No tendremos una sociedad si destruimos el medio ambiente". Esta frase resume a la perfección qué ocurrirá si no se respeta el entorno y no se tiene una responsabilidad sobre él. Fue el 25 de septiembre de 2015 cuando los líderes mundiales sellaron en la ONU un pacto con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una guía de 17 retos a cumplir para 2030. Más allá de las acciones de los gobiernos y las personas a título individual, está el papel que desarrollan las empresas sobre esta línea. Una de ellas es Zabalgarbi, que desde hace años tiene claro que debe ser responsable con el entorno. No en vano, la directora de Responsabilidad Social y Medio Ambiente, Inés Alonso, afirma que "la innovación va en nuestro ADN". Una mirada a los nuevos medios y tecnologías para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. De hecho, la ONU reconoció la aportación medioambiental de plantas como la de Zabalgarbi, por su papel clave en las políticas de gestión de residuos y en la reducción de gases de efecto invernadero.

En 2020, Zabalgarbi tuvo que adaptar su trabajo para dar respuesta a otro tipo de residuos que no habían gestionado por efecto de la pandemia (las mascarillas, por ejemplo, no se pueden reciclar y deben someterse a un tratamiento específico que destruya cualquier resto de virus), e Inés Alonso pone en valor que "ha sido un año complicado pero en el que se ha visto que el sistema de gestión de Zabalgarbi funciona". Y todo ello implantando "más de cuarenta medidas de seguridad" para evitar cualquier riesgo. Con ese balance positivo con el que se cerró 2020, este 2021

tienen grandes cifras en mente. "Prevemos tratar 221.000 toneladas de residuos, produciendo 620.185 MWh de electricidad", detalla la directora de Responsabilidad Social y Medio Ambiente. El trabajo de valorización energética que desarrolla Zabalgarbi anualmente permite generar y devolver a la red eléctrica aproximadamente el 35% del consumo de energía que se gasta en el ámbito doméstico. Con una trayectoria de 16 años en la gestión de residuos, Zabalgarbi ha visto cómo evolucionaba la tipología de residuos que llegaban a su planta. "Cada día comprobamos que viene un residuo más homogéneo, procedente de plantas de separación o de reciclaje que es la parte que finalmente no se puede reciclar", subraya Alonso, quien destaca cómo se ha incrementado el volumen de productos por la pandemia y el uso que tanto personas como instalaciones sanitarias han hecho de ellos. "En un momento como el que estamos viviendo por el covid-19, han crecido considerablemente los residuos generados en hospitales y centros de salud". Por ello, "Zabalgarbi, junto con otras empresas de Bizkaia, forma parte de la solución al tratamiento de esos residuos". Toda esa gestión es posible gracias "a disponer de recursos económicos para innovar", según reconoce Alonso para quien el verdadero valor de la planta es que "el recurso más necesario son las personas. Muchas veces, con poca inversión, la creatividad del equipo hace posible mejoras importantes". Los principales proyectos en los que se ha implicado Zabalgarbi en los últimos años están respaldados por el Gobierno vasco. Por un lado, está el proyecto I+D LOWCO2, que tiene como objetivo "disponer de nuevos equipos y procesos que permitan reducir las emisiones de CO2, y propiciar la generación de nuevas cadenas de valor basadas en el aprovechamiento del CO2 capturado", según explican desde la empresa. La segunda de la propuestas es Recygas, en la que Zabalgarbi colabora con Sener y FCC para mejorar la tecnología de la valorización, a través de la gasificación de los residuos. Además, las pruebas desarrolladas en este proyecto, están destinadas a posibilitar la producción de algún otro producto final, como por ejemplo, biometanol.

RESPONSABILIDAD

El concepto de reciclar ya está interiorizado en casi todas las personas e incluso en las calles (con papeleras para separar los residuos) se percibe esa responsabilidad con el medio ambiente. Por ello, en Zabalgarbi continúan con su apuesta por respetar el entorno. El reconocimiento que dio la ONU a esta tecnología a finales de 2020, se ha visto refrendado con un estudio reciente en el que se pone en valor la importancia detrasladar los residuos a plantas de valorización energética frente a su traslado a vertederos. El informe de G-Advisory destaca la enorme diferencia entra una opción y otra. "Los vertederos generan un 245% más de emisiones de gases de efectos invernadero frente a la valorización energética", apuntala este estudio. Además, se destaca que este proceso de producción energética tiene también un plus al evitar que se produzcan gases de efecto invernadero para generar energía procedente de combustibles fósiles. Y, por último, este sistema reduce la presencia de residuos en vertederos en un 90%.