EL sector de la construcción, al igual que el resto de sectores económicos, avanza hacia la sostenibilidad. En este recorrido, la construcción industrializada se plantea como la solución, un sistema que aboga fundamentalmente por la sostenibilidad, la eficiencia y la calidad de las edificaciones.

Abordar los pormenores de lo que representa hoy en día la cons- trucción industrializada, hacia donde camina, las ventajas que representa y las necesidades que requiere su implantación a gran escala han sido algunas de las cuestiones debatidas en el último Encuentro DEIA celebrado recientemente. A la cita han acudido profesionales del sector como Oskar Azkarate, director general de Baskegur; Fernando Larraza, director de Precom; y Marc Rips, director de Proyectos de Ekinn Ekoinnovating.

El primero de los aspectos donde han profundizado los ponentes ha tenido que ver con la definición exacta de construcción industrializada. Según Marc Rips se trata del sistema de edificación que se apoya en técnicas y procesos innovadores en el cual los componentes estructurales y el resto de la edificación implicada en la obra se fabrican en talleres y fábricas para transportarse posteriormente a la ubicación final donde se procede a su ensamblaje.

Convencido del bien que supone para el sector el sistema apoyado en piezas preindustrializadas, Larraza puntualiza que la construcción industrializada consiste en hacer una labor previa en las instalaciones de una fábrica de la manera más exacta y controlada posible para que la fase de ensamblaje y montaje, ya en obra, sea lo más precisa y lo más exacta posible. Sin bien esta es una explicación sencilla, Fernando añade otras ventajas que representa frente a la construcción tradicional como es la minimización del tiempo de obra.

Dejando a un lado la definición, tanto Marc Rips como Fernando Larraza consideran importante establecer la diferencia entre industrialización y prefabricado.

El director de Precom puntualiza que el término prefabricado lleva consigo el estigma de lo barato, de lo hecho en serie, pero de una manera básica, mientras que industrialización conlleva otros conceptos. Otro tema sobre el que han profundizado es en cuanto a la aplicación en la actualidad de la construcción industrializada, que si bien es una realidad, todavía la mayoría de la obras de edificación se llevan a cabo a través del modelo tradicional, por lo que los tres expertos insisten en que queda mucho camino que recorrer.

Oskar Azkarate está de acuerdo en que si bien el recorrido es muy largo, esta manera de proceder apoyándose en elementos prefabricados y preindustrializados no es nada nuevo. Argumenta que a lo largo de su carrera profesional, de más de 30 años, ha sido testigo en numerosas ocasiones de la puesta en marcha de prácticas que promueven la construcción industrializada, aunque no niega que el modelo tradicional se sigue imponiendo en el mercado.

Sobre las ventajas que aporta la construcción industrializada, además de la reducción de tiempo de obra, el máximo representante de Baskegur argumenta que permite trabajar de la manera más segura y garantizar la calidad del producto final.

El director de Proyectos de Ekinn Ekoinnovating pone además el acento en el valor añadido que supone para Euskadi el uso de la industrialización en la construcción, debido principalmente a las características climatológicas de la zona. "En Euskadi hay muchos días que no se puede trabajar a la intemperie pero si dentro de una fábrica".

Los tres expertos presentes a la cita con DEIA comparten la opinión de que los paradigmas que representa la construcción industrializada engloban numerosas ventajas como saber qué te va a costar el proyecto, o qué se va a tardar, y cómo va a responder.

Ante este panorama, el debate se traslada a la siguiente pregunta, ¿por qué muchas de las empresas del sector de la construcción siguen abogando entonces por el modelo tradicional?

Sobre su aplicación en el mercado, Azkarate cree que las grandes empresas constructoras tienen mucho que decir. Argumenta que durante décadas el sistema de construcción ha jugado con los costos finales de las obras, con incrementos de modificados que rondaban el 20% del presupuesto inicial. "Esto no pasa en la construcción industrializada".

Ahora bien, este nuevo sistema apoyado en la industrialización requiere una nueva forma de entender la construcción y también nuevas capacitaciones. Según opina Azkarate, la figura del arquitecto y del jefe de obra es fundamental para que todo el diseño de la obra esté cerrado antes de proceder, al igual que la parte de ingeniería. Subraya contundente que, "la planificación de la obra es clave ya que todas las fases se tienen que solapar de manera perfecta para que el resultado sea el esperado".

En base a la importancia que adopta el periodo previo a la obra, el director de Precom señala que no podemos olvidarnos que anteriormente a la fabricación del producto final que más tarde se colocará en la obra, hay un trabajo y también una inversión intangible que resulta muy importante y que tiene que ver con el diseño, las soluciones y las propuestas.

