El máximo responsable de la Cámara de Bilbao, José Angel Corres, se muestra optimista pese a todo, “me quedó con que en un tiempo récord, en el mundo se han podido investigar, desarrollar y producir media docena de vacunas contra el covid-19 Para mí esto es un mensaje de esperanza, de que hay capacidades para salir adelante”, aunque reconoce que hasta que no se avance en la vacunación, la economía no volverá a crecer con normalidad. Corres piensa que “no es el momento para subir los impuestos” pero sí cree de justicia compensar a los sectores económicos a los que se les ha limitado la actividad y considera que la transición energética en Euskadi hay que hacerla aprovechando las capacidades industriales del país.

Si la hostelería ya tenía problemas, ahora el País Vasco, en general, y Bilbao, en particular, pierden un evento como la Eurocopa.

—La decisión de que Bilbao no sea sede de la Eurocopa no es una buena noticia, sobre todo para el sector servicios, y en concreto para el turismo, la hostelería y el comercio, que están muy afectados por el impacto económico que ha originado la virulencia de la pandemia. La designación de Bilbao hubiera servido, sin duda, para activar la economía de Bizkaia y potenciar la imagen de Euskadi en el mundo. Dicho esto, hay que aplaudir la coherencia de las instituciones vascas que han primado las medidas sanitarias y preservado la salud de las personas por encima de todo.

A la hostelería se le está hundiendo el negocio para combatir la pandemia. ¿Habrá que hacer algo?

—Sin duda porque, obviamente, no tiene culpa de nada. El problema lo creamos los que vamos a los locales y bajamos la guardia, no guardamos distancias, nos quitamos mascarillas, etc. Habrá que buscar alguna forma de compensar al sector y esto, que supone una redistribución de los recursos, es algo que, normalmente, se hace vía impuestos. La administración tendría que arbitrar alguna medida de apoyo.

¿La hostelería necesita una reconversión?

—No sé. Este negocio lleva años cambiando, desde la entrada en Europa es más caro estar consumiendo en la calle. Lo que está claro es que en esta actividad económica, como en todas, se necesita la mayor profesionalización posible. Y la situación del empleo en este sector llama a una reflexión. Empieza a ser habitual que mucha de la gente que trabaja en este área sea de fuera. Habría que preguntarse por qué los vascos no quieren trabajar en este sector y en otros muchos. Cuando uno viaja a Iparralde, o a Italia, o a centro Europa el personal es en su mayoría local. Está claro que todos queremos tener más tiempo libre, mejores horarios laborales etc pero luego no podemos decir que no hay empleo.

Hay cantidad de negocios en las calles con el cartel de Se cierra. ¿Cómo ve el tema del comercio?

—Complicado porque han coincidido en el tiempo varias circunstancias que han hecho que la coyuntura sea lo peor de lo peor. Por un lado, esta crisis ha coincidido con el relevo de toda una generación que se jubila y prefiere dejarlo porque el comercio ya no es el negocio que era aunque creo que tampoco se ha trabajado lo suficiente para fomentar un relevo adecuado. Por otro lado, el comercio por internet ha venido para quedarse porque da un servicio las 24 horas, los 365 días del año, y con las restricciones de movilidad de la pandemia se ha agudizado una tendencia que ya estaba. El problema es que igual parte de nuestro comercio no ha hecho los deberes en su momento.

¿Hay que recortar los precios de los alquileres de las lonjas comerciales en el País Vasco?

—Este es un mercado libre y, al final, la ley de la oferta y la demanda irá adecuando los precios a la realidad económica. No hay que olvidar que para muchos comerciantes u otros, el local en propiedad era su fondo de pensiones para la jubilación. En su día hicieron el esfuerzo económico de comprar un local y ahora le quieren sacar un rendimiento. Es legítimo. Dicho esto creo que se llegará a un equilibrio porque la oferta es mayor que la demanda y bajarán pero el problema del comercio tradicional no son los alquileres sino la competencia del e-commerce.

¿Deben competir con las mismas reglas el comercio físico y el electrónico?

—Sería lo ideal pero no es fácil que gigantes como Amazon, Aliexpress, etc. tengan la misma fiscalidad o las mismas obligaciones que la tienda de la esquina. Porque los grandes pueden realizar ingeniería fiscal y decidir dónde, en qué país, pagar sus impuestos o acogerse a según qué normativas. Sin salir de Europa, no es lo mismo Euskadi que Irlanda o las islas británicas del canal. Creo que las tasas Google, Tobin, etc. son necesarias y estarían bien pero no veo en un mundo globalizado cómo se pueden imponer porque hay intereses muy encontrados. No es lo mismo los EE.UU. de Trump con sus multinacionales digitales, que la Alemania de firmas más tradicionales como Siemens, Mercedes, Bosch, etc.

La industria vasca no pasa por su mejor momento como se ve en sectores como acero, oil&gas, aeronáutica o automoción.

