La campaña de las elecciones del 12 de julio se está moviendo en el terreno de la gestión, y el PNV se siente como pez en el agua, con el poderío que le da su presencia casi ininterrumpida al frente del Gobierno vasco (con el breve paréntesis del mandato socialista de López). Tuvo que enfrentarse a crisis pasadas como la reconversión industrial, las inundaciones de 1983 o las consecuencias del colapso financiero de 2008, que han coleado hasta hace poco y dieron paso el año pasado a una recuperación consolidada con un paro inferior al 10% y unas cuentas saneadas con déficit del 0% desde 2017. En ese contexto, el lehendakari Urkullu y candidato a la reelección avisó ayer de que vienen tiempos “muy delicados” por la crisis de empleo que va a dejar el coronavirus, se presentó como el voto seguro por la gestión saneada, y alejó los experimentos. “¿En manos de quién ponemos la responsabilidad de guiar la recuperación de este país?”, preguntó a la ciudadanía, para contestarse después que la mejor respuesta sería el PNV.

En un mitin celebrado por la mañana en Zornotza, argumentó que el futuro es “incierto” y se necesita experiencia. “Pido que, con cada voto, construyamos una gran mayoría que guíe la salida de esta crisis. Con seguridad, confianza y estabilidad. El PNV presenta un programa, una trayectoria y experiencia contrastada. Ofrecemos seguridad. Gestionamos con rigor. Tenemos experiencia. Contamos con un gran equipo”, defendió. Aprovechó el escenario para recordar el ejemplo de Gestamp, que va a poner en marcha en Boroa un centro de investigación orientado a la fabricación de piezas para coches eléctricos, con una inversión de 17 millones de los que el Gobierno vasco aporta 8, casi la mitad. “No es casualidad. Forma parte de una estrategia”, dijo, para presentar este asunto como un ejemplo de “hechos y no palabras” del PNV. “Es un hecho que responde a la apuesta firme por el empleo e I+D+I, la economía verde y la descarbonización para salir reforzados de esta crisis”, aseguró.

El candidato a la reelección avisó de que “podemos perder cerca de 70.000 puestos de trabajo a tiempo completo” por el coronavirus, y recordó que el Gobierno vasco “logró colocar el paro por debajo del 10% y lo volverá a hacer”. Prometió también promover “los más amplios consensos posibles” en relación al autogobierno. En ese mismo mitin, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, recurrió al simbolismo y la movilización al abrirse la camisa para enseñar la camiseta de Euskal Selekzioa.

Ya por la tarde, en Laudio, Ortuzar apostó por la movilización y previno contra el riesgo de abstención por las encuestas. “Serán buenas, pero no me gustan. Decía Carlos Marx que la religión es el opio del pueblo. Pues yo digo que las encuestas son el opio de los políticos y de los electores: pueden tener un efecto somnífero. Si el PNV va a ganar, total, ¿para qué vamos a pelear por el voto? Si el PNV va a ganar tan seguro, me voy de vacaciones y no hace falta ni que haga el voto por correo. Acordaos de hace cuatro años: por un puñado de votos perdimos el escaño 29 y la mayoría absoluta en el Parlamento, y lo hemos sufrido, vaya que si lo hemos sufrido, toda la legislatura”, alertó. Ortuzar añadió que esta legislatura “no es cualquiera” porque habrá que trabajar por la recuperación económica, un nuevo estatus de autogobierno, la reforma de la RGI o los retos del cambio climático. “Necesitamos que el lehendakari tenga un gobierno fuerte, que pueda actuar rápido, con mayoría holgada en el Parlamento. Y necesitamos un Parlamento que entienda que su función es ayudar a sacar el país adelante y no poner palos en la rueda”, pidió.

Urkullu apeló a la reconstrucción como tras las inundaciones de 1983, y recordó que en aquel momento el lehendakari Ibarretxe era alcalde de Laudio. Avisó de que la crisis sanitaria “no ha terminado” y pidió mantener las protecciones en un momento de rebrotes.