La consecución de los retos que plantea la eficiencia energética requiere de la implicación de todos: organismos públicos y privados, empresas y, por supuesto, de la propia sociedad en su conjunto. Tanto en la Comunidad Autónoma Vasca como en la Comunidad Foral de Navarra, las instituciones llevan tiempo tomando cartas en el asunto.
En el ámbito institucional, en Euskadi se están impulsando muchos planes para la sostenibilidad energética, entre los que se incluyen medidas para reducir el consumo energético y para impulsar las energías renovables en los servicios e instalaciones que dependen de las administraciones públicas. También, medidas de ayuda para favorecer la eficiencia energética en el mundo empresarial y en los hogares.
La Estrategia Energética de Euskadi 2030, elaborada por el instrumento de planificación que recoge los fundamentos de la política energética vasca hasta 2030, es la hoja de ruta a seguir.
El escenario objetivo para la consecución de las metas propuestas es el año 2030, con la puesta en marcha de unas actuaciones estratégicas que suponen un importante esfuerzo, sobre todo en aquellos sectores más atomizados como el de la edificación y el transporte.
Los puntos clave de la política energética vasca alcanzan diferentes ámbitos. El primero de ellos es maximizar el fomento de la eficiencia energética y propiciar la incorporación de nuevas instalaciones de aprovechamiento de las energías renovables en la industria, aprovechando las posibilidades de ahorro existentes en el sector y renovando e incorporando nuevas instalaciones de cogeneración de alta eficiencia. El objetivo final es reducir sus costes energéticos, mejorando su competitividad y sostenibilidad.
A ella se le une la intensificación de actuaciones en materia de ahorro energético y de incremento del equipamiento de instalaciones para el aprovechamiento de las energías renovables en los edificios, que permita reducir la factura energética, sobre todo en lo que hace referencia a los edificios y alumbrado público de la administración pública vasca.
Otro de los sectores en los que va a incidir la estrategia energética vasca es en el de transporte. Para ello, uno de los retos es avanzar en la movilidad sostenible, sabiendo que las actuaciones en este sector requieren cambios estructurales a largo plazo, a través de un uso más racional y sostenible, mediante el fomento del transporte público, o la incorporación paulatina de vehículos alternativos al petróleo y de menor consumo específico.
El tercero de los ejes es la mejora de la sostenibilidad del parque de generación eléctrica mediante la incorporación de nuevas instalaciones de renovables y cogeneración, incrementando la generación distribuida y fomentando el autoconsumo.
Para el gobierno navarro, la prioridad es potenciar la eficiencia energética, es decir, aquella que no se consume.
El plan vasco de energía pone especial énfasis en el sector de la edificación. En este sentido, cabe recordar cómo desde junio de 2013 es obligatorio para toda vivienda o local que se vaya a alquilar o a vender tener el Certificado Energético (Real Decreto 235/2013), tanto de nueva construcción como edificio/vivienda/local existente, un certificado que debe estar acreditado por un técnico competente (ingenieros, ingenieros técnicos, arquitectos o aparejadores). Dicho certificado evalúa la eficiencia energética del edificio calificándolo con una letra que varía desde la A, para los más eficientes, a la G para los menos.
Lo último |