Hace unos días que ha regresado de acompañar al lehendakari a un viaje a Japón con marcado contenido empresarial y económico. Tapia se muestra esperanzada con los resultados que puedan ofrecer los contactos mantenidos, deja entrever alianzas en determinados sectores e insiste en la vital importancia de la innovación orientada hacia la sostenibilidad. “El mundo ha decidido que, para el año 2050, nuestras emisiones tienen que ser netamente cero. Es decir, que lo poco que podamos emitir lo podamos absorber, bien a través de plantación de árboles o de otro modo. Eso significa que los combustibles fósiles van a tender a desaparecer o a que, desde luego, su aportación sea mínima. ¿Cómo lo hacemos? Por una parte, lo sustituimos por energías renovables, es decir, electricidad verde. Pero eso no va a ser suficiente: tenemos aviones, barcos, grandes camiones que circulan por nuestras carreteras y muchas empresas, como nuestra siderurgia, papel, cemento, que están utilizando enormes cantidades de gas natural. Todo eso no va a poder ser sustituido sólo con electricidad. Es preciso encontrar una alternativa. Y una de ellas es el hidrógeno”.

Japón es uno de los grandes ejemplos de tradición e innovación bien casados ¿Con qué sensaciones ha regresado de esa misión en la que ha acompañado al lehendakari?

--La sensación es, en general, muy positiva. Por una parte, porque en Japón aprecian el desarrollo tecnológico y la forma de trabajar de las empresas vascas: la seriedad, el trabajo bien hecho, la palabra dada. Para ellos resulta muy relevante la confianza. En segundo lugar, si hablamos de tecnología, de innovación, de introducir nuevos conceptos en el desarrollo industrial, es evidentemente ellos están más adelantados en unos aspectos. Pero nosotros podemos estar algo más adelantados en otros. Podemos colaborar, aprender unos de otros y, desde luego, no podemos decir que nos encontremos a años luz de lo que está ocurriendo en Japón, todo lo contrario. 

¿Cuál es el camino para seguir avanzando hacia el enorme mercado nipón?

--Hay que continuar con la apuesta por la tecnología para que de nuestros productos sean cada vez de mayor valor. Es el camino que llevamos y, en ese sentido, la impresión ha sido muy buena.

¿En qué sectores tecnológicos cree que se establecerá principalmente la relación con Japón?

--La automoción es un ámbito en el que tradicionalmente Japón ha avanzado mucho y en el que Euskadi posee un sector muy relevante. En cuanto a temas digitales, creo que ellos están muy avanzados en desarrollo tecnológico en su aplicación en el ámbito industrial. Euskadi ha dado un paso muy relevante en ese sentido y creo que podemos trabajar. Sin embargo, ellos, en cuanto a aplicación en el sector público diría que están un poquito por detrás. 

¿Hablamos de la aplicación de la tecnología de última generación en la Administración Pública?

 --Si. Tienen muchísimo respeto a la seguridad, a la ciberseguridad. Por tanto, a la adopción de la digitalización del trabajo en la nube. Y eso supone un freno para la implantación de determinados sistemas. Llama la atención siendo tan avanzados en el sector privado. Ahí tenemos oportunidades. Y también en lo referente a energías renovables, ofshore wind sobre todo, e hidrógeno. Se han producido contactos muy interesantes.

¿Algún otro sector con potencial para la empresa vasca?

 --El de la alimentación y la gastronomía. Es algo muy apreciado en Japón. Pero no solo para degustar, también desde el punto de vista de desarrollo de la industria alimentaria; es decir, de todo lo que es el tratamiento de alimentos y lo relacionado con los objetivos de la sostenibilidad en ese sector. A ellos les preocupa y les ocupa. 

¿Cómo puede aprovechar Euskadi los Acuerdos de Fukushima?

--Fukushima es la región en la que se van a llevar a cabo todos los proyectos piloto con diferentes tecnologías energéticas, sean hidrógenos, sean renovables offshore, sean renovables onshore, solar, biomasa… Contamos con ese acuerdo de colaboración y las empresas ya han empezado a trabajar de forma conjunta. Existe una voluntad clara y así lo transmitió el propio gobernador de la prefectura, Masao Uchibori, diciendo que él iba a transmitir también a sus empresas la necesidad de una relación más fluida y más importante con Euskadi. Vamos a aprovechar para intentar introducir nuestras nuevas tecnologías en todo ese ámbito. Japón, en energía eólica onshore, tiene capacidades y las ha desarrollado. No tanto en eólica offshore, donde las plataformas flotantes que desde Euskadi se están poniendo en marcha tienen un camino importante por recorrer. Japón también está introduciendo la sustitución de gas natural por hidrógeno. Ahí contamos con proyectos en los que podemos colaborar, tanto a nivel de administración pública como de empresas particulares. Es una oportunidad que no podemos dejar pasar.

¿Cómo se logra superar la gran distancia cultural que nos separa de un país oriental, con un alfabeto diferente, con teclados diferentes, con lógicas diferentes, con hábitos diferentes?

