Sin duda, los pilares de una sociedad mejor comienzan desde una educación que camine en esa misma dirección, hacia una meta común que no es otra que la de lograr un mundo mejor. Y toda esa labor necesaria para ese bien común, para esa meta a nivel global, debe también producirse desde lo local. En eso tiene mucho que ver la educación, y en ese intento de lograr una sociedad más justa, la educación ambiental es una pieza fundamental. Cada vez son más los centros escolares que trabajan en ese sentido.

Pero lograr un planeta mejor, no solo significa que haya que mejorar en todo lo relacionado con el medio ambiente, sino que es un concepto mucho más amplio. La educación ambiental abarca el modo en el que la colectividad se relaciona con su entorno, con la sociedad, con el mundo, entendido en su concepto más amplio. Por eso mismo no debe entenderse la educación ambiental solo como un concepto educativo, sino que es ese camino hacia un nuevo panorama, un cambio del estilo de vida.

Es decir, no puede separarse ese concepto de medio ambiente del modo de vida de las sociedades avanzadas, puesto que los comportamientos de la sociedad han sido determinantes para llegar a los actuales problemas ambientales. Factores como la solidaridad, la responsabilidad y yendo más allá, el humanismo, toman especial relevancia dentro de los modelos educativos de cara a mirar al futuro con esperanza.

Para conocer de primera mano algunos de los pasos que se están dando desde la comunidad educativa y abordar algunos de los retos en este sentido, DEIA invitó al Encuentro DEIA; Educación Ambiental a Izaskun Lanborena, directora de Maristak Bilbao; Tere Monge, jefa de Estudios de Educación Obligatoria del Colegio Calasanz Santurtzi; y Fernando García, director General de COAS (Ayalde-Munabe).

Para la directora de Maristak Bilbao, Izaskun Lanborena, es importante comenzar diciendo que la educación ambiental "va mucho más allá de lo que se puede entender por su nombre, y va más allá de la ecología o la naturaleza, que el reciclaje". Se trata de dotar al alumnado de "herramientas para, primero, reconocer cómo nos relacionamos las personas con el mundo, y cuando hablamos del mundo, debemos ir más allá de lo natural; hablamos de cómo nos organizamos las poblaciones, de qué medios de transporte utilizamos, de cómo decoramos nuestras ciudades y espacios, si son más o menos ecológicos, más o menos amables". Por supuesto, "se relaciona con la sostenibilidad, ese intento de que nuestro planeta nos dure, porque es el lugar en el que vivimos".

También el director General de COAS (Ayalde-Munabe) coincide en ese sentido e indica que "hay un concepto que a nosotros nos gusta mucho, y es el concepto de Casa Común, que aparece en la Segunda Encíclica que escribió el Papa Francisco, Laudato si'. Habla de la responsabilidad que tenemos los seres humanos de cuidar la Casa Común, que está ahí para nuestro disfrute". Pero a la vez "tenemos la obligación moral de traspasarlo a las siguientes generaciones en las mejores condiciones posibles. Como educadores, nos gusta decir que como personas adultas, además de dejar un mundo mejor, tenemos la obligación de dejar unas personas mejores de lo que hemos sido nosotros". Esto estaría relacionado a un concepto como es la Ecología Integral. "Es un escándalo que se tire tanta comida a la basura, que una minoría explote la mayoría de recursos, que haya gente que no tiene lo mínimo necesario para vivir". No puede entenderse pues solamente como una acción de reciclar o cuidar el medio ambiente, "sino que debe hacerse respecto a ese lugar común, que tenemos que cuidar, además de repartir los recursos que nos ofrece de manera justa".

Visto como algo global, Tere Monge, jefa de Estudios de Educación Obligatoria del Colegio Calasanz Santurtzi explica que "nosotros el tema de la educación ambiental en el ámbito escolar lo tenemos englobado en la Agenda 21, cuyo objetivo es desarrollar conocimientos, actitudes y motivación a la hora de tomar compromisos y ser parte activa en la resolución de los problemas medioambientales". Esa parte activa de dotar al alumnado de herramientas y esa motivación para construir un mundo mejor "es lo que está detrás de todas las acciones que se toman en los centros con respecto al programa de Agenda 21". La guía además de Euskadi 2030 que engloba todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible "es también sobre la que nos guiamos, ya que tenemos un objetivo común de lograr un mundo mejor, y de que haya alumnos que sean quienes arreglen lo que nosotros hemos destrozado. Es importante además que nadie se quede atrás".

