La economía europea se encuentra "de facto" en una situación de estancamiento, después de que en el primer trimestre el PIB aumentase apenas un 0,2% y del empeoramiento de la situación a partir de finales de febrero como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, lo que acentúa la necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) actúe con prudencia, según ha señalado el ejecutivo italiano de la institución, Fabio Panetta.

"La economía europea está estancada de facto", ha reconocido Panetta en una entrevista con el diario italiano 'La Stampa', donde ha apuntado que el crecimiento de la región del euro habría sido "esencialmente cero" sin los picos únicos de crecimiento en ciertos países, ya que las principales economías están sufriendo.

En este sentido, el italiano ha advertido de la importancia de "ser prudentes", reconociendo lo que el banco central puede hacer, pero también lo que no puede hacer, ya que la inflación está siendo alimentada por factores internacionales sobre los que la política monetaria solo tiene un efecto limitado, dado que los impulsores de la inflación son globales, no europeos.

"No podemos controlar la inflación por nuestra cuenta sin generar costes elevados para la economía. Necesitamos actuar en múltiples frentes, no solo a través de la política monetaria", ha apuntado Panetta.

En este sentido, el italiano ha defendido que el BCE "puede y debe" evitar que la elevada inflación se arraigue en la economía, lo que llevaría a que los aumentos de precios temporales se conviertan en un fenómeno estructural y permanente.

"Reaccionaríamos con decisión, por ejemplo, si observáramos un deterioro en las expectativas de inflación o incrementos salariales que fueran inconsistentes con nuestra meta de inflación del 2% en el mediano plazo", ha explicado, subrayando que "no hay pruebas claras de que esto esté sucediendo", pero no puede ignorarse el riesgo de que así sea.

En cualquier caso, con una inflación real y esperada a medio plazo en torno al 2%, el italiano ha considerado que el banco central puede reducir gradualmente el nivel de acomodación monetaria, por lo que ha indicado que, en las circunstancias actuales, es posible que ya no sean necesarias las tasas negativas y las compras netas de activos.

A este respecto, para el ejecutivo del BCE no es mucha la diferencia de si los tipos suben dos o tres meses antes o después, sino que "lo que importa es la señal, el sentido de la marcha", por lo que en las próximas semanas el BCE decidirá cuándo en el tercer trimestre terminarán las compras netas de bonos y entonces se tomará la decisión sobre los tipos.

"Pero sería imprudente actuar sin haber visto primero las cifras concretas del PIB del segundo trimestre", ha advertido.