La interconexión eléctrica entre Euskadi y Francia por el Golfo de Bizkaia sigue quemando etapas y, tras varios retrasos, estará operativa en 2027. Así lo trasladaron ayer lunes directivos de Red Eléctrica, la principal compañía del grupo Redeia en una rueda de prensa en Bilbao. El delegado de REE en Euskadi, Antonio González Urquijo, el director de Proyectos de Inversión, Ramón Granadino Goenechea, y, de forma telemática, Juan Prieto, responsable de las obras de la infraestructura, explicaron la situación de una actuación que duplicará la capacidad de interconexión con Europa y contribuirá a alinear el precio de la electricidad con los estándares comunitarios.

Además, tendrá un impacto de unos 400 millones de euros en el PIB vasco y generará alrededor de 6.800 puestos de trabajo entre empleos directo e indirectos principalmente en el sector industrial.

Siete años después de su lanzamiento, la infraestructura está a la espera del visto bueno medioambiental a ambos lados de la muga. Redeia y RTE, su homóloga francesa, han cerrado el proyecto una vez superados los contratiempos que han surgido durante la fase de diseño. Entre ellos, se ha detectado inestabilidad en el fondo marino en la zona de Capbreton, lo que ha obligado a buscar una ruta alternativa. Los números de la interconexión son de vértigo. Con una inversión de 1.950 millones de euros, será necesario tender más de 1.600 kilómetros de cable para conectar las dos subestaciones conversoras que estarán a ambos extremos de la infraestructura.

El extremo vasco estará situado en Gatika, el francés en Cubnezais (cerca de Burdeos). Son 400 kilómetros de tendido y dos cables de ida y otros dos de retorno. Europa aportará algo más de 600 millones de euros, el 30% del total, y Redeia, un 43%. El resto del presupuesto corre a cuenta de la parte francesa.

Cuando entre en servicio, el cable permitirá duplicar la interconexión de la red eléctrica española con el sistema europeo. Aumentará así la capacidad de evacuación de la energía renovable que se genera en el Estado, lo que se traducirá, entre otras cuestiones, en un descenso del precio de la luz para los consumidores de este lado de la frontera.

No es posible cuantificar ese ahorro, entre otras cuestiones porque se desconoce cuál será el precio del pool dentro de cinco años, pero el paso será importante. En estos momentos, las interconexiones existentes con Francia están "colapsadas" el 75% del tiempo. Es decir, el sistema peninsular se desconecta de Europa tres de cada cuatro horas del día y eso obliga casi siempre a parar la generación de energía renovable, que es la que tiene capacidad para abaratar el coste de la luz.

En el momento en el que esté activo el cable del Golfo de Bizkaia la saturación bajará hasta el 60%. Un porcentaje que "no es suficiente" para cumplir con los objetivos de interconexión, afirmó Juan Prieto, si bien rebajará en gran medida las tensiones de los precios.

El delegado de Redeia en Euskadi, Antonio González Urquijo, destacó además que el proyecto final tendrá impacto mínimo en ambos lados de la frontera. La parte terrestre, 13 kilómetros en Euskadi, irá soterrada y además Red Eléctrica desmantelará 20 kilómetros de tendido aéreo en el lado vasco. Es una línea que lleva 40 años formando parte del paisaje de la zona.

Impacto en el PIB400

millones de euros es el impacto económico estimado de la interconexión eléctrica entre Euskadi y Francia por el Golfo de Bizkaia. Redeia, la matriz de Red Eléctrica, cuenta con 138 proveedores vascos. Según sus cálculos, las actividades ligadas a la puesta en marcha de la infraestructura generarán cerca de 6.800 empleos de durante los tres años de construcción.