En palabras de la directora de Maristak Bilbao, "está claro que dentro de esa educación ambiental, uno de los aspectos importantes es el del reciclaje, pero entendido de manera global". Para Lanborena, es importante decir que todo ese trabajo "lo hacemos a nuestro nivel, que aunque por un lado, es cierto que es muy pequeño, por otra parte creo que somos reflejos claros de la sociedad". Si desde los colegios "conseguimos cambiar esos hábitos de consumo, pasar de esa economía lineal de producir, usar y tirar, a una que sea más eficiente, utilizando, reciclando y aprovechando para volver a producir, sería un gran paso", asume. Ese cambio de pensamiento "pasa por detalles tan pequeños como utilizar menos papel, controlar las luces, etc. Prácticamente todos los centros estamos trabajando eso y creo que sería una manera muy eficiente de que el alumnado piense en esa clave; que se pregunte si está actuando de una manera ética en esa Casa Común que nombraba anteriormente Fernando".

En esa misma línea, García, destaca que "nosotros intentamos reutilizar, reciclar y reducir, pero creemos que es muy importante dotar a los alumnos de una visión global. Tenemos claro que cuando pones a trabajar en proyectos internacionales a alumnos de Euskadi con los de otras regiones del mundo, se dan cuenta de que todos estamos trabajando en lo mismo". Es decir, debe tenerse claro pues, que "o cuidamos el planeta o se nos cae. Para ello, tenemos un programa para trabajar esas actuaciones en lo local pero pensando en global. Se trata de una simulación de las Naciones Unidas en la que se realizan conferencias anuales con la participación de muchos alumnos de colegios distintos". En esas conferencias se juntan para "intentar buscar soluciones a todos los aspectos de los ODS, como hambre cero, cuidado de los mares, igualdad de género, etc.".

García deja claro que "somos contrarios a esa idea de que los estudiantes ahora saben menos. Saben cosas distintas, lo que tienen que saber para el mundo que están viviendo, solo hace falta que tengan inquietud por implicarse y comprometerse en la solución de los problemas que tiene el mundo actual". Por eso, "me gusta mucho esa idea de compartir en lo global y después actuar en lo local. Nos sorprenden en positivo porque son chicas y chicos muy creativos y con ganas de hacer las cosas bien".

Monje explica que en su centro "partimos de la idea de que lo importante no es celebrar un día concreto, hacerse la foto y dejarlo ahí. No vale hacer una campaña puntual, sino que debe haber algo más profundo de concienciación, ya que educando a los niños y niñas, estamos educando a las familias y creemos que también nos corresponde ese trabajo". Para ello, entre otros programas que han puesto en marcha, "venimos varios años participando en la First Lego League a nivel mundial, y este año se están buscando soluciones a los problemas de las ciudades". El alumnado hace un trabajo que se pone en formato concurso, "hay una parte de robótica y otra científica, y de valores, que también es muy importante". Desde el punto de vista de acciones en el edificio "también hemos dado pasos, con suelos que no reboten tanto el sonido, el tema de reducir el uso del papel, cuidar el consumo de agua, luces led. Debe ser también prioritario que desde el propio colegio se den pasos que puedan verse, porque el alumnado también tiene que ver que se toman medidas concretas", comenta.

Fundamentado en valores Algo a tener muy en cuenta son los valores relacionados con la educación ambiental. Lanborena pone sobre la mesa que "sobre todo debe estar fundamentada en los valores; el reparto equitativo de la riqueza, por ejemplo, que está relacionado directamente con esa educación ambiental". Y es que "si la mayor parte de la tierra no tiene acceso a muchos recursos es imposible hablar de igualdad y será imposible también llegar a entender la situación del otro". Pero también "hablamos de valores como la solidaridad, la tolerancia, el respeto y como decía, de la empatía".

