“Cada tecnología trae consigo una nueva industria y empleo”
Los efectos potenciales de la Inteligencia Artificial son objeto de análisis. Xavier Sala i Martín cree erróneo pensar en clave muy optimista o catastrofista
El economista Xavier Sala i Martín (Barcelona, 1962) es profesor de Desarrollo Económico de la Universidad de Columbia, en Nueva York, y uno de los analistas en la materia más conocidos. En 2029 publicó ‘De la sabana a Marte’, en el que reflexionaba sobre el poder de las ideas. Miembro de la junta directiva del FC Barcelona entre 2003 y 2010, ha presentado en Bilbao ‘Entre el paraíso y el apocalipsis: la economía de la inteligencia artificial’ (Ed. Conecta), en el que analiza qué cambios económicos y sociales puede suponer esta revolución.
Leyendo las implicaciones de la Inteligencia Artificial, puede resultar difícil saber si es algo que genera progreso o más bien vértigo. ¿Es comparable a la revolución agraria o la industrial, tal y como se está proclamando?
— La agricultura fue una revolución que aumentó la producción de alimentos. Por consiguiente, creció la oferta y bajaron los precios, lo que permitió alimentar a cada vez más gente. Con la máquina de vapor, la energía fue más abundante, su preció cayó y la industria aumentó. Con la IA, se está cambiando el motor del progreso, que a partir de ahora lo van a constituir las ideas. Vamos a tener la capacidad de tener más ideas, lo que va a acelerar el progreso. La inteligencia se va a hacer más más barata y accesible, y eso va a tener unas implicaciones brutales.
Entonces, y tal como describe en su libro, ¿estamos ante un paraíso o un apocalipsis?
— Hay gente que habla de que la IA va a suponer una de las dos opciones. Yo creo que los dos polos son erróneos. La llamamos Inteligencia Artificla, pero en realidad no es inteligente. Tal vez en un futuro muy lejano tengamos máquinas inteligentes, pero ahora lo que tenemos son solo algoritmos capaces de hacer predicciones. En realidad, ya existen desde 2012. Lo vemos con las búsquedas en Google o YouTube, que nos ofrecen predicciones a partir de los gustos. Chat GPT es una aplicación a la que hemos alimentado con todos los textos que hay disponibles en Internet, sean verdad o mentira. Pero solo es una máquina de predecir palabras, y una parte de los resultados que devuelve es mentira. Chat GPT se alimenta también de bulos como los que decía Trump. No es inteligente. No tiene sentido común, que es algo que los humanos hemos adquirido a través de la experiencia.
¿En que situación estamos ahora?
— Nadie sabe qué debe pasar para que la IA sea inteligente de verdad. Ahora mismo, la IA solo son máquinas estadísticas de hacer predicciones, pero no tiene voluntad ni ambición, que son dos cualidades que distinguen a los seres humanos. Por sí sola, la IA no va a generar ninguna catástrofe ni tampoco una riqueza infinita o la cura de todas las enfermedades. La clave va a seguir en las personas inteligentes, que son las que saben solucionar problemas que antes no se habían presentado.
Se está hablando de que la IA va a destruir millones de empleos en todo el mundo en las próximas décadas, pero también de que va a generar otros nuevos mucho después, a largo plazo. ¿Qué va a ocurrir en ese paréntesis? ¿Es soportable para las economías y las sociedades los niveles de paro que ya se están vaticinando?
— De momento, no está ocurriendo que las empresas adopten de forma masiva la IA porque están viendo que comete errores. En el futuro, habrá que ver si es sustitutiva del trabajo humano o complemento del mismo. Para algunos puestos puede tener función de reemplazo y para otros la de perfeccionamiento de la labor de un trabajador. Cada vez que se ha producido un cambio tecnológico se ha dado un proceso económico que ha generado una nueva industria. El coche acabó con el sector del carruaje de caballos, pero contribuyó al desarrollo de la industria del turismo. La clave va a estar en la educación. La economía va a requerir trabajadores más flexibles y menos especializados.
A corto plazo, ¿cómo pueden beneficiarse las empresas de implantar tecnologías de IA?
— Pienso que la IA no va a tener ningún impacto hasta que los empresarios no abandonen la pregunta de cómo les ayudaría esta tecnología a reducir costes. Algunos ya están pensando despidos, lo que es claramente un error. Lo importante va a ser la reorganización de las empresas.
¿Corre el riesgo Europa de quedarse en esta carrera descolgada de Estados Unidos y China?
— Sí, y eso a pesar de que casi todos los avances en IA han sido diseñados por europeos. Pero son investigadores que residen y trabajan en Estados Unidos. ¿Porqué estan allí y no aquí? Existe un peligro de exceso de regulación que roba tiempo y motivación al investigador. El peligro con la IA es que acabemos con Estados parecidos a los de la novela ‘1984’, que es lo que pasa en China, donde el régimen tiene la capacidad de controlar lo que haces y reconocer en todo momento donde estás.
¿Le parece que la economía española basa demasiado su crecimiento en el turismo y los servicios?
— Hace dos décadas se puso mucho énfasis en la construcción inmobiliaria y ahora se corre el riesgo de caer en la misma situación con el turismo. Los países que más están creciendo ahora son los mismos cuya economía más se desplomó en pandemia. Es un efecto rebote tras la caída. El sector del turismo tiene un escaso valor añadido y se necesitan industrias que aporten ese valor.
La falta de vivienda aparece como una de las barreras al crecimiento económico.
— Creo que es un problema de oferta y demanda. Yo estoy a favor de la libre circulación de personas, pero en Catalunya, en la última década, la población ha pasado de 8 a 10 millones. Si las administraciones quieren que vengan más trabajadores, habrá que construir más viviendas para ubicarlos.
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