España, Francia y Portugal acordaron ayer jueves impulsar un nuevo “corredor verde de energía” que, a través de una tubería marítima que conectará Barcelona con Marsella, transportará energía, especialmente renovable, desde la Península Ibérica hacia la Unión Europea y también en sentido inverso. De esta manera, se arrincona el proyecto del MidCat para llevar gas a través de los Pirineos, una opción deseada por Madrid pero rechazada de plano por París. Además, la declaración tripartita emitida al término de la minicumbre que celebraron ayer jueves los países antes del Consejo Europeo de Bruselas menciona también el “pleno apoyo” a los esfuerzos para “acelerar” la finalización de la nueva interconexión eléctrica a través del Golfo de Bizkaia, cuya entrada en funcionamiento está prevista en 2027 y cuenta con una inversión cercana a los 2.000 millones de euros.

Pedro Sánchez compareció ayer jueves visiblemente satisfecho ante los medios para valorar un acuerdo que le concede una nueva victoria política en el ámbito de la energía después de arrancar en verano el compromiso a Bruselas de establecer la denominada excepción ibérica para fijar un máximo al precio del gas empleado para generar electricidad. Eso sí, el pacto alcanzado ayer jueves, que deberá ser concretado en diciembre en lo que se refiere a su financiación y plazos, llega después de que el líder del Ejecutivo central no consiguiese mover al presidente de Francia, Emmanuel Macron, de su negativa a respaldar el MidCat, el gasoducto que quería también Alemania para transportar gas por la cordillera pirenaica. Además, el acuerdo manda también al cajón la idea de conectar la Península con Italia, otra de las sugerencias esbozadas por el Gobierno español. Sánchez, que subrayó que el anuncio de ayer jueves se produce “tras muchos meses de trabajo”, destacó que el nuevo proyecto será “coherente” con la transición ecológica, ya que la principal fuente de energía que trasladará será el hidrógeno verde. No obstante, y durante un período “transitorio”, la nueva infraestructura llevará también gas natural. Macron apuntó en su comparecencia que el BarMar, que así se llamará la tubería marítima en alusión a las ciudades de Barcelona y Marsella, aspira a contar con financiación europea, algo que también es deseo del Gobierno.

Otra de las vertientes del acuerdo tiene que ver con el respaldo de los tres países a la conexión eléctrica submarina del Golfo de Bizkaia. Esta instalación submarina, con una longitud de 400 kilómetros entre la subestación de Gatika y la de Cubnezais (en las cercanías de Burdeos), se construirá entre 2025 y 2027. Redeia, el nuevo nombre bajo el que opera Red Eléctrica de España, y su homóloga francesa, Résseau de Transport d’Électricité, desarrollan esta infraestructura, que dispone de una inversión de 1.950 millones de euros. De ese volumen total, un 30% procede de fondos europeos, mientras que un 43% lo aporta la parte española y un 27% la parte francesa. Esta instalación, que permitirá dotar de un mejor abastecimiento eléctrico a Euskadi y que ya cuenta con las resoluciones favorables de evaluación ambiental por parte del Gobierno vasco y la Diputación de Bizkaia, está a la espera de la emisión de un dictamen similar por parte del Ministerio de Transición Ecológica, según transmitieron sus responsables el pasado mes de junio. Esta red permitirá elevar la capacidad de conexión con Francia desde los 2.800 megavatios actuales a 5.000.

EUSKADOUR

Estos proyectos, y el rechazo galo al MidCat, dejan de nuevo en incógnita qué relevancia quiere dar Francia a los gasoductos que conectan su territorio con las instalaciones de Irun y Larrau. El Gobierno vasco ha apostado por la ampliación, en suelo francés, de esas redes de transporte, en especial las vinculadas con el almacén subterráneo de Lussagnet en la región de Aquitania, conectado al rico yacimiento de gas de Lacq. El propio Macron, antes del acuerdo de ayer, afirmó el mes pasado que el gasoducto de Irun está “infrautilizado”. Fuentes del Ejecutivo vasco señalaron ayer que estudiarán en profundidad el proyecto antes de valorar sus implicaciones para Euskadi.

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, remarcó en septiembre la importancia de que Euskadour cuente con mayor capacidad. A partir del 1 de noviembre, la estación de compresión de gas de Euskadour va a ampliar en 1.500 millones de metros cúbicos adicionales la capacidad anual de suministro. Constituye un incremento del volumen máximo de exportación del 18% sobre el actual, de modo que el Estado podría mandar a Francia el equivalente al 6% de su consumo. Los tubos de Irun y Larrau permiten enviar 7.000 millones de metros cúbicos, equivalente a siete barcos de gas natural licuado al mes.