo de vida saludable y sostenible; sobre todo pensando en las generaciones que vendrán.
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La relación entre estos elementos no solo influye en nuestro propio bienestar individual, sino que también tiene un impacto profundo en todo lo relativo a la salud del planeta, la economía local, el medio ambiente y la preservación de las tradiciones culturales donde la cocina también entra como una más. Todo se interconecta en nuestro día a día a la hora de cocinar.
Y es que, la cocina es mucho más que la simple preparación de alimentos; es una expresión cultural, una forma de comunicación y un acto que une a las personas. Cada receta, cada técnica culinaria, refleja la historia, las tradiciones y los recursos disponibles en una familia, en una zona o en una región.
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La diversidad culinaria del mundo es un testimonio de la riqueza cultural y ecológica de diferentes lugares, lo que hace además que se favorezca el consumo de alimentos frescos, locales y de temporada.
De todo esto se habló ayer por la mañana en la sede de BBK Kuna en el encuentro “Etxekooking, el futuro de la cocina”. Un foro para el que contamos con una mesa redonda en la que se sentaron Braulio Gómez, profesor de la Universidad de Deusto; Jon Ander Egaña, director de BASQUE FOOD CLÚSTER; Mikel Arrillaga, responsable del área de Marcas y Mercados de Hazi; Manuel Gómez, miembro de la Fundación Bisubi e Itziar Zubizarreta de Granja Murrieta bajo la moderación de Jon Gómez.
Local y calidad
La alimentación saludable es un concepto que ha ganado relevancia en las últimas décadas, en parte debido a la creciente incidencia de enfermedades relacionadas con la dieta, como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Una alimentación equilibrada debe incluir una variedad de alimentos que aporten los nutrientes necesarios para mantener el cuerpo en óptimas condiciones. Esto implica consumir frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables, evitando en la medida de lo posible todo lo que sean ultraprocesados y alimentos con abuso de azúcares, sales o grasas saturadas.
Uno de los aspectos más importantes para garantizar una alimentación saludable es la elección de productos de calidad, preferentemente locales y de temporada. Los productos de cercanía, cultivados y producidos en la región donde vivimos, suelen ser más frescos, nutritivos y sostenibles. Además, apoyar a los productores locales fortalece la economía regional, fomenta prácticas agrícolas responsables y reduce la huella de carbono que trae consigo el transporte de esos productos desde la otra parte del mundo.
Por si fuera poco, el consumo de productos locales también contribuye a la conservación de las variedades agrícolas tradicionales y a la preservación de la biodiversidad. Muchas comunidades tienen especies de frutas, verduras y cereales autóctonos que, debido a la globalización y a las prácticas agrícolas intensivas, están en peligro de extinción.
Promover su consumo ayuda a mantener vivas estas tradiciones y a mantener un mosaico de cultivos que enriquecen el patrimonio agrícola y cultural.
Además, la cocina basada en ingredientes locales y de temporada puede ser más económica, ya que estos productos suelen tener un menor costo de adquisición y menor impacto ambiental.
Incorporar en nuestra dieta alimentos propios de nuestra región nos invita a descubrir sabores auténticos que muchos no conocíamos y recetas tradicionales. Así es como se refuerza la identidad cultural y se promueve el sentido de pertenencia a un territorio.
Cuando falta la salud...
Nada hay más importante y si esta falla... Desde el punto de vista de la salud, cocinar en casa con ingredientes frescos y naturales permite un mayor control sobre lo que consumimos, evitando los excesos de aditivos, conservantes y otros ingredientes artificiales que tienen muchos productos procesados.
Preparar nuestras propias comidas también fomenta hábitos alimenticios conscientes y promueve una relación más cercana con la comida, conociendo y valorando su origen y cómo se producen.
Este contexto hacia una alimentación saludable, sana y sostenible también implica educar a la sociedad sobre las bondades de consumir productos locales y de temporada. La sensibilización y la difusión de información acerca de las ventajas de apoyar a los productores locales y de optar por ingredientes frescos contribuyen a cambiar hábitos y a generar un impacto positivo en la comunidad. Al final esto será el futuro y es importante cuidar cómo va a ser el que dejemos a nuestros hijos y nietos.
Esta educación en alimentación y salud debe comenzar desde la edad escolar, inculcando en niños y jóvenes el valor de una dieta equilibrada, el respeto por los productos locales y la importancia de cuidar el medio ambiente. Junto a esto, es fundamental también promover políticas públicas que respalden la producción y el consumo de productos locales, la agricultura ecológica y la alimentación saludable.