De este contexto, Fernando saca a la luz la importancia del diseño y del cálculo y también de la formación de los profesionales, a lo que Rips, arquitecto de profesión, añade que no estaría de más que las universidades de arquitectura e ingenieras destinasen alguna asignatura a estudiar la edificación industrializada, teniendo en cuenta que se prevé un futuro construido sobre este modelo.

En este sentido, Azkarate no quiere pasar por alto una realidad que se está registrando en la actualidad. "No sirve de nada proceder con unos sistemas estructurales preindustrializados y perfectamente definidos cuando las instalaciones donde se va a ejecutar la obra siguen los patrones de la construcción tradicional".

Para Marc Rips, al igual que para sus colegas de sector, cambiar la forma de entender la construcción tradicional no va a resultar una tarea sencilla.

Los tres ponentes están de acuerdo en que aquí puede estar el quid de la cuestión, hacer entender a las empresas que la obra en sí tiene que quedar cerrada cinco meses antes de comenzar a proceder sobre la misma, de tal manera que todos los elementos que se necesiten deben estar prefabricados previamente.

Otro cambio que requiere esta manera de proceder es el adelanto de la inversión económica que, según los expertos, repercutirá positivamente en el coste final.

Azkarate no quiere dejar en el tintero otro aspecto que para él resulta muy importante en este proceso de cambio como es la implicación de la industria, tanto como soporte de diseño, en ingeniería y en aporte de conocimiento.

En cuanto a la tipología de las obras que se apoyan en la construcción industrializada, los presentes señalan la edificación de viviendas unifamiliares como la actividad con mayor de peso.

Herramientas digitales Lo expuesto hasta el momento en el debate deja ver claramente la necesidad de un cambio de base sobre el concepto de construcción pero también la necesidad de apoyarse en tecnologías punteras. En el apartado dedicado a la capacitación, Rips destaca como hoy en día contamos con las herramientas necesarias para hacer frente a los retos que plantean los procesos preindustrializados y menciona el protagonismo del programa BIN. Preguntado en qué consiste dicho programa, el arquitecto lo define como el conjunto de herramientas y procesos que permiten a todos los agentes que participan en la construcción de un edificio (promotores, constructores, arquitectos, ingenieros, responsables de la obra€) disponer de toda la información necesaria sobre la obra, lo que hace posible que exista una coordinación entre los diferentes gremios durante el diseño y la construcción del proyecto.

Larraza añade como otra ventaja de BIN que se apoya en la especialización de los profesionales, "todos ellos disponen de la misma herramienta en tiempo real, permitiéndoles ir viendo al mismo tiempo las modificaciones que el arquitecto va desarrollando en el diseño". Fernando lo define como un dibujo vivo hasta que el arquitecto lo da por cerrado.

Otra cosa buena que ofrece esta herramienta digital es, para Azkarate, el poder que alcanza la recopilación de información. "El hecho de almacenar toda la información del edificio y toda la relativa a la obra permite llegar a importantes conclusiones".

Sobre la aplicación del modelo de construcción industrializada en base a las diferentes tipologías de obra, tanto en Euskadi como en el conjunto del Estado, destaca principalmente su uso en la construcción de vivienda unifamiliar, con muy poco peso en las grandes edificaciones, caso contrario de lo que ocurre ene Estados Unidos, donde la ejecución de los grandes rascacielos se apoya en procedimientos preindustrializados.

Para Fernando Larraza, el apoyo a esta manera de proceder debe llegar también por parte de las administración pública, promoviendo promociones a nivel público. En este sentido, en Euskadi ya se están dando los primeros movimientos, ya que una de las ventajas más importantes de la construcción industrializada es que aporta mucho contra el cambio climático.

sostenibilibidad Construir de manera sostenible es uno de los pilares que rige la industrialización en el sector. La reciente Cumbre Climática celebrada en Madrid ha puesto de manifiesto cómo la manera de trabajar en base a procesos preindustrializados en el sector de la construcción resulta enormemente favorable para la conservación del medio ambiente frente al modelo tradicional.

Sobre este aspecto, los tres presentes al Encuentro DEIA tienen mucho que decir. Azkarate da una serie de datos sorprendentes. El sector de la construcción tradicional es el responsable del 33% de los gases de efecto invernadero y consume el 40% de los residuos. Bajo este prisma, los responsables políticos se están dando cuenta que a nivel sostenible hay que tomar cartas en el asunto y lo primero que tienen que dar es ejemplo.