García pone en valor llevar esos ideales "en el propio ideario del centro. Si eres un colegio de inspiración cristiana tienes que vivir esos valores, y creo que el gran problema ha venido con nuestra generación". Volviendo la vista atrás, "creo que la anterior, la de nuestros padres y madres era mucho más respetuosa, también con el medio ambiente, y creo que había un reparto mucho más equitativo de la riqueza", comenta. Para el director General de COAS, "en esta sociedad se han deshumanizado muchas cosas. Es lamentable que aquí estemos dilapidando recursos y haya zonas del mundo en las que no hay agua potable, ni electricidad e incluso ni la comida diaria necesaria". En ese sentido "creo que mentalizarse de que se puede vivir con menos es importante, que todo lo que ya no uses se ponga en circulación, que se vuelva a utilizar". Dentro de esta idea recalca nuevamente la preparación de los jóvenes, porque "eso lo están haciéndolo los jóvenes, con muchas aplicaciones y aprovechando la tecnología. Para ello creo que el alumnado debe entender que se deben repartir bien los recursos". Eso si, siempre alejándose de "lanzar mensajes catastrofistas y optando por mensajes apoyados en valores positivos, como el respeto, la empatía, la solidaridad€ Los valores que ya tenemos en los centros educativos hay que ponerlos a funcionar en el día a día".

Tere Monge reconoce que hay mucho trabajo por hacer, comenzando por esa parte de "activar, sensibilizar, motivar y concienciar a nuestra comunidad educativa. Hay que organizar proyectos en los que se haga pensar, tomar decisiones y movilizar conciencias". A la hora de llevar a cabo la labor de conseguir un centro mejor, explica que iniciaron "unas jornadas de sensibilización y concienciación de buenas prácticas, celebrando una gala en la sala Kresala de Santurtzi y a la que vinieron de la ONG Ayuda en Acción, también de Students for The Planets y hablaron de su trabajo". Asegura que "fue una sesión muy beneficiosa para toda la comunidad educativa del centro; alumnado, profesorado y familias".

De esa jornada surgió otro proyecto, en el que "se analizaron playas de alrededor, la ría, el puerto, la cantidad de plástico€ y juntamos un frontón lleno de plástico". Para hablar sobre ello "tuvimos una charla de Salvar Ballenas y, posteriormente, la artista santurtziarra Jennifer Cano se encargó de organizar un mural en el colegio hecho con tapones, donde se implicaron mucho los alumnos". Y según explica, "da sus frutos, porque los alumnos te dicen que en casa ya no cogen bolsas de plástico, etc. Es decir, que no se quede solo en lo bonito. Vamos a preguntarnos, qué ha cambiado, qué estoy haciendo por un mundo mejor".

También Lanborena apuesta por esa concienciación desde los colegios, más aún, "cuando la educación es tan poderosa y tenemos un arma en nuestras manos muy grande". Para García son las pequeñas acciones las que pueden marcar las diferencias, y cita una conferencia en la Universidad de Texas, de la que se queda con "una frase muy gráfica que es; si quieres cambiar el mundo empieza a hacerte la cama". Es decir, "si tú quieres dejar un planeta mejor, empieza por no tirar papeles al suelo, por utilizar las hojas por las dos caras. Esas pequeñas acciones enmarcadas en un contexto global creo que son el aprendizaje perfecto para que estos niños y niñas no sean tan desastrosos como lo hemos sido nosotros".

LA ALIMENTACIÓN Y EL CUIDADO Especial relevancia también toma la alimentación y el cuidado personal, ya que, como dice Monge, "tiene que estar todo unido dentro de ese trabajo transversal. Nosotros creemos que es muy importante el propio respeto a uno mismo, el cuidado personal no es una opción sino algo que luego podemos trasladar al respeto y a la empatía con los demás". Que las niñas y niños "tengan unos hábitos saludables buenos, de no consumos peligrosos, que trabajemos los hamaiketakos saludables y tranquilos", todo eso suma.

Trasladándolo al día a día del alumnado, "hemos cambiado desde hace dos años la manera de almorzar, ya no salen corriendo como se hacía antes con el bocadillo, si no que lo comen en el aula, sentados, charlando". En ese rato aprenden también "a relacionarse, hemos fomentado que se traiga más fruta, aprenden a comer mejor y más sano y esos hábitos saludables se han pasado también al comedor".

La directora de Maristak Bilbao también hace hincapié en ese cambio de hábitos, y "en el menú si que se ha notado mucho. Hay que cuidar el entorno y eso en la comida también es importante". De su centro explica que "incluso hemos cambiado el clima del comedor, no solo la comida, ya que es my importante la serenidad con que puedan comer".

Por su parte, García destaca que en ese tema se ha avanzado mucho y ya "muchos colegios tienen una persona dietista que organiza los menús para que sean equilibrados y se está en contacto con las familias". No niega que sea una tarea laboriosa, pero también es cierto que "si un niño ve comer acelgas a otro que tiene al lado, seguramente acaben gustándole, y eso será un trabajo previo para que cuando sean mayores mejoren esos hábitos saludables", comenta.

