El Banco Central Europeo (BCE) organiza desde ayer lunes y hasta mañana en la localidad portuguesa de Sintra el foro en el que se debate sobre política monetaria y se tiene como invitados a los responsables de otros bancos centrales del mundo. En esta ocasión, el cónclave llega con una banca central mostrando su lado más duro pero también más dividido ante una obstinada inflación, especialmente la subyacente (aquella que excluye los componentes más volátiles como la energía o los alimentos). Si hace un año la reunión se vendió como una conjura frente a las subidas de los precios, muchas alzas de tipos después el mensaje sigue siendo el mismo.

Los protagonistas indiscutibles del foro serán precisamente la presidenta del BCE, Christine Lagarde -que dará hoy su discurso-, y el resto de miembros del Consejo de Gobierno del banco central. 

Es patente el enfrentamiento interno que hay sobre cuándo concluir su histórica serie de subidas de los tipos de interés (400 puntos básicos desde el foro de Sintra de 2022) y la cita les da la oportunidad de limar asperezas y ponerse de acuerdo con la Reserva Federal de Estados Unidos), que está a punto de concluir su ciclo alcista, como otros aún más acuciados por la inflación (el Banco de Inglaterra).

El foro de este año en Sintra llega precisamente tras una semana intensa en lo referente a bancos centrales. El pasado jueves, el Banco de Inglaterra (BoE) sorprendía con su regreso a las subidas de 50 puntos básicos meses después llevando los tipos al 5%, máximos de 2008. La lectura de inflación más elevada de lo esperada en mayo con un IPC subyacente aupado hasta el 7% pesó demasiado para los responsables del banco. 

El cuadro semanal lo completaban un banco central de Turquía volviendo a la ortodoxia (650 puntos básicos de subida hasta el 15%) y un Banco Nacional de Suiza (SBN) y un Norges Bank noruego telegrafiando más endurecimiento.

Al otro lado del Atlántico, el presidente de la Fed, Jerome Powell insistió la semana pasada frente a los legisladores de EE.UU. en el mensaje trasladado después de la última reunión, en la que el banco central hizo su primera pausa en las subidas de tipos (en el rango 5%-5,25%), pero telegrafió dos más en 2023: el trabajo todavía no está hecho y todavía quedan alzas para este año. 

Aunque en un principio los mercados no creyeron a la reserva Federal de EE.UU., el halo de dureza desprendido por toda la banca central hace que el mensaje empiece a calar. 

Subida de 0,25 puntos en julio

Es en este contexto en el que el BCE se abre en canal. Una nueva subida de 25 puntos básicos en julio (el tipo de depósito -donde los bancos guardan su exceso de liquidez- llegaría al 3,75%, máximo histórico que no se ve desde el año 2000) está garantizada. La cuestión es si se justifica entonces una pausa para evaluar los efectos, aún por determinar, del endurecimiento de la política monetaria hasta la fecha, o si se requieren más medidas después de la pausa estival para hacer frente al persistente aumento subyacente de los precios.

Banco de Japón

Inflación

Baja a partir de septiembre. El banco central japonés (BoJ) espera que la inflación “se desacelere hacia mediados del años fiscal de 2023 (a partir de septiembre en el caso nipón), pero no caiga por debajo del 2%”, añadió la misma persona En sus últimas previsiones trimestrales publicadas en abril, el BoJ estimó que el índice de precios de consumo (IPC) subirá un 1,8% en el actual ejercicio, que cerrará el 31 de marzo de 2024, ya que espera una reducción de los costes de importación ligado a una estabilización del yen, entre otros factores.