Larraza así lo cree, sobre todo partiendo de la realidad de lo que contamina la construcción. A su juicio, no entiende el porqué se está incidiendo tanto en la contaminación del sector de la automoción y no en otros como el de la construcción tradicional.

El uso de materiales renovables, como por ejemplo la madera, es una de las medidas que puede ayudar a reducir estos elevados niveles contaminantes, reduciendo la huella de carbono.

En cuanto a las cuestiones energéticas, la construcción industrializada busca también el ahorro energético, incluyendo las últimas innovaciones y certificados de eficiencia. Para ello suele utilizar sistemas de energías renovables, como la energía solar o la aerotermia.

En este sentido, la administración vasca también ha actuado ya, dando a conocer recientemente que sus instalaciones contarán únicamente con energía 100% verde gracias a la contratación de fuentes renovables.

Si bien son algunas muestras de como la administración pública comienza a ver una alternativa en la construcción industrializada, para Azkarate esta tendencia pública es muy reciente.

Como ejemplo de la escasa incidencia pública, el director de Precom señala como los grandes proyectos desarrollados hasta el momento por la empresa que representa han llegado de la promoción privada.

El director de Baskegur añade aún más y destaca que aunque parece que hay todo un movimiento exagerado a favor de la sostenibilidad, muy poca gente está dispuesta todavía hoy a asumir unos cambios de conducta.

Por lo tanto, el cambio de paradigma que se está desarrollando dentro del sector de la construcción está siendo, a juicio del Azkarate, poco representativo hasta el momento. Para Azkarate, el sector requiere de un debate mucho más serio y profundo donde se analicen las particularidades de Euskadi en diversos aspectos. Uno de ellos tiene que ver con la superficie forestal vasca y el papel que representa la madera como materia prima clave para su aplicación en la construcción sostenible. Para el representante de la madera, en Euskadi el único material natural y renovable es la madera.

Centrándose en los datos que conoce, Azkarate apunta como el 55% de la superficie en Euskadi es arbolada, con equilibrio entre frondosas y coníferas. Añade además como la realidad vasca muestra que en los últimos 40 años se ha duplicado la masa arbolada.

Azkarate puntualiza tras estos datos, que si bien contamos con la materia prima necesaria dentro de nuestro territorio, no está bien vista la gestión de su uso para la aplicación en sectores como el de la construcción. A su juicio, "Euskadi debe madurar como país, ya que se ha banalizado sobre la gestión forestal y por contra, nunca se ha hablado de bioeconomía". "Hay que empezar a actuar", resalta, y pone como ejemplo el uso de nanocelulosa en países como Finlandia, lo que está permitiéndoles sustituir el plástico por derivados de madera.

Como no puede ser de otra manera, los 3 expertos defienden a capa y espada el uso de la madera en la construcción como el material sostenible por excelencia.

Larraza resalta además como el 100% de la madera que se utiliza en construcción hoy en día proviene de bosques gestionados sosteniblemente. Por su parte, Rips cree que todavía hay cierta picaresca en este tema y que hay quien ofrece un tipo de madera y utiliza otra.

En este sentido, Azkarate defiende la legalidad vasca, y añade como Euskadi es todo un referente de control de la madera, con certificaciones que garantizan la sostenibilidad de los bosques. La cercanía de la materia prima es, sin duda, otra cuestión a destacar, ya que el director de Baskegur argumenta que no es igual de sostenible la madera de aquí que la madera tropical.

A estas alturas del encuentro sale a la luz el debate sobre la normativa vigente en relación a la madera, una reglamentación que según el representante de Ekinn Ekoinnovating, debería controlarse mucho más y teniendo en cuenta que en Euskadi tenemos madera de aquí, no se traiga de fuera. "Eso debería estar prohibido", puntualiza.

Además cree que la administración pública debería actuar más y obligar a las empresas a construir de una manera sostenible, lo que llevaría consigo apoyarse en la construcción industrializada, e incide, en la necesidad de la existencia de más leyes.

Fernando pone sobre la mesa ejemplos que se están dando en el sector de la automoción para regular sus niveles de contaminación. Algo que no está ocurriendo con la construcción. "Pese a que la construcción contamina más que la automoción no se está actuando en materia reguladora", argumenta Larraza.

Oskar Azkarate resalta como otros sectores han conseguido cambiar las pautas tradicionales a base de decretos y cree que con el tiempo, en la construcción ocurrirá algo parecido. Señala la huella ambiental como una de las pautas a seguir en el futuro, algo que ya está ocurriendo en el mercado de los electrodomésticos. Otra alternativa son los créditos de los edificios.

