BBVA ha reconocido que deberá parar la opa sobre Banco Sabadell si finalmente la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) decide oponerse a la operación y esta decisión llega antes de que concluya el periodo de aceptación de la oferta.

Al igual que ya hiciera en junio en un folleto de emisión de un bono AT1, el banco ha reconocido varios riesgos ante el supervisor de los mercados bursátiles de EE.UU. (SEC, por sus siglas en inglés). Desde la propia entidad explican que se trata de un folleto que se publica y se va actualizando a medida que la SEC va solicitando nueva información, aunque esto no implica que esté aprobado.

Además, es habitual que las compañías incluyan este tipo de riesgos e incertidumbres que pueden impactar sobre su negocio con el objetivo de que los inversores y accionistas puedan disponer de la mayor información posible para tomar sus decisiones.

Así, si en junio reconocía la posibilidad de que no saliese la operación, BBVA ha incluido ahora los distintos escenarios a los que se enfrenta con respecto a la decisión de la CNMC. En caso de que Competencia diese luz verde a la operación, BBVA podría continuar sin problemas, pero en el supuesto de que la prohíba, el banco “deberá” finalizar la opa antes del fin del periodo de aceptación.

En cambio, si pone condiciones o compromisos, el banco puede parar la oferta, pero también puede continuar con ella. Esta opción también es válida en caso de que la autorización de la CNMC no llegue antes de que finalice el periodo de aceptación de la opa.

Esta situación se produce teniendo en cuenta que, según el anuncio de la opa que BBVA realizó el 9 de mayo, la eficacia o éxito de la operación está condicionada a recibir luz verde de la CNMC, entre otra serie de requisitos.

Esto también implica que para lanzar la opa, BBVA solo necesita la no oposición del Banco Central Europeo (BCE) y la aprobación del folleto de la oferta por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Es decir, BBVA puede abrir el periodo de aceptación sin necesidad de contar con el visto bueno de la CNMC, pero el organismo que preside Cani Fernández condiciona el éxito de la operación, puesto que la intención de BBVA es adquirir el 100% de Sabadell y fusionar ambas entidades. Entre otros riesgos, también se incluye la posibilidad de que se realice el canje de acciones, pero no la fusión, lo que se traduciría en que BBVA no conseguiría algunas o todas las sinergias previstas, que actualmente el banco cifra en unos 850 millones de euros (450 millones de euros por gastos administrativos y de tecnología; 300 millones de euros por gastos de personal y 100 millones por costes de financiación).

Pero además BBVA reconoce que tampoco conseguiría todas las sinergias en caso de que consiga la opa con una aceptación de al menos el 50,01% de accionistas -condición necesaria para el éxito de la oferta- pero no llegue ni al 100% ni al 90% para ejecutar su derecho al mecanismo de squeeze-out -por el que si alcanza un 90% se hace una venta forzosa sobre el 10% de accionistas que no haya acudido al canje.