—Su evolución está ligada en buena parte con la transición hacia un mundo más descarbonizado. Este es un proceso imparable y los recursos de los fondos europeos Next Generation EU van a apoyar esta transformación para eliminar los combustibles fósiles pero si a esta tendencia se le suma la caída de los precios del petróleo que ha hecho que las instalaciones más caras de producción, como las plataforma marinas, se paren, el resultado es una menor demanda para fabricantes vascos. Para el sector ligado al petróleo el futuro no es tan positivo como para el de las energías renovables, el hidrógeno etc pero la transición no va ser de un día para otro y Euskadi no puede prescindir del mismo. En cambio, en el aeronáutico soy optimista pues creo que cuando pase esta pandemia se volverán a recuperar los vuelos, sobre todo de ocio. En cuanto a los viajes de negocios sí es verdad que con el auge de las teleconferencias no volverá a ser igual pero también pienso que en los negocios, el vis a vis sigue siendo necesario. Por último, en relación al automóvil, una industria clave en Euskadi, aquí no podemos prescindir de nadie. Y hay que hacer la transición desde el motor de combustión hacia el automóvil eléctrico sin lastrar lo que tenemos porque el coche eléctrico, en el actual estado de desarrollo de las baterías, no es competitivo, ni por precio, ni por prestaciones, y no es una alternativa como único coche familiar. Hoy en día tener el coche eléctrico es un lujo.

El puerto de Bilbao a nivel de infraestructuras está a primer nivel pero no consigue crecer en tráfico. ¿Por qué?

—Bueno hay dos cuestiones. Hay un problema de competitividad ligado al funcionamiento de la organización del trabajo, de la estiba, en concreto. La infraestructura y las instalaciones no son un factor limitativo de nada. Es verdad que el acceso ferroviario es mejorable pero pese a todo es el puerto del Estado español con mayor participación del ferrocarril en el transporte. El problema es que la estiba se tendría que adaptar a la normativa legal, y no lo digo yo, lo dice Europa y lo dicen las autoridades de Competencia. Las empresas han invertido mucho dinero en grúas, almacenes... y están trabajando igual que hace 60 años y eso no puede ser. Por otra parte, el puerto vasco tiene un problema de situación geográfica pues está abierto al Atlántico, a Europa y América, y hoy en día el mayor crecimiento de los intercambios comerciales mundiales se ha desplazado al eje Asia-Pacífico y las cargas que llegan a España desde China, por ejemplo, acceden por los puertos más cercanos a Oriente, como son Valencia o Barcelona. Además, en el hinterland del puerto tampoco ha crecido la población, ni la industria, con lo que es difícil que el tráfico pueda crecer.

Con China creciendo y Estados Unidos defendiendo su posición, ¿dónde queda Europa?

—Si no se reacciona, Europa va camino de ser el parque de atracciones del mundo.

Existe preocupación por la hipotética pérdida de las instalaciones de La Naval, ¿cómo ve el tema?

—Si estamos donde estamos es porque se ha tenido que ir a un proceso concursal y trocear el antiguo astillero pero creo que no nos podemos permitir perder 1.500 metros de línea de atraque en la ría, una grada y un dique seco porque no hay más en Euskadi. Esas instalaciones son las última oportunidad en el País Vasco para desarrollar determinadas actividades ligadas al sector naval o para instalar una empresa con vocación global. Creo que es un lujo que no nos podemos permitir, destinarlas a actividades logísticas que pueden ir a otros sitios.

Los casos de Euskaltel, Gamesa, ITP... recuerdan la importancia de no perder centros decisión en Euskadi. ¿Qué se puede hacer?

—No sé. Ya dije que no era un buena noticia para el País Vasco. Es verdad que las empresas vascas que crecen y son eficientes se ponen en el escaparate y hay mucho dinero en el mundo para poder comprarlas. Yo miro con envidia a La Caixa, con Criteria. Igual el tener un banco público vasco, y todo el mundo sabe cuál es, como inversor, ayudaría.

¿Cómo ve la economía?

—Los indicadores no son buenos. A futuro habrá que acostumbrarse a vivir con la incertidumbre porque además los ciclos económicos son más cortos. Es verdad que el empleo aguanta pero, en parte, gracias a los ERTE. Temo que se quede gente en el camino porque en tanto no se avance en el control sanitario de la pandemia y se eliminen las restricciones no habrá avance económico. Ahora toca aguantar.

¿Faltan empresarios en Euskadi?

—Ahora el terreno para ser empresario no es el más propicio porque vivimos en un Estado de Bienestar en el que buena parte de las necesidades las tenemos cubiertas. La generación de nuestros padres emprendía por necesidad y lo hacía a nivel local, que era mucho más sencillo. Hoy en día el emprendimiento hay que verlo a nivel mundial y es más complicado. Además, tenemos la clase política que tenemos, con un espíritu más funcionarial que emprendedor.

“En la crisis del comercio vasco se han juntado el relevo generacional y el auge del e-commerce con la pandemia”

“Creo que tasas como Google, Tobin... están bien pero no veo cómo poder implantarlas en el mundo”

“Mientras no se avance en el control sanitario del covid y se quiten las restricciones no veo crecimiento económico”

“Hoy en día, con el actual estado de desarrollo, el coche eléctrico no es una verdadera alternativa”