Una vez consumada la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, llega el momento de las cábalas. Lo cierto es que todavía reina la incertidumbre sobre los planes de un personaje impredecible, pero la preocupación es una sensación real. “Si hace todo lo que ha dicho, hay que empezar a santiguarse”, lanza Massimo Cermelli, profesor de Economía en Deusto Business School. Y añade: “En la política, normalmente, no se cumple gran parte de lo que se dice. Y si esto ocurre, va a ser lo mejor para Europa”.

Tras una campaña repleta de anuncios sobre aranceles, las empresas vascas se muestran preocupadas por las exportaciones y por que la guerra comercial con China “inunde” de productos procedentes del gigante asiático el mercado europeo. Los sectores más afectados en Euskadi podrían ser la automoción, el vino, cuyas ventas ya cayeron un 20% en su legislatura anterior, y la siderurgia. “Se está produciendo un cóctel perfecto en la automoción para tener preocupación. Por un lado, está Donald Trump, pero por otro está la locomotora de la automoción europea, Alemania, con la que Euskadi tiene mucha conexión, que está sufriendo una ralentización de la producción”, explica Cermelli. Los datos indican que la producción ha caído un 2,5% en el último más, más del doble de lo que se esperaba.

Durante la campaña, Trump anunció su intención de poner aranceles de entre el 10 y el 20% a todos los productos que lleguen del extranjero. Pero el sector más afectado puede ser, precisamente, el del automóvil. Ahí, el futuro presidente estadounidense pretende implantar un arancel del 100% para los coches y cumplir así su promesa de que “no se venda ni un solo coche extranjero en Estados Unidos”. De los 2.738 millones de euros que las empresas vascas vendieron en el país el año pasado, 433 millones corresponden a compañías de este sector, unas exportaciones que provienen principalmente de la fábrica de Mercedes de Gasteiz.

Pero esa es solo un parte de la preocupación, la otra está en que si China no puede vender sus productos en Estados Unidos, aumenten todavía más sus importaciones a Europa. “Ya veníamos con la competencia de coches chinos, ahora que entra Donald Trump en juego, va a afectar negativamente a la producción”, lamenta el profesor de Deusto Business School. “El tema de los aranceles, las guerras comerciales, siempre son negativos para la economía se mire por donde se mire. Aquí los únicos beneficiados pueden ser los trabajadores y las empresas americanas. Pero ya los consumidores americanos no lo son, porque los precios suben, como tampoco los consumidores y productores europeos”, señala.

Tesla, cuyo fundador es el nuevo socio de Trump, Elon Musk, lleva tiempo mostrando su preocupación por el creciente avance de los coches eléctricos chinos y ha buscado de diferentes maneras proteger su producción frente a la competencia del gigante asiático. Así que el principal beneficiado de la política de aranceles del futuro presidente de Estados Unidos es Tesla. Y en esta guerra comercial, las grandes empresas vascas de la automoción pueden ver afectadas sus exportaciones. En cambio, las fábricas del sector instaladas en Estados Unidos –Gestamp y Cie Automotive cuentan con un total de 20– no se verán tan impactadas por las políticas de Trump, eso sí, tendrán que demostrar un mayor arraigo y hacer contrataciones con proveedores del país.

En este sentido, el director de marketing de la Cámara de Comercio de Gipuzkoa, Iñigo Muguruza, asegura que esta nueva situación obligará a las empresas vascas a realizar “un cambio de estrategia”. “Cuando se ponen aranceles, son las empresas las que aumentan sus inversiones en estos países y quizá veamos más implantaciones”, explica. En la actualidad, existe un total de 137 empresas vascas implantadas en Estados Unidos.

En la legislatura anterior de Trump, una de las empresas más afectadas fue Tubos Reunidos, que vendía allí el 40% de su producción y cuyas ventas se hundieron cuando aplicó un arancel del 25% a todos los productos de acero. La Administración Biden no llegó a derogarlo, pero sí lo modificó e instaló un sistema de cuotas. “Con la entrada de Trump y ese discurso tan proteccionista, nos preocupa que vuelva a endurecer los aranceles, sobre todo a los productos siderúrgicos”, reconoce Asier San Millán, director del clúster de la siderurgia (Siderex).

“China va a seguir exportando y nos preocupa es que si no puede acceder al mercado norteamericano acabe inundando otros mercados”, explica. Las exportaciones del sector a Estados Unidos –que incluye la fundición, las acerías, los tubos o el acero inoxidable– alcanzaron el año pasado 381 millones. El país subió al tercer puesto como socio comercial, por detrás de Alemania y Francia, pero también tiene como principales clientes a Portugal e Italia, por lo tanto, todo lo que ocurra en estos mercados puede terminar afectándole. “China es el primer productor de acero, más del 50% de la producción mundial y van a seguir produciendo al mismo ritmo. Si el mercado estadounidense se cierra, tendrán que ver dónde exportar”, explica San Millán, quien concluye: “Viendo los discursos precampaña, estamos temiendo que vaya hacia un proteccionismo más duro”.