El próximo jueves es el Día Europeo de la Igualdad Salarial, efeméride que vuelve a ejercer de recordatorio de las tareas pendientes en esta materia. Las diferencias entre hombres y mujeres en sus remuneraciones siguen siendo palpables, en especial en sectores donde las condiciones laborales son de por sí más inestables. Los esfuerzos de la década pasada se vieron frenados por la irrupción de la pandemia, que alteró los equilibrios logrados.

La última edición de la Encuesta Anual de Estructura Salarial, elaborada y publicada el pasado año por el Instituto Nacional de Estadística, ilustra, con datos de 2021, el retroceso que supuso el parón económico derivado de la crisis sanitaria. Así, según los datos, la ganancia media anual fue de 28.388 euros para los hombres y de 23.175 en el caso de las mujeres. Es decir, 5.213 menos para ellas, con una ganancia media anual del 81,6% respecto a la masculina, si bien esta diferencia tiende a reducir si se atienden a puestos de trabajo con características similares en aspectos como la ocupación, el tipo de contrato o la duración de la jornada laboral. En lo que concierne a la distribución salarial, el 25% de las mujeres tuvo en 2021 un salario menor o igual que el SMI, que ese año osciló entre los 950 y los 965 euros. También son apreciables las distancias cuando la encuesta aborda los salarios según los tipos de contrato de los trabajadores. Además de que las mujeres, en general, sufren en mayor medida la precariedad asociada a contratos a tiempo parcial, su salario fue inferior al sueldo medio de manera independiente del tipo de contrato (un 7% menor para los indefinidos y un 25% para los de duración determinada). 

La ratio señalada del 81,6% alude a la proporción, a nivel estatal, de la distancia salarial entre hombres y mujeres. De esta manera, cuanto más cerca esté del 100% menor será la brecha. Por comunidades, es Asturias la que más alejada se sitúa (76,8%) y, por lo tanto, mayor brecha de género presenta en esta materia. Euskadi (83,3%) sería la quinta comunidad, aunque este indicador esconde muchos matices buenos y malos. La distinta estructura productiva y laboral en cada territorio es uno de los factores que explican esta variabilidad. Así, Canarias es la primera (89,7%), pero la práctica totalidad de su masa laboral se concentra en un único sector-el turístico-, lo que hace más difícil que se produzcan las diferencias que se dan en comunidades con economías más atomizadas. En cualquier caso, el salario medio de las mujeres fue inferior al de los hombres en 2021 en todas las comunidades. 

Reducidos efectos de la reforma para igualar permisos

La equiparación de los permisos de paternidad y maternidad ha reducido “levemente” la brecha de género, de forma que, tras el periodo de baja, “los padres trabajan menos días y las madres reducen en menor medida su jornada laboral”, según un reciente informe del centro vasco de investigación económica Iseak. En general, Iseak define como “necesaria”, la reforma, “pero no suficiente”.

El estudio analiza el impacto sobre madres y padres en el mercado laboral de la reforma que se aprobó en España en enero del 2021 por la que se extendió el permiso de paternidad de 12 a 16 semanas y se equiparó con el de maternidad. El balance desarrollado por Iseak ofrece resultados dispares sobre los frutos del cambio normativo. Con la extensión de los permisos de paternidad de 12 a 16 semanas, la probabilidad de empleo de los padres “se reduce tanto al cabo de 6 como de 12 meses tras el nacimiento del bebé. Esta reducción es de 4,1 puntos porcentuales en el primer caso y de 3,3 puntos un año tras la paternidad”. Sin embargo, “los efectos sobre la brecha de género no son positivos, puesto que la reforma supuso una reducción mayor entre las mujeres (de 5,5)”, explica el informe, que destaca asimismo que “al cabo de un año, la probabilidad de las mujeres de tener un empleo ha disminuido como consecuencia de la igualación de permisos, pudiendo reflejar un mayor vínculo familiar”. 

No obstante, “si se atiende al efecto de la igualación de permisos sobre el número de días totales trabajados al cabo de un año tras el nacimiento del bebé -más allá del periodo de baja-, se observa una ligera reducción de la brecha de género”, indica el informe, que subraya que este descenso viene provocado por “una disminución en el número de días trabajados por los padres (aproximadamente 9 días menos), no encontrándose efecto alguno para las madres”. Ante este escenario, la propuesta del centro de investigación para avanzar a una mayor extensión de los permisos es incentivar que ambos progenitores hagan uso de ellos “de forma no simultánea e igualitaria”, excepto las primeras semanas.

Las circunstancias que explican la brecha salarial de género son conocidas, pero el trabajo para revertirlas es arduo. La mujer se encarga en mayor medida de las tareas del hogar y del cuidado de familiares, lo que se traduce en dificultades para conciliar y que los contratos con menos horas, por lo general en sectores precarizados vinculados a los servicios, recaigan en ellas. El informe ‘La brecha salarial en la Comunidad Autónoma de Euskadi’, elaborado por la consultora en igualdad Estíbaliz García Cano y editado por Emakunde en 2021, refleja que la mayor brecha salarial se localizaba en el año 2018 en el sector servicios (21,8%), seguida del industrial (17,2%). El informe también se detiene en aspectos como la “inferior valoración social y económica” del trabajo realizado por las mujeres. “Es decir, no se cobra lo mismo por trabajo de igual valor”, resalta la autora, que destaca asimismo otros factores, como “las distintas posiciones de mujeres y hombres en el empleo, marcadas por las relaciones de género” y que “la cultura del trabajo y la cultura empresarial vigentes requieren una dedicación plena”, lo que supone una condición “a la que algunas mujeres responden en menor medida”. Además, todo esto se traduce, entre otras cosas, en que las pensiones que reciben las mujeres son más reducidas. 

En cualquier caso, la década pasada contempló importantes avances. “La brecha salarial de género disminuyó en gran parte de la Unión Europea durante la década previa a la pandemia”, proclamó un estudio de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) en el año 2022. Según el informe, con datos de Eurostat a nivel del Estado correspondientes a 2020, la retribución media bruta por hora trabajada de los hombres superaba en un 8,5% a la de las mujeres, la mitad que en 2011 (16,8%). “Esa diferencia salarial a favor de los hombres situaba a España en una posición no solo mejor que la de Alemania (17,3%), Francia (15,3%) y Países Bajos (13,1%), sino también por encima de otros países considerados muy igualitarios en cuestión de género, como Dinamarca (13,4%) o Suecia (10,5%)”, añadía el documento. En España las mayores brechas salariales de género se registran en el sector de actividades sanitarias y servicios sociales, y en el de actividades profesionales, científicas y técnicas; y las más reducidas, en los sectores de transporte, hostelería y restauración. Un aspecto en el que se ha avanzado es en la disminución de la brecha salarial en los grupos de edad más jóvenes, puesto que, según este informe, la diferencia “prácticamente ha llegado a desaparecer entre las cohortes más jóvenes”, y es del 1% en la franja que va de los 25 a los 34 años. No obstante, como advierte el informe, se toman datos de empresas de menos de 10 empleados, lo que sugiere que en las más pequeñas el problema de la desigualdad es mayor