 --Si nos ceñimos a cultura empresarial, se parecen bastante a nosotros en cuanto a respeto por el trabajo, el interés por hacerlo bien y la importancia de la palabra dada. Si tú me has dicho que vas a hacer algo, tienes que ser cumplidor. Esto forme parte de nuestra tradición y creo que ellos lo aprecian. Igual que la seguridad en la regulación o en la política. Pero es innegable que en Japón están acostumbrados a unas formas de hacer que nos resultan un poco distintas, no son nada directos. Nunca dicen que no. Hay que saber cuándo te quieren decir que no a pesar de que no te lo estén diciendo. Tampoco es habitual formular preguntas directas. Y, claro, la cuestión del idioma. Por eso es importante contactar siempre a través de una persona de origen japonés. Se sienten más cómodos con alguien de su entorno. Eso si, una vez que se genera la confianza es para siempre.El esfuerzo merece la pena, se trata de un mercado enorme. 

Los aerogeneradores flotantes vascos tienen futuro en Japón. A.I.

Dejemos Japón a un lado y vayamos a un concepto general ¿Qué importancia tiene la innovación en el desarrollo económico?

--No existe desarrollo económico, en industria, en este momento sin innovación, sin desarrollo tecnológico, sin investigación. Tenemos que seguir compitiendo en un mundo global, en un mundo cada vez más competitivo. Nuestros productos deben aportar muchísimo más valor, sobre todo mayor valor tecnológico. Eso pasa por aplicación de investigación, por aplicación de nuevas tecnologías y por desarrollos de innovación en todos los sectores. Es preciso contemplar también ámbitos de gestión, marketing, aplicación de qué ocurre con las personas, cómo las involucramos en los proyectos, cómo introducimos elementos de coinnovación. Todo esos elementos se encuentran presentes en estos momentos y no se entendería una industria vasca competitiva de otro modo.

¿Cómo se pueden sumar las pymes a la innovación?

--En Euskadi contamos con un ecosistema muy importante. Empezando desde el ámbito universitario hasta nuestros centros tecnológicos, se está realizando una apuesta muy potente por nuestras pymes. Innobasque, la Agencia Vasca de Innovación, nos ayuda con el acercamiento a las pymes y micropymes. Incluso las agencias de desarrollo comarcal nos ayudan a permeabilizar el concepto de innovación desde los primeros pasos hasta llegar a grandes proyectos. Un detalle: no olvidemos que en este viaje que hemos hecho a Japón, la mayoría de las empresas que nos han acompañado, eran pymes. Pequeñas empresas que llegan a ser lo que Orkestra, el Instituto Vasco de Competitividad, denomina ‘campeones de nicho’. En ese nicho de oportunidad, a pesar de ser pequeñas o medianas, resultan extraordinariamente competitivas y se posicionan casi como líderes en su mercado. 

¿Es esa la vía para competir?

--Una de las vías. Pero que diferentes empresas, pequeñas o grandes, se unan y sean capaces de ofrecer soluciones completas resulta vital. Creo que el viaje ha servido para ver esa posibilidad y ha ampliado la visión acerca de cómo trabajar desde un ecosistema que es pequeño. Somos un país pequeño, aunque capaces de afrontar retos muy importantes.

Usted es vicepresidenta de una agencia muy relacionada con la innovación y cuya labor ya ha citado: Innobasque.

-- Innobasque nos ayuda a entender un gran informe de innovación que hacen en Europa: el Regional Innovation Scoreboard. Analiza muchísimos aspectos relacionados con la innovación, que no es únicamente cuánto dinero dedicamos a la I D + I, si no dónde radican nuestros puntos débiles y cómo los atajamos. Pondré ejemplos de dos actuaciones concretas que el Gobierno lleva adelante con Innobasque. U na es la de generar cada vez más vocaciones STEM; es decir, que nuestros niños y niñas desde muy tempranas edades vean que en Euskadi existen oportunidades de trabajo asociadas a la ciencia, a la tecnología, a las matemáticas. Y que no son materias ogro, si no que generan oportunidades y que todas somos capaces de abordarlas. En segundo lugar, Innobasque se preocupa de cómo llegamos a las pymes más pequeñas, aquellas que ni siquiera tienen tiempo para empezar a pensar por dónde van a innovar o que no son conscientes de que lo están haciendo.

¿Está dando resultado el trabajo que lleva a cabo la administración a favor de la innovación?

--Rotundamente, si. Cuando empezamos con la digitalización, las empresas reaccionaban con un “otra vez, de nuevo algo diferente”. Sin embargo, ahora casi sale natural que se sumen a los aspectos de digitalización. Se trata de estar o no estar. Y vamos dando el siguiente paso: la sostenibilidad. Cada vez más se va a pedir a un nuevo vehículo que vaya más allá de lo eléctrico, que su fuente proceda de energía renovable; el propio vehículo, el acero que lleve va a tener que ser verde. Constituyen elementos de competitividad que cada vez están más interiorizadas por nuestras empresas. Por cierto, a veces es más sencillo introducir estás innovaciones en las pyme debido a lo complejo de los procesos de toma de decisión en las grandes corporaciones.