El responsable de Baskegur defiende a su vez la necesidad de tener un debate sobre bioeconomía, que garantiza los tres ejes de la sostenibilidad (medioambiental, social y económico). A su juicio, las reflexiones del debate dejarían al descubierto que debemos cambiar el modelo de construcción; el tradicional no funciona y no es sostenible.

A esta falta de debate, el director de Proyectos de Ekinn Ekoinnovating critica también que no haya una definición oficial sobre el consumo energético de un edificio en cuanto a la cantidad de energía que debe gastar.

El término de casas pasivas es otro de los temas sobre los que se ha tratado. El director de la asociación que representa el sector de la madera en Euskadi menciona la hoja de ruta que va a dirigir la industria de la construcción de cara al futuro, un futuro que se apoya como ya se ha señalado anteriormente en un cambio de enfoque, así como en la defensa del uso de la madera y en establecer lo que son los estándares pasivos. En este último apartado, Azkarate se muestra un tanto reacio, ya que a su juicio se está jugando con la terminología de casas pasivas. Se explica argumentando que hay empresas que venden productos con materiales contaminantes que se apoyan en estos estándares pasivos para vestirse de ecológicos. "En ocasiones son productos fabricados con materiales contaminantes que por el hecho de contar con una serie de características como por ejemplo que sea un material aislante, se presente en el mercado como sostenible".

Sobre estas prácticas se muestran contrarios los tres especialistas, y concretamente la asociación de la madera de Euskadi aboga por que exista una coherencia, es decir, si se va a apostar por casas pasivas estas tienen que estar construidas con materiales naturales y renovables, con una huella de carbón baja.

La contradicción que se está dando es que se están vendiendo como edificios pasivos aquellos que si se analiza su ciclo de vida, es decir, su costo energético, las cifras representan una auténtica aberración.

En base a este tema, Fernando Larraza añade que el estándar passive house es uno de los hitos a los que tenemos que llegar sí o sí, pero lo importante es que estos edificios no contaminen ni durante su construcción ni durante su uso, y que el consuman de energía sea el mínimo. Por tanto, el coste del edificio mirado hacia atrás (cuánto ha costado, cuánto ha contaminado durante su construcción y cuánto contaminará en el futuro) también es muy importante.

Para los expertos, los estándares passive house tienen que alcanzarse en diferentes ámbitos; en la fabricación de construcción, la vida útil del edificio y su uso posterior.

En este sentido, Marcs Rips añade un parámetro más, conocer lo que costará reciclar ese edificio en el futuro.

costes El tema de los costes en la construcción industrializada también ha salido a la luz. Si bien para algunos construir sobre los estándares preindustrializados puede resultar más caro, los expertos en la materia no están de acuerdo con ello y creen que con el tiempo resulta más económico. Larraza lo argumenta destacando que el fin justifica los medios, mientras que Azkarate recalca que en este tema el Estado español vuelve a demostrar la carencia de un debate serio sobre el impacto que puede tener una obra en el medio ambiente y también en otros aspectos como el comercio si la obra está a pie de calle y afecta a sus escaparates.

Por encima de los presupuestos, Rips incide a su vez en la salud de las personas. "Está comprobado científicamente que la gente que vive o trabaja en edificios construidos con materiales ecológicos tiene mejor salud, incluso la mejoría afecta positivamente a su rendimiento".

Larraza comparte la opinión y la argumenta señalando que en el caso de la madera, no emite radiaciones electromagnéticas y regula la humedad.

Sobre aquellos otros sectores económicos estrechamente ligados con la construcción y que son altamente contaminantes también se ha hablado. El debate no plantea ni mucho menos su desaparición, sino su transformación. Muchos de estos sectores tienen que reinventarse para crear un producto final no contaminante.

Para concluir con el debate, los especialistas abordan como la construcción industrializada garantiza calidad de la edificación, una calidad que no solo se manifiesta en la forma de proceder sino también en el cumplimiento de los plazos programados para su ejecución. Y por supuesto, alaban el peso de la madera como el material estrella. Pero viendo como está actuando el mercado, los expertos reunidos en las instalaciones de DEIA creen que los consumidores también tienen que cambiar su percepción de la madera y dejar de verlo como un material únicamente decorativo y de uso mayoritariamente en revestimientos y otorgarle una posición protagonista como elemento clave en la construcción sostenible.