Euskadi transitó con relativa estabilidad en la crisis generada por la pandemia. Es una de las conclusiones que se pueden extraer de dos documentos publicados a lo largo de esta semana por el INE en los que se constata que, en líneas generales, medidores relativos a condiciones materiales de vida, rentas medias por habitantes, empleos y salarios se han recuperado con fuerza, si bien restan interrogantes a resolver sobre su evolución en el futuro dada la perseverancia de factores como la inflación o un panorama geopolítico internacional que no solo está haciendo más difícil esa mejoría, sino que amenaza con agravar las señales de ralentización que los grandes organismos llevan meses difundiendo de cara a 2024.

El Atlas de Distribución de Renta de los Hogares es una publicación que el INE elabora desde hace apenas cuatro años y que proporciona información sobre indicadores de nivel y distribución de renta por persona y hogar a partir de datos de la Agencia Tributaria y, en el caso de la CAV, de las haciendas forales. Si en el año 2020 la renta media por persona era de 15.743 euros, en 2021 ese valor se elevó a los 16.321 en Euskadi. 

Por Territorios Históricos, la edición del Atlas presentada esta semana -que hace mención a los datos del año 2021- recoge que Gipuzkoa lidera la lista de ingresos anuales en el Estado, con 16.887 euros de renta neta anual media por habitante. Le siguen Bizkaia, con 16.192 euros y la Comunidad de Madrid, con 16.146 euros. A continuación figura Araba, con 15.539 euros, y Barcelona con 15.297 euros. El informe también destaca que, por localización geográfica, el 84,9% de los municipios vascos está entre el 25% de los que presentan mayor renta en el Estado, siendo la media neta española de 14.443 euros. 

En comparación con un año antes (2020), el año de pleno impacto de la crisis sanitaria, social y económica derivada de la pandemia, los datos son parecidos, aunque ligeramente inferiores en lo que respecta a los volúmenes de renta. Así, Gipuzkoa también lideraba la lista de provincias con mayor renta anual media por habitantes (16.399 euros). Le seguían Madrid, con 15.579 euros, y Bizkaia, con 15.555 euros. Es decir, que Bizkaia logró el pasado año sobrepasar a Madrid y recuperar la segunda posición. Misma evolución que Araba. En 2020 ocupaba el quinto lugar (14.676 euros), por detrás de Barcelona (14.962 euros). Las posiciones se invirtieron el pasado año. Ese año, la media española fue de 13.637 euros. 

Más allá del dato puntual, las estadísticas muestran que la subida del 3,5% en la renta media anual por persona en Euskadi del año 2021 en comparación con 2020 es consistente con la registrada en Madrid -también del 3,5%- y superior a la de Barcelona (2,1%). Mecanismos como los ERTEs o las ayudas sectoriales promovidas desde Lakua lograron amortiguar el primer impacto de la crisis por la pandemia, un camino en el que ha ido decisiva la resiliencia mostrada por la industria, motor de la economía vasca, y el buen comportamiento del empleo, así como un ahorro embalsado durante 2020 que también permitió afrontar las dificultades.

El Atlas no recoge datos del año 2022, pero sí lo hace la Encuesta de Condiciones de Vida, divulgada en el mes de abril y en la que la renta neta media por persona quedó establecida en 16.427 euros. También publicado esta semana, el informe del Indicador Multidimensional de Calidad de Vida del INE recoge que el índice global en Euskadi es de 103,3 puntos, por el 101,4 que marca de media el Estado. 

No obstante, en la lectura detallada de los datos se observa que, con respecto al año pasado, hay pequeños repuntes en el volumen de población que asegura pasar dificultades para llegar a fin de mes y en el que confiesa tener problemas para hacer frente a gastos imprevistos. Además, pese a que las estadísticas reflejan mejores niveles de ocupación y paro que en comparación con el resto del Estado, el documento del INE proclama también un ligero incremento en los últimos años del número de vascos que se sienten insatisfechos con las condiciones de su puesto de trabajo. Factores como la inflación, la precariedad en sectores como los servicios o el paro juvenil continúan afectando a los salarios de los trabajadores y a las expectativas de una mejora próxima en su calidad de vida. El ahorro generado durante la pandemia, que desempeñó un papel fundamental para contener los primeros efectos de la alta inflación el año pasado, se está evaporando por el impacto de los precios en conceptos como la cesta de la compra -la prórroga del 0% de IVA 

en alimentos básicos apenas compensa las subidas generalizadas- y las hipotecas -con cuotas al alza por el Euríbor-. De hecho, la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) prevé una moderación de la tasa de ahorro de los hogares y estima que volverá “exactamente” a la media histórica del 6,7% en proporción de la renta disponible el año que viene.

Desde la Fundación, se detectó un repunte durante la primera parte del año de la tasa de ahorro fundamentalmente porque los hogares han considerado necesario devolver préstamos de manera anticipada para, de alguna forma, amortiguar el impacto de la subida del Euríbor sobre sus costes financieros. No obstante, el director de Coyuntura y Estadística de Funcas, Raymond Torres, consideró esta semana que esta tendencia “no va a continuar”. 

Desde Funcas, han detectado una aceleración en el crecimiento de la renta disponible de los hogares en términos nominales, que creció un 12,2% interanual en el segundo trimestre -tras el 11% en el primero-, siendo las tasas más elevadas de la serie histórica. Estas cifras son debidas, según Funcas, al crecimiento de las remuneraciones y de las prestaciones sociales -fundamentalmente en concepto de pensiones- que compensan el aumento en el pago de intereses. El incremento del ahorro ha servido para devolver préstamos, según Funcas.