El consejero de Industria, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Mikel Jauregi, ha analizado este jueves las consecuencias del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos alcanzado este verano, que grava con un 15% los productos europeos exportados al país norteamericano. En el caso de la siderurgia el impacto es más doloroso, porque los aranceles llegan al 50%. El Gobierno vasco calcula unos 700 millones de reducción de las ventas de las empresas vascas por la guerra comercial de Donald Trump, un escenario que podría conllevar una caída del 0,33% del PIB vasco. Estima, asimismo, que los sectores industriales más afectados serán el siderúrgico (con 261 millones de euros anuales exportados a Estados Unidos), el de máquina-herramienta (272 millones en exportaciones al país norteamericano) y la automoción (61 millones, aunque éste estará más afectado por el futuro acuerdo que se alcance con México). También el vitivinícola, pero ese análisis lo hará el departamento de Alimentación Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca.
Es una lectura preliminar, porque todavía hay que analizar el impacto final de los aranceles en el resto de socios comerciales de Estados Unidos, como Alemania, Francia, China y México. Y, sobre todo, si el país norteamericano utiliza la sección 232 para subir el gravamen de otros componentes también al 50%, afectando al otros sectores más allá de la siderurgia. Para estudiar todos los detalles, el departamento va a convocar a partir del lunes tres mesas sectoriales, con representantes del Gobierno vasco, las tres diputaciones, cámaras de comercio, clústeres y empresas. La primera de ellas será con el sector siderúrgico y le seguirán los días 22 y 29 de septiembre los de máquina-herramienta y automoción, respectivamente.
La idea de estas mesas es conocer de primera mano "las preocupaciones, los intereses y las necesidades de los sectores y empresas más afectadas por la nueva situación" y poder diseñar ayudar específicas. "Ahora que se ha clarificado, de alguna manera, el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos podemos hacer un análisis más sectorial", ha explicado Jauregi, que ha estado acompañado en la rueda de prensa por la directora general de Basque Trade & Investment (BTI), Nagore Bonilla; el vicencosejero de Industria, Andoitz Korta, y el director general de SPRI, Jon Ansoleaga.
Las reuniones de estos tres grupos serán periódicas y servirán para analizar las novedades que puedan ir surgiendo, así como la evolución del impacto de los aranceles estadounidenses en el resto de socios.
Sectores elegidos
Prácticamente desde que Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos con la intención de emprender una guerra comercial mundial, el Gobierno vasco ha mantenido encuentros periódicos con el sector industrial para dar un seguimiento al impacto de estos aranceles en unas exportaciones que el año pasado ascendieron a los 1.994 millones de euros. En febrero se creó el Grupo para la Defensa Industrial y en abril lanzó un escudo comercial de 2.100 millones en forma de ayudas directas y avales a empresas afectadas. Ahora, el análisis se centra en los sectores más impactados, tres en concreto: siderurgia, máquina-herramienta y automoción.
El primero presenta una elevada exposición al comercio internacional y sus exportaciones a Estados Unidos están gravadas con un 50% bajo la sección 232 (que permite imponer aranceles con la seguridad nacional como pretexto). El año pasado, las empresas vascas de este sector enviaron al país norteamericano productos por valor de 261 millones de euros, el 13% del total de sus ventas al exterior. "La imposición de un arancel del 50% coloca a las empresas vascas en un escenario de pérdida de competitividad casi absoluta", ha advertido el consejero.
La segunda mesa sectorial convocada, que se reunirá por primera vez el 22 de septiembre, se centrará en la fabricación avanzada, que exporta anualmente productos por valor de 272 millones de euros, el 15% de sus ventas totales. "En este caso, aunque el producto final afronta un arancel del 15%, numerosos componentes están gravados con el 50% bajo la sección 232, lo que genera riesgos adicionales a la cadena de valor", ha subrayado Jauregi. Una nota positiva es "la baja presencia de industria local (de este sector) de Estados Unidos". "Esto limita las alternativas de suministro interno, lo que refuerza el interés estratégico de este mercado", ha añadido.
Por último, la automoción tiene un componente diferente y es que los impactos son más indirectos que directos y están relacionados, sobre todo, con México. Las exportaciones del sector a Estados Unidos no son elevadas, representan 61 millones y el 3% de las ventas totales del sector al exterior, y esto es así porque muchas empresas están implantadas en país azteca, que cuenta con 47 fábricas productivas vascas. "Ahí dependemos de cómo termine el acuerdo comercial con México", ha apuntado el viceconsejero Korta.
"Nuestro sector de automoción está implantado en México y este país está negociando todavía con Estados Unidos. Tenemos que esperar; si ese acuerdo no es bueno para México, no es bueno para las empresas vascas que están allí", ha adelantado Jauregi, quien ha mostrado su confianza en la labor que está haciendo el Gobierno de Claudia Sheinbaum. "Aunque un impacto directo del 3% no parezca tanto, el indirecto sí lo es", ha lamentado el consejero. Pero no solo estas consecuencias pueden venir de México, también de la Unión Europea. "Muchos componentes de automoción vascos van directos a coches de Alemania, Francia e Italia, que luego se exportan a Estados Unidos. Si esas exportaciones bajan, nuestra facturación bajará", ha advertido.