Algunos retos Dentro de la Educación en general, y unido a esa educación ambiental, Monge considera como "uno de los retos mayúsculos, trabajar esa espiral de inmediatez que tenemos, de éxito inmediato, del aquí y ahora. Hay que trabajar ese esfuerzo, esa espera, esa contención, saber que el éxito o los frutos de un trabajo se ven con el tiempo". Asimismo, "ese consumo desmesurado e incluso esos hábitos a veces hasta excesivos y nocivos, deben cambiar". Por otra parte también opina que existe "una falta de empatía y un individualismo forzado de años precedentes que es complicado dejar de lado. Hablar de grupo, de comunidad, es complicado y a veces convencer de que se debe pensar en el bien común, cuando a su alrededor están viendo lo contrario, es una ardua tarea".

García apunta hacia esa misma dirección y lo hace con "optimismo, porque creo que esta generación está muy bien preparada, con una competencia global que le viene de serie y que además es muy solidaria". Pone en valor que "son personas que se relacionan sin ningún problema con otras culturas, otras religiones, otros idiomas€ y son mucho más competentes de lo que éramos nosotros". También explica que "nos gusta decirles que lo que ha destrozado el hombre, solo lo puede arreglar el hombre, con su inteligencia y su voluntad. Destaca asimismo "este movimiento adolescente a nivel mundial, cómo se han enfrentado a diversas problemáticas, lo cual debe darnos mucha esperanza".

Para Lanborena otro reto educativo es promover la colaboración. "Entendido como alto tan simple como hacer algo pero no a cambio de algo material, hablamos del voluntariado, de la gratuidad. Uno no puede crecer si no se preocupa de cuidar a los que tiene alrededor". Por eso "debemos dejarles claro que yo no me puedo hacer grande a costa de que el resto no pueda crecer". En esto "tiene que ver mucho el reparto de la riqueza, el saber convivir, etc.".

Llevándolo a los centros, "creo que tenemos el reto de que por lo menos puedan experimentar ese lado solidario, pero que no se quede solo en una acción como las que ya hacemos de voluntariado, sino que sea algo que cale en sus conciencias. Si la juventud creciera pensando en que cada cosa que hacen lo pueden llegar a realizar pensando en su alrededor, y si lo hacemos a nivel local pero que llegue en red, a nivel global, es como se podrá cambiar la sociedad". Es lógico pensar que "parece inabarcable, pero si lo hacemos de uno en uno, de centro en centro, ahí hay una potencia enorme que debe explotarse más y es un reto de la educación, también de las familias, pero no podemos olvidarnos de ese lado tan importante en los colegios".

Monge comenta que la educación se forma desde las familias, pero también desde los colegios. "Al final materias como matemáticas o inglés damos todos, por eso creemos que es muy importante la formación de la persona. La idea de transversalizar y que los valores que podamos inculcarles, sean vivencias que conformen su persona, corre también a cargo de los centros".

Precisamente por ese mismo motivo, García insiste en la importancia de que "se organicen actividades que impliquen a todos los miembros de la comunidad educativa, desde las familias hasta el profesorado. Lo importante es que los niños y las niñas vean conductas ejemplares en los adultos: sus padres y madres, profesores, etc. Al final somos una comunidad y educa la comunidad, eso es algo que no podemos olvidar". Además, para García, "todas las materias deben estar impregnadas de los valores que tú quieres transmitir".

En este sentido, cree que "uno de los errores en la enseñanza hasta hace poco era la descontextualización de las materias". Asimismo destaca que "los valores cristianos son valores ecológicos que deben estar presentes en todas las asignaturas, también en la de Religión, aunque luego la práctica religiosa sea algo personal y opcional."

Lanborena añade que las materias deben estar relacionadas. "Hay que dejar de trabajar como si cada materia fuera un compartimento estanco, como si no tuvieran nada que ver entre sí. Cada cosa que se trabaja con los alumnos se debe pensar en su utilidad en el mundo, es decir, poner un foco dentro y otro fuera a la vez". Y es que las alumnas y alumnos "van a aprender a sumar igual con una operación, como con una pregunta que implique una sensibilización con su entorno". Si un conocimiento no le sirve para la vida ni para crecer, "se le va a acabar olvidando, que eso todos lo hemos experimentado".