El Estado español solo ha gastado algo más de 8.400 millones de euros del trozo de la tarta de 31.000 millones que le corresponde de los fondos Next Generation EU. Son algo más del 27% de la asignación, en torno a una cuarta parte. La Unión Europea activó en 2020 un plan de inversiones sin precedentes (750.000 millones) para mitigar el impacto de la pandemia y centrado en las actividades con capacidad de generar resortes de crecimiento, según datos hechos públicos ayer por la oficina estadística comunitaria.

La idea estaba muy afinada desde Bruselas, centrada en las transiciones digitales, energéticas y sociales pendientes. Al contrario que en la crisis financiera de 2009, cuando en el Estado se apostó todo al rojo en la ruleta con la construcción por parte del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero porque Europa no se decidió a dar un paso al frente desde el minuto uno.

Entonces, cada estado tuvo que marcar sus prioridades de inversión. Ahora hay unos patrones y, sobre todo, recursos financieros para impulsarlos.

Sin embargo, el dinero no fluye como esperaban las empresas. Los Proyectos de Reactivación para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) ven la luz con limitaciones para su desarrollo y la sensación generalizada es que hay mucho dinero para repartir y, por contra, el criterio de distribución no está a la altura. Todo ello teniendo en cuenta que es muy difícil identificar las necesidades del tejido productivo y acompasarlas con una lluvia de millones que tiene objetivos muy concretos.

Fuentes empresariales consultadas explican en cualquier caso que ese bloqueo no está frenando las inversiones. “La frustración fue importante en el primer momento”, cuando las compañías detectaron que los fondos llegaban con retraso.

A partir de ahí, los proyectos, con fondos UE o con los recursos propios de las compañías, “se han puesto en marcha”. Son actuaciones estratégicas y de una forma u otra han visto la luz y avanzan en su desarrollo. “Que luego llega dinero de Europa, bienvenido sea, pero no podemos renunciar a impulsar la actividad y el crecimiento”, señalan. De modo que las empresas mantienen sus proyectos de inversión, que en la mayoría de los casos suponen su reconversión a un mercado cada vez más exigente y tecnológico. Y con clientes que buscan soluciones casi a medida para sus necesidades de bienes y servicios.

Por eso genera hasta cierto punto desilusión entre las empresas el embudo en la llegada de los fondos Next a las empresas.

Sobre todo porque más allá de los fondos repartidos, hay mucho dinero planificado, comprometido y asignado que, no obstante, no ha circulado aguas abajo, según concretó ayer Eurostat.

Incertidumbre

El esquema del reparto de asistencia siembra muchas dudas. Por un lado, las empresas cuestionan si los fondos llegan la agilidad que requiere el complejo escenario económico y, por otro lado, crece la incertidumbre sobre su capacidad tractora.

El Perte para el vehículo eléctrico y conectado esta diseñado para el sector más permeable a las dinámicas de desarrollo. Apunta a tener un perfil clave en la evolución de la economía vasca.

En ese sentido, el ministro de Industria, Comercio y Turismo, Héctor Gómez, confirmó ayer que el Gobierno español mantiene su objetivo de lanzar la segunda convocatoria del Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC) en junio pese al adelanto de las elecciones generales al próximo 23 de julio.

“La convocatoria se va a mantener”, aseguró Gómez en una rueda de prensa celebrada en Madrid, en donde recordó que trabajan para lanzarla con dos líneas: la de baterías y otra para proyectos individuales con impacto en la cadena de valor del vehículo eléctrico.

De hecho, la Comisión Europea (CE) ha autorizado ya 837 millones de euros para la primera línea y el Gobierno confía en la respuesta “favorable” en el caso de la segunda.

Además, Gómez aseguró que están “en contacto permanente con el sector” para avanzar en ámbitos como los puntos de recarga y que este trabajo no se ha parado pese al adelanto electoral.

Tasa de paro

En este contexto en que la economía sigue creciendo, la tasa de paro de la eurozona se situó el pasado mes de abril en el 6,5%, una décima menos que el mes anterior y su nivel más bajo de toda la serie histórica, según los datos publicados por Eurostat, la oficina comunitaria de estadística.

La tasa de paro de la eurozona se situó así nueve décimas por debajo del nivel previo a la pandemia, ya que en febrero de 2020 el desempleo entre los países del euro era del 7,4%.

Asimismo, en el conjunto de la Unión Europea la tasa de paro repitió en abril por tercer mes consecutivo el mínimo histórico del 6%.

La oficina estadística europea calcula que 13,028 millones de personas carecían de empleo en la UE en abril, de los que 11,08 millones se encontraban en la zona euro. Esto supone un descenso anual de 212.000 desempleados en la UE y de 203.000 en la zona euro.

Entre los Veintisiete, las mayores tasas de paro correspondieron a España, con un 12,7%; Grecia, con un 11,2%; e Italia, con un 7,8%. Por el contrario, las menores cifras de desempleo se observaron en República Checa y Polonia (ambos 2,7%); Malta (2,8%) y Alemania (2,9%).

Los fondos

8.400 millones de euros. El gasto en el Estado de los fondos Next Generation EU supera hasta abril los 8.400 millones de euros, lo que supone algo menos de una 30% del capital comprometido desde Bruselas. Las empresas están adelantando inversiones ante el retraso.

6,5%

Tasa de paro. El porcentaje de desempleo de la Unión Europea bajó una décima en mayo y se situó en el 6,5%, que es su nivel más bajo de toda la serie histórica.