Es una parte de la población numerosa, y más que lo va a ser. Y además, con un poder adquisitivo importante, y por ello, el peso que representa para la economía de cualquier país es clave. Como dato significativo señalar que la contribución de los sénior al PIB de la UE en 2025 alcanzará entre 5,7 y 6,4 billones de euros, duplicando prácticamente su volumen de la década anterior (un tercio del total).

Si bien es cierto que contar con una población envejecida no es lo más idóneo para un país, no hay que ver únicamente la parte negativa, ya que esta situación también ofrece una gran ocasión: la de crear y mejorar productos y servicios orientados a este segmento de la población.

En el caso de España, es el segmento poblacional con el mayor poder adquisitivo del país, un 12% superior al resto. Así, el 40% tiene unos ingresos anuales superiores a los 25.000 euros, según El Libro Blanco de la Silver Economy en España. Por otra parte, el I Barómetro del Consumidor Sénior, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre en 2020, confirma que un 56% de los consumidores sénior es capaz de ahorrar todos los meses, y que un 60% se siente seguro al afirmar que su situación económica no empeorará en los próximos años.

Otros datos a tener en cuenta es que poseen el mayor patrimonio, concentrado principalmente en el sector inmobiliario, tienen capacidad de consumo y, por tanto, generan riqueza en la sociedad.