La teoría económica clásica considera que el ilustrado homo sapiens, término acuñado por el naturalista sueco Linneo (1707-1778) que se refiere a la consideración del ser humano como «animal racional», toma sus decisiones de forma razonada en mercados que funcionan de forma eficiente. El caso es que considera a la Naturaleza como un ser inferior fuente inagotable de recursos de donde podemos abastecernos de forma perpetua. La cuestión es que el individualismo nos ha llevado a niveles insostenibles en términos globales.

En este sentido, la teoría de la elección racional (rational choice), con Adam Smith como precursor, hasta Milton Friedman, concibe al individuo como alguien cuyas acciones van dirigidas a maximizar la utilidad y beneficio que pueda sacar de cada situación. El caso es que piensa en sí mismo y no en términos colectivos.

La teoría del comportamiento económico moderno (behavioral economics), sin embargo, considera que los modelos económicos se basan en una descripción idealizada y poco sensata del comportamiento humano. En este sentido, el homo economicus no es tan lúcido como los economistas clásicos consideran, sino que, tal y como considera el propio Richard Thaler, nobel en economía en 2017 la gente corriente se parece más a Homer Simpson jugando a «pinto pinto, gorgorito» al comenzar el proceso de fusión del reactor principal, antes de pulsar el botón acertado para parar la catástrofe en la central nuclear.

Es evidente que el enfoque antropocéntrico de Homer economicus nos ha llevado a niveles de desarrollo humano que han generado ciertos desequilibrios en la Naturaleza y profundas desigualdades sociales y económicas entre unos pueblos y otros. En este sentido, el desarrollo económico requiere un cambio en los métodos de extracción, producción, transformación, transporte y consumo de bienes y servicios para el mercado.

En definitiva, la Biomimesis trata de explorar el vínculo entre los ecosistemas naturales y los sistemas económicos de los humanos para buscar soluciones ambientales inteligente e innovadoras. Se fundamenta en la "economía de la Naturaleza" y su circularidad, para contribuir al bienestar de todas las personas ,sin dejar a nadie atrás, como proponen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en armonía con el medio natural. Este enfoque nos permitirá desarrollar prácticas empresariales y comerciales sostenibles bio-inspiradas para un consumo inteligente inter e intra generacional.

Consideramos que la inspiración en la Naturaleza y en los ciclos, procesos y funciones naturales pueden aportarnos nuevas fórmulas de progreso, dado que la misma ha desarrollado durante millones de años soluciones inteligentes, resilientes y entrópicas por ende sostenibles. Desde la perspectiva biomimética, la premisa central es que el respeto a la Naturaleza y la biodiversidad deben ser el motor para la transformación de la civilización, donde la Naturaleza es la medida, modelo y el mentor. Si el siglo XX fue el de los Derechos Humanos, el siglo XXI debe ser el siglo del de la Naturaleza como sujeto de Derecho.

La Biomimesis (de bio, "vida", y mimesis, "imitar"), también conocida como biomimética, es la ciencia que estudia a la Naturaleza como fuente de inspiración e Innovación. La premisa fundamental de la Biomimesis se basa en que la naturaleza es sabia, ella tiene sus propias estructuras económicas que son muy eficientes en términos sostenibles al dotarse de ciclos cerrados de materiales, de energía solar y de información vía ADN y cadena trófica.

Es evidente que se trata de algo complejo que requiere de un enfoque multidisciplinar. De ahí que hayamos conformado un selecto grupo de investigadores de diversas disciplinas (desde la arquitectura, la ingeniería, la biología, la economía, derecho, filosofía € hasta las artes).

Ante este escenario de una sociedad en riesgo que converge hacia una crisis de civilización se proporciona un espacio para la reflexión y la puesta en valor de diversos proyectos bioinspirados en los que se propone emular a la naturaleza.

Un ejemplo es el que cuentan los lugareños de la isla del Hierro (en Canarias) donde el árbol Garoé (Oreodphne Foetens Nees) saciaba la sed de los primeros pobladores, ya que de sus hojas manaba agua atrapada de las brumas. Así también las mallas instaladas por la ONGD Zabalketa y el Instituto de Capacitación del Oriente, en las montañas de Bolivia, consiguen recoger el agua de las nieblas a su paso. Este aporte de agua permite mejorar el abastecimiento de las familias campesinas durante los meses sin lluvias y la reforestación de zonas degradadas.

Vinculados a la naturaleza surgen también proyectos en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Noemí Peña directora de emprendimiento y responsable del programa de emprendimiento (ZITEK) del Campus de Bizkaia nos cuenta que existen varios proyectos basados en la Biomimésis. Los más destacados son la junior empresa Bee Agritech que desarrolla productos y servicios agroecológicos que permiten transitar de una agricultura convencional a una ecológica promoviendo las bases para la sobrevivencia de las abejas y humanos. La empresa Auziker colabora con investigadores de la UPV/EHU en la creación de cebos para entrenar a los perros a detectar el virus COVID-19. Amaltea, realiza análisis y predicción del estado de salud en explotaciones ganaderas de vacuno, basado en el perfil lipídico de la leche. La empresa Roseo produce aerogeneradores de energía eólica para la mejor utilización del viento en entornos urbanos. Estos son solo algunos de los ejemplos que se desarrollarán en un curso de verano.

Existe un gran campo de trabajo en este área y si están interesados/as en conocerlo en más detalle durante los días 8 y 9 de julio, en horario de tarde, contaremos con una serie de conferencias en el marco de los cursos de verano de la UPV/EHU, acompañada de unas exposiciones en una sala contigua y unos talleres en simbiosis con la naturaleza, que se desarrollarán en el Parque Doña Casilda y en Artxanda.

Para más información:

https://www.uik.eus/es/biomimesis-una-propuesta-multidisciplinar-para-afrontar-los-retos-de-sostenibilidad-post-covid