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Esto puede incluir incentivos para pequeños productores, campañas de sensibilización y la incorporación de estos conceptos en los programas escolares y comunitarios para hacer ese acto de educación didáctica.
La cocina del futuro
Pensar en décadas venideras es pensar en innovación y nuevas tecnologías; pero no con ese concepto futurista que podríamos imaginar en el pasado. La cocina puede combinar tradición y creatividad para ofrecer platos nutritivos, atractivos y respetuosos con el medio ambiente. Así, la gastronomía moderna puede incorporar ingredientes locales en recetas innovadoras, promoviendo una alimentación saludable y diversificada que esté interrelacionada con la salud y los productos locales.
Solo así se podrá dar forma a un estilo de vida más saludable, sostenible y culturalmente enriquecido con el que mirar de frente y de manera equilibrada al futuro.
“Dedicar un tiempo a cocinar y comer en casa es comprar boletos de una buena salud”
Braulio Gómez - profesor de la Universidad de Deusto
Somos lo que comemos dice un conocido y popular refrán; pero a esto se podría añadir que somos también los productos que elegimos, los alimentos que compramos y la forma en que los cocinamos para dar vida a deliciosas recetas que no solo nos nutren el estómago; también el alma.
Una máxima que viene al hilo de la encuesta “El futuro de la cocina”, realizada por el director del Deustobarómetro Braulio Gómez para BBK Kuna y donde se pone sobre la mesa el dibujo de un futuro que la ciudadanía imagina “sostenible, saludable y enfocado al bienestar social”.
Según se desprende de este trabajo de investigación, tal y como nos comentó su autor en el foro de ayer, “la comida seguirá asociada al placer en el futuro según el 61% de la ciudadanía y más del 70% apuesta por un futuro con sobremesas de más de una hora alrededor de la comida, con txokos y sociedades gastronómicas abiertas y con comidas tradicionales”, detallaba este profesional de la docencia y la sociología.
A la pregunta de ¿cómo imaginamos la cocina del futuro?, muchos de los participantes en esta encuesta hablan de una cocina donde estará muy presente la compra y consumo de productos de kilómetro cero con información sobre el origen y la huella de carbono de unos alimentos saludables e inclusivos.
“Hay una tendencia de futuro de elegir los alimentos atendiendo principalmente a la salud y el cuidado del medio ambiente y precisamente debemos ir hacia ese futuro más saludable con una mirada a la cocina de antes, a la cocina tradicional y a los alimentos de siempre”, apostillaba Braulio Gómez durante su turno de palabra en el foro celebrado en BBK Kuna y organizado por DEIA donde puso en valor el acto de cocinar más allá de preparar un plato.
“Casi la mitad de la ciudadanía, concretamente el 48% de los participantes de esta encuesta, considera que saber cocinar es tan importante como saber leer o escribir. Con esto se pone de manifiesto cómo la cocina se considera un tesoro a transmitir a las siguientes generaciones, pero las recetas tradicionales que requieren una larga elaboración se están perdiendo”, lamenta.
“Cocinar sigue siendo el concepto de ideal de hogar y un elemento central del mismo”
Esto mismo vino de la mano, en su intervención de ayer por la mañana, del hecho de que la ciudadanía cree que la comida precocinada no es saludable. “Las generaciones más jóvenes son las que más recurren a la alimentación precocinada, pero a la mayoría le gustaría cocinar más en casa”.
A su juicio, tal y como queda reflejado en este trabajo de análisis sociológico, “la mayoría de la ciudadanía vasca desea recuperar el gusto por cocinar, entendiéndolo no solo como una necesidad, sino como un acto de amor y un pilar para una vida saludable y la preservación de nuestra rica cultura gastronómica”, recordaba este profesor de la Universidad de Deusto al hilo de esta encuesta realizada para BBK Kuna, donde creen firmemente que “la alimentación es un eje estratégico para construir una sociedad más saludable, sostenible y cohesionada”.
Una llamada de atención a toda la sociedad, a las familias, a los centros escolares, a los productores locales y, por supuesto, a las empresas que forman parte del ecosistema de un territorio como Euskadi. Porque el futuro de la alimentación no es solo una cuestión individual, sino un desafío colectivo que nos invita a colaborar y a co-crear como reflexionan desde BBK Kuna.
“Desde los fogones de nuestros hogares, podemos generar un impacto enorme: mejorando nuestra salud, fortaleciendo nuestros lazos comunitarios, apoyando a nuestros productores y cuidando nuestro entorno”, reforzaba ayer Braulio Gómez en este foro que sirvió de inspiración para un futuro más saludable, sostenible y cohesionado alrededor de algo tan cotidiano, pero a la vez tan especial, como es la cocina.