Nueva crisis en el sector pesquero vasco y, como es habitual, los arrantzales se sienten desprotegidos por la falta de interlocución directa en Europa. El Caraba es uno de los 41 buques de la flota arrantzale del Cantábrico afectados por la decisión del gobierno de Francia de prohibir la pesca en sus aguas durante un mes –desde el 22 de enero hasta el 20 de febrero– para proteger los delfines. Y es que según el ICES (Consejo Internacional para la exploración del mar) cerca de 9.000 de estos cetáceos mueren cada año en aguas del Golfo de Bizkaia a causa de la actividad pesquera. El pesquero, con base en Bermeo, es uno de los pocos que se mantiene activo durante esta época del año en la que centra su actividad en la pesca de rape con redes fijas de fondo. El grueso de la flota vasca de bajura se encuentra amarrada en puerto a la espera de que arranquen las campañas de pesca de verdel y anchoa el próximo mes de marzo.
Jon Lartitegi, penúltimo representante de una saga de arrantzales de Bermeo, es el patrón del ‘Caraba’ donde transmite todos sus conocimientos a su hijo Enaitz, quien se hará con el timón del pesquero en pocos años. El buque bermeano se ha visto obligado –al igual que otros cuatro arrastreros de la flota de altura al fresco de Ondarroa– a abandonar las aguas francesas donde habitualmente desarrolla su actividad a la pesca de rape.
—Cuando Francia anunció su decisión de cerrar sus aguas a la pesca durante un mes para proteger a los delfines, apuntó la posibilidad de poder seguir faenando para aquellos buques que contarán con cámaras a bordo que permitieran el control absoluto de la actividad pesquera. Nosotros realizamos una inversión para instalar cámaras y a una semana de iniciarse el cierre nos comunican que el cierre del caladero es total, sin excepciones. No entendemos el motivo que justifique ese cambio de última hora.
Lartitegi asegura no tener nada que ocultar en su actividad pesquera.
—Nosotros estamos a favor de preservar la población de delfines del Golfo de Bizkaia pero la muerte accidental de estos mamíferos en ningún caso esta provocada por nosotros. En mis 26 años como patrón de este barco nunca hemos capturado un delfín. Los dos últimos años hemos llevado observadores a bordo que han certificado que en nuestras redes nunca ha quedado atrapado ningún mamífero marino.
Los pescadores de la flota de bajura del Cantábrico han denunciado en reiteradas ocasiones el perjuicio que provoca la actividad de los buques de arrastre pelágico con base en la costa atlántica de Francia en las poblaciones de peces y mamíferos del Golfo de Bizkaia.
—No tenemos nada que ocultar. Otros, sin embargo no quieren llevar observadores a bordo ni instalar cámaras que controlen su actividad porque no quieren que se sepa la cantidad de peces y mamíferos que mueren de manera accidental en sus redes pelágicas y que luego arrojan al mar. Tienen mucho que ocultar y pagamos justos por pecadores. El elevado número de delfines muertos por la actividad pesquera no se soluciona con la prohibición de pescar durante un mes. A partir del 20 de febrero, cuando se reabran a la pesca las aguas francesas, los delfines seguirán cayendo atrapados en las redes de determinadas flotas. Lo que hay que hacer es analizar la actividad de cada flota para determinar cuáles son las que matan delfines y adoptar medidas al respecto.
Tras la entrada en vigor el pasado lunes de la prohibición de pescar en aguas bajo jurisdicción francesa, el pesquero de Bermeo se ha visto obligado a abandonar su zona habitual de pesca para cambiar de caladero y largar sus redes en aguas bajo jurisdicción del Estado. ¿Cómo le está afectando?
—La imposibilidad de faenar en aguas francesas nos provoca un perjuicio importante porque nuestras capturas se han visto reducidas a la mitad. Nosotros somos arrantzales y queremos seguir pescando. La costera de rape se desarrolla durante los dos primeros meses del año y no vamos a amarrar en puerto.
El patrón del pesquero bermeano asegura no tener noticias de las ayudas anunciadas por el gobierno de España para los 41 buques de la flota del Cantábrico afectados por el cierre del caladero francés.
—Sólo escuchamos rumores pero sabemos que para poder acceder a esas ayudas tenemos que suspender totalmente nuestra actividad pesquera y amarrar en puerto, algo que no estamos dispuestos a hacer a pesar de que nuestras capturas se hayan reducido de manera notable.
En poco más de un mes arrancará una nueva campaña de pesca de verdel para la flota vasca de bajura. Se trata de una pesquería muy importante para la flota compuesta por embarcaciones que capturan dicha especie mediante el empleo de líneas de anzuelos. Durante los últimos años, los pesqueros que emplean este sistema de pesca han tenido serios problemas para capturar su cuota.
—El verdel es una especie muy importante para nosotros y estamos preocupados por lo ocurrido en los últimos años, en los que la mayoría de embarcaciones no hemos podido capturar nuestra cuota de verdel. Los excesos realizados por flotas del norte de Europa han infligido un serio castigo al stock. Flotas de países como Noruega, Islandia o Islas Feroe están pescando por encima de las recomendaciones de los biólogos poniendo en peligro el stock de la especie, y no pasa nada. Lo hacen con una total impunidad porque nadie toma cartas en el asunto. Por el contrario, nosotros un año superamos nuestro cupo y Bruselas nos sancionó con una multa que hemos estado pagando hasta hace bien poco con una disminución anual en nuestra cuota, que ya de por sí es bastante reducida.