China es el segundo mayor mercado de bonos del mundo y ya es fácilmente accesible para cualquier inversor. La renta fija china se está incorporando a los índices de deuda mundial por lo que captará numerosos flujos por la inversión pasiva.

De momento, el porcentaje de bonos chinos en cartera de inversores extranjeros es insignificante. Pero en un mundo con tipos cercanos a cero, una rentabilidad superior al 3% para el diez años de China es un buen reclamo para atraer dinero.

Además, se estima que este año y el próximo en este país habrá una tasa inferior de impagos comparado con valores de un riesgo crediticio similar al que habrá Europa y Estados Unidos. Esto se debe en buena medida a la mayor rapidez en el restablecimiento de su economía tras la Covid-19. El mes de marzo fue una prueba de fuego para los mercados de crédito y el mercado chino lo pasó con muy buena nota, sin tensiones en su negociación.

Leyendo lo anterior alguien podría preguntarse por qué este activo apenas está recomendado por entidades y asesores.

La deuda china ha sido en el pasado objeto de titulares y raramente por buenas razones. El rápido crecimiento de la deuda total del país sobre el PIB y un sistema de financiación más opaco, y a veces en la sombra, han generado cierta preocupación y desconfianza. Los estímulos lanzados por la segunda economía del mundo para salir de la crisis del 2008 han supuesto una subida de su deuda desde el 140% sobre el PIB en 2007 hasta el 260% a finales del primer trimestre de 2019, según el Banco de Pagos Internacionales.

Sin embargo, su ratio de endeudamiento no difiere mucho del de Estados Unidos (250%) y es bastante inferior al de Japón (380%) y menor que el de Reino Unido (275%). Además, el gobierno chino es consciente de la importancia de la estabilidad de su sistema financiero y ha estado tomando medidas para controlar la deuda en la sombra. China quiere ser protagonista en los mercados de valores y tiene intención de hacer todo lo necesario en cuanto a apertura, transparencia y control para conseguirlo.

Otra de las razones, y probablemente la más importante, para que los inversores internacionales no tengan apenas deuda china es que sus mercados están fraccionados y no han sido totalmente accesibles hasta hace muy poco.

Las compañías chinas llevan ya bastante años emitiendo bonos en dólares e incluso en euros y esos bonos se negocian en un mercado de valores exterior (normalmente Hong Kong) donde los inversores extranjeros podían comprarlos sin problemas. Las agencias de rating internacionales cubrían desde hace tiempo estas emisiones y las mayores forman parte del índice JPM USD Asia Credit. El tamaño de este mercado se estima en casi 130.000 millones de dólares y supone actualmente una gran parte del índice asiático.

China quiere ser protagonista en los mercados de valores y tiene intención de hacer todo lo necesario en cuanto a apertura, transparencia y control para conseguirlo

El mercado doméstico (onshore), donde se negocian en renminbis las emisiones del gobierno central y locales y bancos considerados casi gobierno, es el mayor, con un tamaño superior a 13 billones de dólares (cien veces mayor que el mercado de emisiones en dólares). Aunque a este mercado podían acceder desde 2002 algunos inversores extranjeros, se necesitaba la autorización del regulador chino, había unas cuotas que limitaban el acceso y restricciones a la repatriación.

Actualmente se han abolido las cuotas y el resto de limitaciones a la negociación y liquidación. La última iniciativa de apertura al extranjero es que los inversores ni siquiera tienen ya que abrir cuenta en el mercado onshore y puedan negociar estos bonos desde Hong Kong.

Durante 2020, se están incluyendo en los índices mundiales de bonos más seguidos y utilizados en gestión pasiva. A finales de 2020, el porcentaje en el Bloomberg Global Aggregate Bond Index de deuda china alcanzará el 6% y eso unido al buen comportamiento durante marzo y unos tipos más atractivos está atrayendo un importante flujo de inversores.

Otro hándicap que existía a la hora de invertir en bonos emitidos en divisa local era la intervención en el tipo de cambio y la falta de uso internacional. En 2005, China permitió la apreciación del renminbi (también conocido como yuan), tras diez años de cambio fijo con el dólar. En 2010 empezó a usarse fuera de China y existe un mercado de bonos emitidos en esa divisa que se negocian en mercados exteriores, aunque su tamaño es mucho menor que el de los otros dos.

Aunque el yuan no fluctúa libremente todavía, China lleva varios años implementando políticas para liberalizar su divisa. En 2016 el Fondo Monetario Internacional dio un impulso a los esfuerzos del país y añadió el renminbi a la cesta de divisas de Derechos Especiales de Giro. Esta cesta está compuesta por varias divisas consideradas por el FMI suficientemente líquidas para que los bancos centrales puedan confiar en ellas y usarla en sus operaciones. El uso del yuan será cada vez mayor en operaciones internacionales y como reserva, lo que sin duda ofrece un soporte internacional a su valor.

Cualquier inversor debería empezar a plantearse la renta fija china como inversión, pero de la mano de un buen asesor y, de momento, al ser un mercado fraccionado y complejo es recomendable usar un buen fondo de gestión activa que pueda seleccionar valores entre los diferentes mercados y emisores.