“Euskadi no es una isla ni un oasis en medio de un contexto económico turbulento”, señaló ayer miércoles el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, al dar a conocer las previsiones de la economía vasca para este año. El Gobierno vasco ha revisado el dato de marzo tras el estallido de la guerra de Ucrania y ahora prevé un crecimiento del 4,3% para 2022, dos décimas menos que el inicialmente fijado, y del 2,1% en 2023, la mitad de lo previsto entonces, que era un 4,1%. La recuperación de los niveles pospandemia se pospone así a 2024.

Azpiazu explicó que durante el segundo trimestre de este año “varios shocks han sacudido una economía mundial ya debilitada por la pandemia”. Y enumeró la inflación, superior a lo previsto en todo el mundo, una desaceleración mayor de lo previsto en China y la invasión de Ucrania, que “está lastrando el crecimiento y ejerciendo una presión alcista adicional sobre los precios, sobre todo en el caso de los alimentos y la energía, y que está afectando la confianza de las empresas y los consumidores”.

Esta revisión de las previsiones se ha hecho después de que se constatara que el Producto Interior Bruto vasco en el segundo trimestre creció en términos interanuales un 5%. Sin embargo, pese a este “impulso” de la economía, el viceconsejero de Economía y Fondos Europeos, Iñaki Barredo, reconoció que se está produciendo una desaceleración en el ritmo del crecimiento del PIB que se extiende a todos los sectores principales. El principal damnificado es el sector primario, que ya inició la tónica de desaceleración en el primer trimestre de 2021 y terminará el año con un decrecimiento del valor añadido del -4,6%. “Es el sector con el comportamiento peor de toda la economía”, reconoció el viceconsejero. Es más, la peor parte llegará en el segundo trimestre de 2023, cuando el sector primario caerá un 11,3%.

La industria, por su parte, anotó un crecimiento muy significativo en el segundo trimestre, del 6,1% interanual, pero los datos más recientes señalan que en los meses de verano su actividad se ha frenado. Las causas: la elevación de los costes, la subida de tipos de interés y la incertidumbre. Se prevé que el sector crezca un 5,2% a finales de año y apenas un 0,2% en 2023.

Los servicios, que ya han recuperado totalmente el nivel previo a la pandemia, tuvieron un crecimiento hasta del 5,6% en el segundo trimestre de este año, una tasa muy cercana al valor medio alcanzado en 2021 (5,8%). Para todo el año se prevé un crecimiento del 4,7% y para el próximo ejercicio, del 2,9%.

Por último, en la construcción se percibe el evidente impacto del encarecimiento de las materias primas en los mercados internacionales, que cuestiona la rentabilidad de algunas obras que podrían ponerse en marcha, por lo que los visados para la realización de nuevas viviendas se han reducido en los últimos meses y la licitación oficial pasó a tasas negativas tras seis trimestres de fuertes incrementos.

“El fuerte impulso de la economía vasca en el segundo trimestre no esconde que se está produciendo una desaceleración en el ritmo de crecimiento, que se extiende a todos los sectores principales.”, coincidió Azpiazu, quien destacó que la inflación sigue siendo “el punto débil de las economías desarrolladas, puesto que condiciona las decisiones que puedan tomar los agentes económicos.

“En el caso de Euskadi, el IPC de agosto -último conocido- se elevó hasta el 10,3% y parece que la senda ascendente se ha frenado. Buena parte de ese incremento se concentra en los alimentos y en la energía, que ya han empezado a abaratarse, pero se necesitará tiempo para que se traslade al resto de productos”, explicó.

La revisión de las previsiones económicas se produce a las puertas del Consejo Vasco de Finanzas que pondrá en marcha la maquinaria presupuestaria. En este sentido, Azpiazu recordó que el Gobierno vasco se encuentra en plena elaboración de los presupuestos de 2023 y que la administración pública “tampoco escapa a los efectos de la inflación”, de forma que “se enfrenta a mayores gastos para proveer el mismo nivel de servicio público”.

Empleo

En cuanto al empleo, el Gobierno vasco prevé una significativa reducción del 8,8% de media este año y del 8,3% en 2023, lo que se traduce en la creación de alrededor de 26.000 puestos de trabajo este año y cerca de 12.000 el próximo. Por otro lado, Azpiazu hizo referencia a lo que ha denominado el “festival fiscal”, subrayando que “estos meses” se están presentando “una catarata de propuestas de nuevas figuras impositivas, que el Gobierno vasco y las Diputaciones Forales conocen por los medios de comunicación”.

“Quiero mostrar mi malestar, y demandar una forma más seria de colaboración entre administraciones. Euskadi cuenta con un régimen de financiación que es el Concierto Económico Vasco, régimen basado en acuerdos bilaterales. Espero que la esencia de la bilateralidad se imponga”, reclamó, para advertir que esto va a afectar a los ingresos y a las posibilidades para hacer el presupuesto.

Preguntado por una posible subida salarial a funcionarios del 3,5% en el Estado, Azpiazu explicó que el Gobierno vasco está limitado legalmente por la subida estatal en el máximo, y aunque podrían subir menos, no lo van a hacer porque quieren “mantener la capacidad adquisitiva del conjunto de trabajadores”.